Mario E. Fumero
Desde el punto de vista bíblico, somos seres tridimensionales, o sea, que constamos de un cuerpo, un alma, y un espíritu. Cada una de estas partes tienen características específicas que se pueden analizar desde diferentes ángulos, en este caso, vamos a analizar la naturaleza humana partiendo del patrón bíblico, o sea, de la creación de un Dios que nos formó con tres características peculiares: Un cuerpo, formado del polvo de la tierra, un alma, que se manifiesta en la vida que está en la sangre, y un espíritu, en el cual se encarna la esencia del “ser” sujeta a limitación de las cualidades y esencias del eterno.
EL CUERPO: Génesis 2:7 “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. El cuerpo es una materia que fue formada, como dicen las Escrituras, del polvo de la tierra, por eso es por lo que, al morirnos, mediante un proceso de putrefacción, terminamos convirtiéndonos otra vez en polvo, según Génesis 3:19[1], aunque no cabe duda que el cuerpo humano está compuesto en nuestra materia entre 45 a un 75% de agua, dependiendo de la edad y el peso de las personas. El apóstol Pedro afirma que toda la naturaleza subsiste gracias al agua, un elemento vital y necesario no solamente para la salud física, sino para la subsistencia de toda la creación, pues dice 2 Pedro 3:5 “Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste”. Podremos vivir muchos días sin comer, sin embargo, la subsistencia humana sin este líquido, como es el agua, produciría la muerte irremediablemente[2], ya que cuando el cuerpo no está hidratado, una gama de reacciones físicas se produciría, originando la deshidratación que es una causa que puede inducir la muerte rápidamente.
EL ALMA: En la Biblia se presenta el alma con relación a la vida. Según las Escrituras, el asiento del alma está en la sangre como dice Levítico17:11 “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona”. Podemos afirmar que alma y vida es lo mismo, presente no sólo en los seres humanos, sino también en todos los seres vivos, y ambas tienen un aspecto fisiológico con sentido teológico, ya que se afirma que “al derramar la sangre, se está dando la vida, y en ello se fundamenta la doctrina de la expiación, mediante la cual se origina la redención, porque; “… todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” Hebreos 9:22.
El concepto del alma, con relación a la sangre y a la vida, es uno de los temas más enfáticos en toda la teología del Antiguo y Nuevo Testamento, a tal grado, que algunos grupos religiosos prohíben no sólo comer la sangre, sino incluso no permiten dar transfusiones de sangre,[3] alegando que con ella se violenta la prohibición de las escrituras respecto a tomar o comer la sangre. Es prudente y sabio entender y analizar que no es lo mismo comer sangre seca y muerta, que dar una transfusión de una sangre viva, que puede salvar a un ser humano en situaciones críticas, porque al perder la sangre automáticamente perdemos la vida, ya que el mismo Jesús dio su sangre para salvarnos del pecado.
Existe una conexión entre el alma y la mente, ya que hay una interrelación entre nuestro accionar, con el conocimiento y el pecado. La Biblia afirma categóricamente que el alma que pecare morirá[4], y también establece que el pecado se ejecuta, cuando al tener conciencia de lo bueno y lo malo, no hacemos lo que es correcto[5]. También existe una correlación entre el alma, con los sentimientos, los cuales se reflejan mediante el corazón, qué es la forma en la que sentimos lo emocional, de manera que la mente genera los estímulos emocionales que alteran el corazón, por eso al hablar de los sentimientos se dice que “no hay que endurecer el corazón[6] refiriéndose a ser sensible a la voz de Dios.
EL ESPÍRITU: Es la esencia misma de Dios, la cual nos da la capacidad de ser lo que soy, ya que en ello radica la personalidad, pues es la imagen de Dios en nosotros, el cual nos hizo a su semejanza, como dice la Biblia; “…creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” Génesis 1:27.
¿Qué cuál es la imagen de Dios? No radica en el cuerpo, pues este fue hecho del polvo de la tierra, sino en la capacidad de su naturaleza que es espíritu, y está en nosotros, pero limitado por la materia, que es el cuerpo, lo que representa el poder de juzgar, crear, dominar, saber, y sobre todo, ser soberano de nuestras decisiones, o sea, tener libre albedrío. Es por ello que partiendo de un Dios que crea de la nada todo lo que existe, nosotros podemos forjar, con nuestra inteligencia, y tomando la materia creada por Dios, todo lo que tenemos, conquistando y dominando parte de la creación, por ejemplo; forjamos con la tecnología autos, aviones, creamos la inteligencia artificial, las computadoras, y podemos vivir debajo del agua, volar por los aires y violar las leyes físicas, como por ejemplo la gravedad, el espacio etc. Nosotros tenemos una inteligencia que, de forma limitada, refleja la inteligencia de un ser supremo que tiene una capacidad ilimitada. Somos como dijo el Salmista “Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra”. (Salmos 8:5 ver Hebreos 2:7,9).
