Pastor. Asnaldo Álvarez G.

TEXTO: 2 Samuel 14:1-3 _“Conociendo Joab… que el corazón del rey se inclinaba por Absalón, envió Joab a Tecoa, y tomó de allá una mujer astuta, y le dijo: Yo te ruego que finjas estar de duelo, y te vistas ropas de luto, y no te unjas con óleo, sino preséntate como una mujer que desde mucho tiempo está de duelo por algún muerto; y entrarás al rey, y le hablarás de esta manera. Y puso Joab las palabras en su boca…”_

En el asombroso tapiz de relatos divinamente inspirados en las Sagradas Escrituras, encontramos en 2 Samuel 14 una escena que rebosa una cualidad humana muy común, LA MANIPULACIÓN EMOCIONAL. En este episodio detallado, observamos cómo Joab, un experto en los juegos de poder dentro de la corte del rey David, emplea una estrategia audaz que explota la susceptibilidad emocional del rey.

 Joab, consciente de la tristeza y el deseo de David de ver a su desterrado hijo Absalón, recurre a una mujer de Tecoa, para persuadir al rey en sus deseos. Esta mujer, siguiendo las instrucciones de Joab, exterioriza ante el rey un escenario que invoca un profundo pesar. Ella se presenta como una viuda despojada, cuyos hijos estaban envueltos en un conflicto fatal, provocando en David un poderoso deseo de justicia y piedad. Pero la verdadera jugarreta deseaba despertar el anhelo en David por su hijo Absalón, lo que finalmente culminó en su regreso (hecho este que en el futuro traería más pesar y dolor al rey que bien vea 2Sam 15).

 La historia de Joab y de la mujer de Tecoa, nos ofrece una reflexión profunda sobre el comercio y manipulación del dolor, un fenómeno que observamos no solo en la antigüedad, sino que prevalece en nuestra sociedad contemporánea. Los individuos y las instituciones a menudo buscan ganancias emocionales o materiales a través de la explotación del sufrimiento humano, alimentando un ciclo vicioso de manipulación.

En un mundo que está cada vez más centrado en el “yo”, donde cada uno busca su beneficio a expensas de los demás, el comercio con el dolor se ha vuelto desenfrenado, como seguidores de Jesús, es importante tener en cuenta que no nos está permitido hacer el mal para que llegue el bien. No debemos causar dolor con la esperanza de ganar algo, ya sea para nosotros mismos o para los demás.  En lugar de comerciar con el dolor, debemos como nos enseña 2 Corintios 1:4, buscar consuelo en Dios y utilizar nuestros sentimientos y experiencias dolorosas para comprender y consolar a los demás en su sufrimiento, reflejando así el amor y la compasión de nuestro Salvador. Suyo en Cristo.