Es curioso que la mayoría de los principales medios de comunicación se han mostrado muy críticos con la película ‘Sound of Freedom’. Algunos han pasado directamente al insulto como la revista Rolling Stones que calificó la película como una “película de superhéroes para papás con gusanos cerebrales”. Como ves muy intelectual…Por cierto, quizás recuerdes que Rolling Stones alabó la película ‘Cuties’ que -si recuerdas- justificaba la pederastia. Coherencia…

Y el discurso es unánime: desde la CNN a The Guardian, pasando por The Washington Post o Bloomberg. Curiosamente quien censuró la película en Bloomberg es Noah Berlatsky, quien ha defendido la pederastia calificando a los pedófilos como “grupo estigmatizado”. No fue un lapsus; Berlatsky fue director de comunicació de la Fundación Prostasia, una ONG encargada de blanquear el fenómeno pedófilo a los que denomina eufemístucamente como MAP, ‘Minor Attracted Person’, en inglés, Persona Atraída por Menores…O sea, en resumen: quien está criticando la película de manera más agresiva son los que han defendido la pederastia. Como diría el Quijote, “ladrán, luego cabalgamos”.

Si los pederastas critican la película es que la película da en el clavo.

Si la reacción es tan violenta es que la película está siendo muy eficaz para despertar conciencia del problema.

Y es que nada menos que 85 mil niños han sido objeto de esclavitud laboral o explotación sexual sólo en los últimos dos años. Por eso estanos pidiendo a los miembros del Congreso de los EEUU que pongan freno de una vez a esta barbarie.

los niños latinoamericanos no son juguetes sexuales para las redes internacionales de pederastia. ¡Detengan esta barbarie! La película esta muy bien hecha y ha conseguido despertar la conciencia de millones de estadounidenses. ¡Millones! El fenómeno ya no se puede esconder. No se puede tapar el sol con un dedo.  Y la reacción violenta de los medios ‘woke’ evidencia que ha tocado fibra sensible. Es el momento para denunciar la ‘industria’ de la pedofilia de Estados Unidos con niños latinoamericanos. ¡¡¡Qué vergüenza!!!

¿Sabías que en los últimos dos años la administración de Estados Unidos ‘perdió’ nada menos que 85 mil niños? Cada año llegan a los EEUU decenas de miles de menores no acompañados. Son hondureños, guatemaltecos, mexicanos,… Todos son latinoamericanos cuyas familias envían a Estados Unidos pensando que tendrán un futuro mejor que en sus países…Lo que ocurre que cuando llegan a los EEUU la administración les registra y les entrega a una especie de tutor. Pero cuando van a revisar qué pasó con ese niño, resulta que la mayoría se perdieron. ¡Como lo estás leyendo! Y no estamos hablando de pocos. Nada menos que 85 mil niños se ‘perdieron’ en los últimos dos años. ¿Te imaginas? ¡¡¡¡85 MIL NIÑOS LATINOAMERICANOS PERDIDOS EN LOS ESTADOS UNIDOS!

Como te puedes imaginar no se pierden… Entran en las redes de trata y trabajan como esclavos o directamente son víctimas de las redes de pederastia sufriendo abuso sexual. ¡¡Horrible!! Esto es lo que denuncia la película “Sound of Freedom” y lo que pretende frenar la iniciativa legislativa presentada por el productor de la película, el mexicano Eduardo Verástegui. Por eso estamos escribiendo a los miembros del Congreso de los EEUU para pedirles que aprueben este proyecto de ley.

Srs. congresistas: pongan fin de una vez a la explotación laboral y sexual de decenas de miles de niños latinoamericanos. Como sabrás, la película está siendo un superéxito de taquilla. Se estrenó el pasado 4 de julio y ya es de las películas más taquilleras de la historia. Son millones los que ya la vieron. La película llega envuelta de polémica porque la prensa ‘woke’ la calificó de “conspiranoica” y a Verastegui de “ultraderecha”.

La realidad es que la película simplemente muestra la historia de un agente de los EEUU que persigue la explotación infantil, busca rescatar a dos hermanos víctimas de trata y logra heroicamente rescatar a muchos más. Lo lógico es que se ensalce al héroe y se censure al repugnante delincuente. Pero aquí ocurre algo extraño. El héroe supuestamente no es tal. O al menos no tanto. Algunos dicen que no existe. Otros que está exagerado. Otros que la película dice cosas que no dice.

La realidad es que el héroe es de carne y hueso. Se llama Tim Ballard y tiene una explicación de por qué tanta agresividad en las críticas: “Los profesores (…) están intentando darles lo que realmente no es sino pornografía [se está refiriendo a los programas de educación sexual que les enseñan, por ejemplo, a masturbarse o a ‘reconocer’ el cuerpo del sexo contrario], se está intentando que los niños tengan edad para ‘consentir’… (…) ¿Crees que un niño de 13 años puede ‘consentir’? ¡Es terrorífico! Ya veo a los pedófilos salivar con todas estas políticas. Quieren a los niños sexualizados”

Es probable que este sea el motivo. No hay otro por el que una película de un héroe provoca polémica. En todo caso, el proyecto de ley “Sound of Freedom” no hace referencia a la llamada ‘Educación Sexual Integral’ sino exclusivamente al tráfico laboral y sexual de niños latinoamericanos en Estados Unidos.

El productor de la película, Eduardo Verástegui, también ha sido foco de las críticas y también ha respondido. Lleva décadas denunciando la situación de los menores no acompañados en Estados Unidos. Y sabe a lo que se enfrenta. Así lo señala:

“Es un problema global, humano, perverso (…) “¿Quiénes son los que no quieren que vean la película? ¿No serán los que están involucrados en el tema? (…) Yo me enfrento con toda una industria de más de 150 billones de dólares. No es cosa menor. Van a mandar a su ejército a atacar por todos lados (…) Quieren pararnos pero ya no pueden parar a millones; no pueden tumbar a millones”

La pederastia es un grave problema. Y lo grave es que desde ámbitos ‘woke’ se justifica. La misma ministra de Igualdad de España dijo recientemente que “los niños tienen derecho a tener relaciones con quien les dé la gana”. No es nuevo. Ya en la revolución del 68 se publicó un manifiesto justificando la pederastia. Y hay grupos de presión homosexualista que hoy la siguen justificando. El problema es que para su perversión necesitan menores… ¡Y los vulnerables niños latinoamericanos se convierten en sus esclavos!

Tenemos que parar esta barbarie. Escribe ahora a los congresistas de los Estadios Unidos y pídeles que hagan un ALTO a esta explotación repugnante.