Héctor H. Castro

En la madrugada del 24 de junio de 2021 se derrumbó parcialmente el edificio Champlain Towers South, en Surfide, Miami, Estados Unidos; muriendo 98 personas en el hecho. Investigaciones posteriores revelaron como causas de la tragedia la corrosión y fallas en la cimentación del edificio. ¡Cimientos inestables, edificios no confiables! Como aquel edificio fisurado en sus bases que sucumbió, hay otro edificio mucho más grande e importante que también se está resquebrajando y cayendo a pedazos: ¡¡Es la sociedad humana!!

Ese deterioro moral y social tiene su origen en su cimiento mismo, en su base, que es la familia. Ya que en este mes de agosto se le da un especial énfasis a la familia, es oportuno reflexionar bíblicamente sobre este importante tema.

Es muy evidente cómo paulatinamente se han ido erosionando los valores, a tal punto que a lo que siempre fue malo hoy se le llama bueno y lo que siempre fue bueno ahora se le cataloga como malo. 

¡Ya no hay normas absolutas, sino un relativismo moral en el que cada quien, en base a sus preferencias o intereses, decide qué es bueno o malo! El profeta Isaías emitió un grave lamento para quienes viven así (Isaías 5:20.) Miqueas fue otro profeta, contemporáneo de Isaías (Isaías 1:1, Miqueas 1:1.)

Era originario de Moreset, una pequeña aldea al sur de Israel (Judá), en la fértil llanura de la Sefela, a unos 30 kilómetros de Jerusalén. *Miqueas* fue autor del libro bíblico que lleva su nombre, en el que registró también con detalles esa condición humana en claro retroceso. Su nombre (Miqueas) significa ¿Quién como Jehová? En los días sucesivos nos detendremos a reflexionar en *Miqueas 7:1-7* (léalo y medítelo.)

Por ahora un breve resumen: Miqueas 7:1 nos presenta la profunda frustración del profeta. Miqueas 7:2-6 nos presenta las causas de su frustración: la condición espiritual y moral de la sociedad de su tiempo, que es como una radiografía de nuestra condición actual. Miqueas 7:7 registra la única vía de solución a tal condición de ruina: ¡Dios!

Estos tres elementos los desarrollaremos con la ayuda del Señor en los días por venir. Innegable y evidentemente vivimos tiempos peligrosos como lo dice la Biblia (2 Timoteo 3:1.) Hace algunos años escribí unos versos que intentan describir al mundo actual: «Cuál vehículo que avanza sin control; a caer en el fondo de un abismo; marcha el mundo cegado en su error; va sin Dios aferrándose a sí mismo. El dolor, la violencia y la corrupción; hacen de él un laberinto sin salida; Satanás ocultó de su visión; que en Jesús solamente está la vida. Dinero, fama y entretenimiento hoy; son del mundo la vana dieta diaria; oh cristianos, tenemos un gran reto: ¡Reflejar la luz de Dios cual luminaria!.

¡Que Dios nos hable y transforme por Su Palabra y nos ayude a hacer la diferencia en un mundo oscuro! Todo para Su gloria y testimonio a quienes nos rodean.