«OBEDIENCIA VERSUS REBELDÍA»

Mario E. Fumero

Tomado del libro «Emoción versus convicción

          Las virtudes pueden ser explotadas o manipuladas para fines contrarios al orden establecido por Dios. Generalmente creemos que toda obediencia es virtud, y toda oposición o desobediencia a la autoridad es pecado, pero no siempre es así. Para ello se aprovechan de los términos bíblicos «sujeción», «obediencia», y la expresión «el ungido de Jehová» etc. para imponer dogmas, caprichos, doctrinas y manipulaciones que vienen de los hombres.

          Con el cuento de que <Dios bendice la obediencia>, tenemos que ser humildes siempre, y se han fabricado postulados falsos en cuanto a la sumisión y sujeción a las autoridades institucionales, seculares o religiosas, trastocándose los parámetros correctos en cuanto al ejercicio del principio de autoridad funcional, creándose las condiciones para convertirnos en borregos, víctimas del  abuso de autoridad, que se puede catalogar “la tiranía de los Santos”.

          Algunos predicadores se autodenominan «los ungidos del Señor«, y aprovechan su posición de iluminados para someter y manipular a los que están bajo su cobertura de acuerdo con sus caprichos, y cuando alguien no se les somete, entonces lo excomulgan y condenan, no pudiendo nadie criticarlos, censurarlos o juzgarlos por sus malas acciones[1].

LOS PRINCIPIOS DE LA OBEDIENCIA

          La obediencia debe tener una razón de ser. No es una virtud impositiva, ciega o sumisa en todo el sentido de la Palabra. Para que seamos obedientes, y sujetos a una autoridad, debemos contestar algunas preguntas: ¿Qué es autoridad? ¿Hasta dónde puede llegar una autoridad? Y, por último, ¿Cuáles son los derechos del que está bajo autoridad?

          No creo en la sumisión arbitraria, sin razonamiento. Tampoco creo en una fe ciega, sin fundamento sólido, pues en tal caso, podríamos justificar el paganismo, y caer fácilmente en el engaño. Apoyarse en una imposición de obediencia abusiva hacia las personas es un acto infame, y contrario a la voluntad de Dios. Por lo tanto, no toda obediencia es virtud, y no siempre toda desobediencia se convierte en pecado[2].

          Se ha tratado de manipular a los seres humanos dentro de algunos regímenes políticos y religiosos, proclamando la grandeza de la obediencia absoluta, y el grave delito que es la desobediencia[3]. He escuchado a predicadores que tomando ciertos textos bíblicos fuera de contexto, imponen una férrea dictadura eclesiástica, haciendo de su grupo una secta, y del líder un iluminado con poderes “papales[4]. En estos regímenes, la gente pierde sus derechos, sólo pueden acatar las órdenes del líder, y si no obedecen, viven esperando el juicio de Dios. Sus enseñanzas son creídas ciegamente, y si les contradice, cae en anatema de condenación y juicio eterno.

¿SE PUEDE ABUSAR A COSTILLAS  DE LA OBEDIENCIA?

          Pondremos algunos ejemplos: El caso de una mujer que por mandato bíblico «debe sujetarse a su marido[5]» pero éste le maltrata físicamente, abusando de ella arbitrariamente ¿Qué debemos aconsejar en tal caso?

          Una vez recibí una carta de una radioyente de mi programa «Conflictos Humanos«[6], planteándome un problema: Su esposo era cristiano, tocaba en el grupo de alabanza de la iglesia, y a veces le pegaba, porque la celaba cuando ella hablaba con algún joven. La pobre mujer fue a hablar con su pastor para pedirle consejo, pues quería irse del hogar con sus padres. El pastor le aconsejó que no abandonara a su marido, y le expuso; «Usted debe someterse a él, y soportarle en sus debilidades, porque él es la cabeza del hogar«. La pobre mujer confundida me preguntaba ¿qué opinaba? Era una situación un poco delicada, pero al respecto tengo un claro criterio; «toda sujeción está regulada por una ley, y toda ley regula el ejercicio de la autoridad« así que mi respuesta fue que le dijera a su pastor que se casara con su marido, a ver si después de ser golpeado, le iba a aconsejar lo mismo. Es fácil aconsejar en pellejo ajeno, pero ya en el propio, las cosas cambian.

