Mario E. Fumero
(Tomado del libro “Cristianismo: En crisis y decadencia”
No podemos ignorar que vivimos un cristianismo decadente, envuelto en crisis de valores y ataques por todos los frentes. Uno de los ataques más importantes, y que produce decadencia en la fe, es el estilo de vida contradictoria de los cristianos, que no viven las enseñanzas Jesucristo, siendo absorbidos por una sociedad consumista y egoísta, lo cual ha incrementado, dentro de la sociedad norteamericana, una generación de jóvenes ateos y escépticos, siendo estas las cifras más altas en su historia[1].
EVOLUCIÓN DEL ATEÍSMO
Desde las épocas más remotas el ser humano ha tenido la necesidad de encontrar una respuesta a lo desconocido, y una explicación a su sentido de “ser”, mostrando una necesidad de buscar alguien superior que le diera esperanza de una existencia más allá de la muerte. En el principio del libro de Génesis, encontramos a Dios como fuente de todo lo que existe, pero la Biblia no trata de razonar, ni explicar la existencia de Dios, sino que afirma que el que se acerca a él, tiene que creer en su existencia como el principio de la vida[2]. No existe ningún texto que trate de demostrar la existencia de Dios, más bien se refiere a aquellos que no creen en Dios como necios[3].
En la época primitiva la ciencia no había avanzado, así que cuando estamos refiriéndonos al libro de Génesis, la humanidad entendía que detrás de todo lo creado tenía que haber un ser superior, y de forma distorsionada le adoraron, ya sea el sol, la luna, la naturaleza, y por último, divinidades inventadas con ideas mitológicas, buscando siempre una respuesta al hecho de ser, estar y morir.
Dentro de la cultura egipcia, y en la época de Moisés, se identificaron diversas deidades de acuerdo con las diferentes etapas del día y la vida. Entre ellos estaba Isis, la diosa de la magia y sabiduría, Osiris el dios de la fertilidad, Horus dios del cielo, Amón dios del aire y del poder invisible, Ra dios del sol y del origen de la vida, Hathor dios el amor, el cielo, la alegría y la música, Bastet protector del hogar y la felicidad, Thot dios de la sabiduría, la luna, el artes, la escritura, la ciencia y de los muertos, Anubis dios funerario, el cual era representado con cabeza de cánido y Ptah señor de la magia, creador de la mitología egipcia y maestro constructor.
Esta diversidad de dioses que se manifestaban en diferentes aspectos de la vida, eran los que Moisés tenía en mente cuando en la Zarza Ardiente que no se consumía, se encontró con el Dios verdadero[4], el cual, al hablarle y mandarle que fuera a faraón, Moisés le cuestionó sobre cuál de ellos era él, es ahí la gran respuesta del Señor cuando refiriéndose a quién era él le dijo; “yo soy el que soy”[5].
¿Entienden ahora qué le quiso decir Dios a Moisés cuando le dijo “yo soy el que soy”? Simplemente le dijo; “soy el único, el que lo encierra todo, el que no necesita un nombre, porque soy el principio de todo, y estoy sobre todo”, soy “el sin nombre”, el Alfa y el Omega, el principio y el fin.
EL ATEÍSMO EN LA HISTORIA ANTIGUA
Los primeros rastros del ateísmo aparecen dentro de cultura griega, cuando algunos filósofos expresaron su rechazo a la diversidad de dioses que tenían los griegos. Es bueno aclarar que la palabra “ateo” tiene su raíz del griego antiguo “ἄθεος” [azeós] que indica ‘sin dios’, o la negación de Dios[6].
Cuenta la historia que el filósofo Sócrates al rechazar a los dioses del Olimpo, que eran reconocidos por el Estado en Atenas, fue acusado de ateo, y condenado a muerte en el año 399 a.C. En realidad, Sócrates no era ateo, sino que no estaba de acuerdo con las creencias panteístas de los griegos, pues él reconocía a un ser superior, muy diferente al concepto griego de la diversidad de dioses, y antes de ser ejecutado, y en son de burla, pidió que le sacrificaran un gallo al dios Asclepio[7]. Sin embargo, hay registros dentro de la historia de los filósofos griegos, en la negación rotunda de la existencia de Dios como un ser superior.