Mientras que el cuerpo, al perder la vida, que es el alma, muere, el espíritu que es la imagen de Dios, y es eterno, comparece delante de él para juicio (Eclesiastés 12:7 y Romanos 14:10, Apocalipsis 20:13 [7]), y según las Escrituras todos seremos juzgados, unos para recompensa y otros para castigo.
La personalidad está intrínsecamente ligada, en los seres humanos, al espíritu con el alma, la cual forman el “yo”, o la personalidad de “ser”, la cual forma parte de nuestra trinidad, aunque con la muerte, el cascaron (el cuerpo) se vuelve polvo[8] y el espíritu va a Dios.
¿CÓMO EXPLICAR ESTE MISTERIO?
¿Cómo podemos explicar esta trinidad, cuando la misma es un misterio? ¿Cómo opera Dios siendo tres en uno? y ¿Cómo opera la naturaleza humana teniendo un cuerpo, un alma y un espíritu entrelazados?, y cuando una parte de nosotros deja de ser ¿Cómo puede seguir existiendo la otra? y si la Biblia dice que el alma que pecare morirá ¿Dónde se manifiesta el pecado, si tenemos un espíritu perfecto? Son preguntas que me hago, y aunque son un misterio, en algunos aspectos podemos analizarlo lógicamente mediante algunas comparaciones, ya que entré el cuerpo y el espíritu se encuentra el alma en el medio, que es donde repercute el pecado[9], por lo tanto, cuando entra el pecado, se rompe la comunicación con el espíritu, el cual se comunica con el Espíritu Santo. El alma es algo parecido a un vidrio entre la materia, que es el cuerpo, y el espíritu que es lo eterno, y se conecta con el Espíritu Santo. Es desde esta perspectiva que podemos entender Romanos capítulo 8.
Un ejemplo más claro lo tenemos en el huevo, el cual consta de tres partes; cáscara, clara y yema. La cáscara es la materia que protege lo que hay dentro, que es la clara y la yema, mientras que la clara protege la yema, en dónde está la vida que produce el pollito. De igual forma, podemos comparar el cuerpo como la cáscara del huevo, la clara es semejante al alma, siendo la yema como el espíritu, de manera que el pecado repercute en la clara, que es el alma, lo cual rompe la comunión con el espíritu, representado por la yema.
Otra comparación la tenemos con la eléctrica, la cual se manifiesta en un aparato, foco o radio, que es la materia, mientras que el conductor de la energía es comparado con el alma, mediante la cual viaja la energía, que es la esencia o el espíritu, que le da vida a la materia. La comparación sería que el aparato receptor de la energía es el cuerpo, el conductor de la energía es el alma, y la energía en sí es el espíritu.
Tal parece que el número tres forma parte de la naturaleza humana y de la esencia de Dios, la cual está presente en muchos aspectos dentro del mundo de la física y de la naturaleza, como, por ejemplo, los átomos se componen de tres partes; neutrones protones, y electrones. En la naturaleza el número tres opera como fuerza en los tres elementos de la creación; el aire el fuego y el agua, y así sucesivamente.
Si en la naturaleza humana es importante el cuerpo, porque es el templo del Espíritu Santo[10], también tiene importancia el alma, porque representa la vida y la capacidad de sentir, amar y expresarnos emocionalmente[11], y del espíritu[12], que, al conectarse con el poder creador, se edifica, manifestándose a través de él, los dones espirituales, para hacer prodigios y señales, lo que nos lleva a una vida de convicción y de seguridad eterna.
B BIBLIOGRAFÍA
[1]–Génesis 3:19 “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”
[2]– Según la ciencia un ser humano solo podría vivir sin agua entre 3 a 5 días.
[3]-La secta de los Testigos de Jehová se basan en tres textos bíblicos fundamentalmente: Génesis 9,4 Levítico 17,11.14 y Hechos 15,28-29. De esta forma, ellos impiden que sus miembros aun en peligro de muerte soliciten una transfusión de sangre pues creen se trata de un mandato divino y no deben profanarlo.
[4]– Ezequiel 18:4,20 “He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá. 20 El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.
[5]–Santiago 4:17 “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”
[6]–Hebreos 4:7 “otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones”. Hebreos 3:15 “entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación”.
[7]– “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”. Romanos 14:10 “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compa-receremos ante el tribunal de Cristo. Apocalipsis 20:13 “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.
[8]– 2 Corintios 4:16 “Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”
[9]–Ezequiel 18:20 “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él”
[10]– 1 Corintios 6:19 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”
[11]–Salmos 42:1 “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh, Dios, el alma mía”.
[12]– 1 Corintios 2:11 “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”.