          Obedezco cuando me sujeto a un orden establecido. La ley de Dios define el orden de autoridad. Por ejemplo: En el caso de la sujeción de la mujer a su marido, es cierto que el marido es «cabeza de la mujer» (Efesios 5:23) pero Cristo es la cabeza del marido[7]. La sujeción de la mujer al marido está regulada por la obediencia del marido al Señor. La Palabra lo dice; «Esposas, estad sujetas a vuestros esposos, como conviene en el Señor« (Colosenses 3:18). El término «en el Señor« establece el marco regulador de esa sujeción. Si tú esposo rompe el marco legal, tu obediencia queda sujeta a la ley de Dios y a la seguridad física tuya. De igual forma, los hijos deben obedecer a sus padres, como dice Efesios 6:1:«Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo», noten que dice «en el Señor«, estableciendo la condición que deben seguir los padres en el trato a sus hijos, aclarándose en un texto que deben corregirlos sin exasperarlos, para evitar que estos se desalienten[8]. ¿Qué quiere decir esta expresión? Que la sujeción está subordinada a la soberanía de Dios por lo cual los padres deben actuar según sus instrucciones en la formación de los hijos. Si en algún momento los padres tratan de que sus hijos hagan algo contrario a lo dispuesto por Dios, ellos, en este caso deberán obedecer primero a Dios que a sus padres[9].

          Aquí está el sentido de Jesús cuando dijo; «El que ama a padre o a madre más que a mí no es digno de mí, y el que ama a hijo o a hija más que a mí no es digno de mí» (Mateo 10:37). Debemos colocar a Dios en primer plano. La obediencia está supeditada a Dios. Este es el parámetro correcto; «sus enseñanzas regulan mi actitud respecto a la obediencia». Cuando los padres se salen del orden establecido en la palabra, y abusan de los hijos, éstos tienen el derecho a rebelarse.

HASTA DONDE PODEMOS OBEDECER

          Si se diera el caso de que algunos padres quisieran abusar sexualmente de sus hijos menores, o mandarlos a robar, o hacer cualquier acto delictivo, ¿Debe el hijo acceder, por el hecho de que tiene que obedecer a sus padres? ¡NO! En este caso, la desobediencia es una virtud moral, que evita el pecado de los padres sobre los hijos.

          Si hablamos de la obediencia social o religiosa, siempre nos encontraríamos con el mismo principio, hay un orden de normas que regulan la autoridad. Es cierto que el cristiano debe obedecer el mandato bíblico[10], pero este sometimiento no nos obliga a ir contra nuestra conciencia y principios cristianos. En el libro de Daniel se relata la historia de Sadrac, Mesac y Abednego, los cuales se sujetaron al servicio del rey de Babilonia, pero cuando este les quiso obligar a ir contra sus principios, para que adoraran una imagen, se plantaron firmes, y la obediencia se convirtió en una «rebeldía santa»[11].

          Como consecuencia de su actitud vino el juicio del rey sobre estos tres jóvenes, pero el Señor se manifestó poderosamente en medio del horno de fuego, y los protegió (Daniel 3:22-28). De igual forma Daniel, que era un superior entre los sátrapas y gobernadores, que servían al rey Darío, se reveló contra el decreto que trató de prohibir el culto a Dios, para exaltar al Darío. Daniel no sólo protestó, sino que rechazó la orden con una abierta confrontación pública a la autoridad[12]

          Estos hechos, y otros muchos, revelan que la obediencia tiene un marco. Cuando la misma se sale de ciertos lineamientos, la desobediencia no sólo es un deber, sino que en tal caso se convierte en virtud, la virtud de mantener los principios en alto, y cumplir la voluntad de Dios, que está claramente revelada en la doctrina de los apóstoles en Hechos 5:29[13].

PUEDE LA OBEDIENCIA SER PECADO

          Los apóstoles enseñaron el respeto a las autoridades, pero cuando las mismas les prohibieron predicar, y les amenazaron con castigarlos, no medraron en su empeño de seguir predicando, sino que con más fuerza lo hicieron, pese a las consecuencias que esto podría traerles, como dice Hechos 5:41-42[14]. Noten, que «todos los días» seguían haciendo aquello que se les habían prohibido. ¿Por qué? Porque su fidelidad a Dios era primero que su fidelidad a los hombres. ¿Cómo oraban los primitivos cristianos frente a las amenazas de las autoridades por desobedecer la orden de «no predicar a Jesús?”: «Y ahora, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos que hablen tu palabra con toda valentía» Hechos 4:29.