Uno de los primeros ateos griegos declarado fue Diágoras de Melos (siglo V a. C.) que era un elocuente sofista y poeta griego, el cual se opuso a los “misterios eleusinos”[8], que eran ritos o cultos de iniciación anuales que se le hacían a las diosas Deméter y Perséfone. Por ello trató de explicar la realidad mística desde el punto de vista material, con el fin de desanimar al pueblo a participar en estas ceremonias, mostrando un rechazo público a los dioses mitológicos. Razón por la cual, fue condenado a muerte por ateo como blasfemo[9].
No podemos terminar este análisis del ateísmo en la antigüedad sin mencionar al filósofo griego Epicuro de Samos, (270 a.C.) ya que este fue el fundador de la escuela filosófica denominada “epicureísmo”, que influyó mucho en la cultura griega, y aún en la época de los primeros siglos de la Iglesia cristiana.
EL FUNDAMENTO DE EPICURO
Las enseñanzas de Epicuro giraban en torno a una filosofía materialista, donde afirmaba que el universo estaba gobernado por leyes que funcionaban al azar, sin que interviniera ningún ser divino. Aunque no negaba rotundamente la existencia de posibles dioses, si los ignoraba en su análisis. Su doctrina se conoce como Deísmo[10], dado que negaba la existencia de divinidades, aunque sí creía que intervenían en algunos aspectos del mundo, pero sobre todo, su enseñanza giraba en torno al principio de que para poder alcanzar una paz mental, había que eliminar de la mente, el concepto al miedo de la ira divina de los dioses, considerando que era una idea irracional. y expuso una filosofía materialista, afirmando que el universo estaba gobernado por las leyes del azar, sin la necesidad de la intervención divina.
El objetivo de los epicúreos era alcanzar la paz mental exponiendo que el miedo a la ira divina era irracional, algo que fue asimilado por los movimientos gnósticos, los cuales fundamentaron sus creencias en estos principios que todavía hoy siguen vigentes, y que sutilmente se ha introducido dentro de algunas teologías evangélicas.
Es curioso, pero existen evidencias históricas que revelan que, durante la persecución de los cristianos por parte del imperio romano, no solo se les acusó de tener otro kyrios[11] y de que querían derrocar al César, sino que también les con-sideraban ateos, en vista de que negaban a los dioses romanos, y se proclamaban seguidores de un hombre llamado Jesús, al cual reconocían cómo kyrios, que es indicativo de soberano.
Esas fueron las razones por las que algunos emperadores, como Nerón, los consideró un grupo subversivo, además de herejes, pues no reconocían a sus dioses, justificando de esa manera la persecución y muerte, ya sea como antorchas humanas en el reinado de Nerón, o en los circos romanos, devorados por las fieras, o crucificados a las afueras de la ciudad. No fue hasta el año el año 313 d.C. que esta situación persecutoria terminó para los cristianos, convirtiéndose en parte del imperio romano, y ocupando el espacio que antes tenían los sacerdotes paganos.
Bibliografía
[1]–«Atheists and agnostics take aim at christians». Archivado el 4 de noviembre de 2015 en Wayback Machine.
[2]–Hebreos 11:6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
[3]-Salmo 14:1 “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien.
[4]– Lea Éxodo 3:1-14
[5]– Éxodo 3:14 “Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”.
[6]– Traducciones modernas de los textos clásicos a veces traducen atheos como ‘ateo’. Como nombre abstracto también existía atheotēs (‘ateísmo’).
[7]– En la mitología griega, Asclepio o Asclepios era venerado en Grecia en varios santuarios. Dentro de la cultura romana se le llamaba Esculapio, y era considerado como el dios de la medicina y la curación.
[8]– Los misterios de Eleusis, uno de los cultos de misterio más importantes de la antigua Grecia, deben su nombre a Eleusis, una ciudad a unos 20 kilómetros de Atenas. Se celebraban en honor a Deméter y su hija Perséfone dos veces al año, coincidiendo con el otoño y la primavera.
[9]– Walter Burkert: Homo necans (pág. 278).
[10]– El deísmo es una filosofía que deriva la existencia y la naturaleza de Dios de la razón y la experiencia personal, en lugar de hacerlo a través de los elementos comunes de las religiones teístas, negando la revelación directa, la fe o la tradición. La mención de Dios en este artículo se refiere más a un Creador u Organizador (demiurgo) que al Dios Abrahámico.
[11]– Esta palabra griega (griego antiguo κύριος) dentro de la cultura romana era el título que se le daba al Cesar como soberano, y envolviendo el concepto de amo dueño o poseedor de un feudo o territorio.