          Esta petición envuelve el hecho de que ellos tenían conciencia que la predicación del evangelio era una violación a las órdenes del sistema dominante religioso, y sabían que desobedecerles podía traerles graves consecuencias, pero no dejaron de hacerlo. Nuestra sujeción termina, cuando las reglas rompen el orden de Dios.

COMO EVITAR LOS ABUSOS

          Es necesario reconsiderar esta realidad «rebelión versus obediencia» y no juzgar toda acción como buena o mala, siguiendo conceptos rígidos y dogmatizados. Se puede obedecer, desobedeciendo, y se puede desobedecer, obedeciendo. Cuando las órdenes recibidas atentan contra mi conciencia, y tratan de manipular mis principios, las reglas del juego que regulan el ejercicio de la autoridad se rompen, entonces estoy en el pleno derecho de desobedecer. Si acato una autoridad que me lleva a pecar o a actuar contrario a lo determinado por Dios en su palabra, soy desobediente a Dios, y por lo tanto, estaré en pecado, así que debo ser obediente a Dios, aunque me vuelva desobediente a los hombres, al estado o a las estructuras dominantes. Ninguna ley, estructura o misión religiosa está sobre la ley de Dios.

          Si tuviéramos este principio de forma clara, podríamos evitar muchas manipulaciones, e incluso, pudiéramos resolver muchos males que se introducen dentro de la iglesia por medio de personas que proclamándose «siervos de Dios», desarrollan un ministerio dictatorial, hegemónico y vertical. El efecto de una obediencia ciega a una autoridad incorrecta genera daños emocionales. Las personas que han vivido bajo un régimen donde la autoridad se ha explotado a niveles máximos, se han convertido en seres sin voluntad propia, destrozados e inutilizados para valerse por sí mismos el resto de sus vidas.

          Cuando una persona ha vivido sometido a una obediencia arbitraria, y se ha adaptado a la misma, no le es fácil librarse, quedando programados, y siente que, al fallar a esa autoridad, se quedan desamparado. Si son adoctrinados con una formación bíblica incorrecta, se sentirán bajo condenación al no someterse a aquél que se proclama «el siervo, profeta, apóstol o iluminado de Dios”, por lo que entrarán a una esclavitud peor que la que existía en la época antigua[15].

          Al respecto escriben David Johnson y Jeff Van Vonderen que: «Líderes que asumen el poder y exigen obediencia, fomentan la lealtad a la organización con tácticas y amenazas que asustan, sean encubiertas o no. Dejar el sistema es lo mismo que dejar a Dios y su protección. La paranoia referida a los males existentes fuera del sistema, hace que la gente se asuste y no decidan irse. Esto comienza la construcción de la trampa y, luego, viene la carnada«[16].

DEFINIENDO LOS LIMITES DE AUTORIDAD

          Vamos a definir los principios, sus límites y deberes de toda autoridad, para saber hasta dónde debemos obedecer. Hay dos elementos humanos en los cuales descansa todo ejercicio de autoridad:

EL PRIMER PRINCIPIO; Está en el ejemplo de aquel que ejerce la autoridad, ya que debe vivir lo que enseña. El que ejerce autoridad debe estar bajo autoridad, y vivir en autoridad. La autoridad no es algo que se toma arbitrariamente, sino que se recibe de algún lado. Tiene que sustentarse en una base legal. Puede venir de arriba, de Dios por medio de su Palabra, o puede originarse a través de una elección popular, o por un derecho de antigüedad, como en el sistema patriarcal. La Biblia es clara cuando establece el criterio del que enseña y tiene autoridad, debe ser ejemplo de los fieles en todo[17] .

EL SEGUNDO PRINCIPIO; Es definir sus derechos, junto a sus deberes en los objetivos que envuelve tal función. Para ello deberá ceñirse a normas fijas, que regulen y limiten su autoridad. Toda norma tiene límites y demandas. Aquel que tiene autoridad, recibe responsabilidad y limitaciones en sus funciones. No existe una autoridad absoluta, excepto la de Dios. Toda autoridad tiene límites, y sus límites deben ser conocidas por ambos (el que se sujeta y el sujetador). En el caso que nos ocupa, estas normas tienen que venir de la Palabra de Dios.

          Cuando un líder, por más carismático, ungido o poderoso que sea, se sale del orden establecido, confrontarlo y desobedecerle en aquello que no sea correcto, no es solo un deber, sino también un derecho y una obligación. En las Sagradas Escrituras encontramos al apóstol Pablo que resistió a Pedro cara a cara, cuando este se equivocó respecto al hecho de imponerle a los gentiles la circuncisión[18]. Por lo tanto, cuando una autoridad falla, se debe pedirle responsabilidad.

          La Biblia enseña que los pastores son mayordomos, y tendrán que dar cuenta a Dios de aquellos que se sujetaron a ellos, como enseña Hebreos 13:17[19], por lo que en la iglesia no debe existir ni el despotismo[20], ni el nepotismo[21].

          Hay una responsabilidad en aquel que ejerce autoridad, así como del que la acepta. En otra parte el Apóstol Pedro nos enseña cómo los pastores u obispos de la grey deben comportarse en su congregación, no como teniendo señorío, ni usando métodos impositivos o dictatoriales, y ordena en 1 Pedro 5:1: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, teniendo cuidado de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino de un ánimo pronto”.

          Es importante hacer hincapié en la expresión del apóstol Pedro al decir “no por fuerza, sino voluntariamente”. Lo cual representa un llamado de atención para que los que sirven al Señor, actúen coherentemente, de acuerdo con las enseñanzas dadas por el mismo Jesús, que dijo que “ejemplo él nos dio, para que sus discípulos hagan como él hizo”[22].


BIBLIOGRAFÍA

[1]– Es interesante ver la posición de Benny Hinn cuando una organización le criticó por radio, juzgando sus enseñanzas y procedimientos, en este caso él le amenazó de juicio divino y le advirtió los peligros que podría traer el «tocar al ungido de Dios». Revista «Christianity Today» septiembre 3 del 1992, página 52-53.

[2] -“El miedo a la libertad” Erich Fromm. Ediciones Paidos, España 1991.

[3]– Erich Fromm ha afirmado que «En la mayoría de los sistemas sociales la obediencia es la suprema virtud, la desobediencia el supremo pecado» Del libro «Sobre la desobediencia y otros ensayos» Ediciones Paidos, España, 1994. Pág 51.

[4] -Cuando se usa el término “poderes papales” se hace alusión al dogma de la infabilidad papal proclamado por la iglesia católica.

[5]Colosenses 3:18 Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.

[6]– Se trasmitió el 1973-78 por HRN en Honduras.

[7]– 1 Corintios 11:3 “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”.

[8]Colosenses 3:21 “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”

[9]Hechos 5:29 “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”.

[10]– Romanos13:1-2:»Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios; y las que hay, por Dios han sido constituidas. Así que, el que se opone a la autoridad, se opone a lo constituido por Dios; y los que se oponen recibirán condenación para sí mismos.»

[11]– Daniel 3:16-18«Sadrac, Mesac y Abednego respondieron y dijeron al rey–Oh Nabucodonosor, no necesitamos nosotros responderte sobre esto. Si es así, nuestro Dios, a quien rendimos culto, puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, Oh rey, nos librará. Y sino, que sea de tu conocimiento, oh rey, que no hemos de rendir culto a tu dios ni tampoco hemos de dar homenaje a la estatua que has levantado»

[12]– Daniel 6:10 “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes”

[13]«Pero respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: –Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.«

[14] «Por lo tanto, ellos partieron de la presencia del Sanedrín, regocijándose porque habían sido considerados dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el templo y de casa en casa, no cesaban de enseñar y anunciar la buena nueva de que Jesús es el Cristo»

[15]1 Corintios 7:23 “Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres”

[16]-Del libro “El poder Sutil del Abuso Espiritual» Editorial Unilit, 1995. Página 258-259.

[17]Tito 2:7 “presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad”

[18]– Gálatas 2:11-12 “Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión”

[19]“Obedeced á vuestros pastores, y sujetaos á ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no gimiendo; porque esto no os es útil”

[20]-El despotismo (griego: Δεσποτισμός, despotismós) es una forma de gobierno en la que una sola entidad gobierna con poder absoluto. 

[21]El nepotismo es la preferencia que se da a parientes, amigos o allegados para los empleos públicos o reconocimientos sin evaluar las capacidades que poseen para el cargo a desempeñar.

[22] Juan 13:15Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”.

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