MÚSICA CRISTIANA DE AYER Y HOY

Mario E. Fumero

Tomado del libro «Emoción versus convicción

En el Antiguo Testamento tenemos el libro de los Salmos, que son poesías y oraciones inspiradas, mayormente por el rey David, aunque afirman que hay algunos salmos de Moshé, Asaf, Heimán. En el Talmud el Rabi Meir afirmó que: “todas las alabanzas que se encuentran en el libro de Salmos fueron recitadas por David, conforme está dicho: ‘Las alabanzas de David, hijo de Ishai, han concluido (kalum)[1], lo que indica que el libro completo de Salmos contiene las alabanzas del rey David[2]

Podemos afirmar que, a lo largo de toda su vida, el rey David recitó y canto constantemente los salmos, y como pastor tenía un arpa[3], ya sea en tiempos de victoria y conflicto, o mientras estaba prófugo y perseguido por Saul[4], o cuando se desempeñaba como un rey victorioso en el pináculo de la realeza y la grandeza[5]. Sus labios nunca cesaron de recitar las alabanzas a Dios. Y a lo largo de la historia del cristianismo muchos convirtieron los Salmos en la forma de cantar, como un medio de expresar sus sentimientos y alabanzas a Dios. En ellos existen tres factores importantes, uno es el reconocimiento de la soberanía de Dios sobre nuestras vidas, el segundo es glorificar al Señor por lo que él hace, y tercero, clamar o pedir protección y ayuda en momentos difíciles.

INFLUENCIA PAGANA EN LA MÚSICA HEBREA

La música desempeñó un papel muy importante en la historia del pueblo e Israel, aún antes de salir de Egipto. Durante los 400 años de esclavitud de Israel en Egipto aprendieron la música de la cultura egipcia, entre ello, sus ritmos y danzas, por eso vemos en Éxodo 32, que cuando Moisés desciende de recibir la tabla de los 10 mandamientos, se encuentra al pueblo bailando y danzando, adorando a uno de los ídolos[6] porque tenían todavía la influencia de los egipcios, la cual estaba enquistada en su cultura. Es por ello por lo que vemos a lo largo de la historia de Israel, y en momentos de victoria o júbilo como las mujeres salían danzando con panderos, y se expresaban con música, lo que se convirtió en un factor cultural[7], más que religioso.

Ya en la Edad Media, y dentro de la Iglesia Católica Romana, aparecieron cánticos espirituales denominados “gregorianos”[8]. Su origen se remonta al Siglo -V-, y posiblemente fueron introducidos como liturgias por el papa Gregorio -I- el Magno, que murió en el 604 d.C. En la segunda mitad del siglo -VIII-, se extendió por todo el occidente. A este canto gregoriano también se le ha llamado canto “llano, planas, firmus”, para contraponerle al polifónico o música figurada, o, mensúrala, que apareció en el siglo -XIII-.

LA MÚSICA CLÁSICA CRISTIANA

Algunos compositores de música clásica compusieron grandes operas y sinfonías cristianas, entre ellos el más destacado fue Georg Friedrich Händel (1685 – 1759) con su sinfonía “El Mesías” y su famoso “Aleluya”. Después tenemos a Johann Sebastián Bach (1685– 1750) figurando entre sus composiciones musicales la famosa “El Ave María” y “La Pasión según Mateo”. Franz Joseph Haydn (1732 – 1809) se distingue entre sus composiciones la obra “Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz”. Wolfgang Amadeus Mozart (1756– 1791) su obra cristiana pasa conocida fue el “Requiem en re menor” muy usado en las misas católicas. Ludwig Van Beethoven (1770-1827) fue un prolifero compositor que tiene una obra llamada la “Sinfonía Nº 6 en fa mayor op.68” conocida como la “Sinfonía Pastoral”. Félix Mendelssohn (1809–1847) compuso la famosa “Marcha Nupcial que se usa en casi todas las bodas cristianas. Existen muchos autores clásicos, cuyas melodías han sido de inspiración y relajamiento a lo largo de la historia del cristianismo.  

Después de la Reforma Protestante (1517) apareció una nueva himnología que se desprendía de las experiencias personales de los hombres y mujeres que al tener un encuentro con Dios, expresaron por medio de poemas y música, sus sentimientos, ya sea de gratitud o de proclamación respecto a la grandeza de Dios. Según cuenta Heinrich Heine, cuando Martin Lutero y sus compañeros comparecieron a la dieta del Worms para ser juzgado por herejías el 16 de abril de 1521, entonaron el himno de la reforma “Castillo Fuerte es nuestro Dios” como un tributo de Lutero a su amigo Leonhard Kaiser, quien fue ejecutado el 16 de agosto de 1527 por su fe protestante. Todos los himnos clásicos que antes se cantaban, y que nacieron de experiencias profundas de sus escritores, hoy se han perdido y olvidados en muchas iglesias, para dar entrada a otras influencias más adaptadas al mundo, a cuyos compositores se les pagó para que inventaran las misma, de manera que nacieron como influencia de la cultura mundana para satisfacer los gustos del pueblo, y promover las emociones, además de hacer de la adoración musical un pingue negoció.

Es bueno entender que la himnología cristiana y los cánticos espirituales, además de tener un factor sentimental, nacen de experiencias personales, y deben de estar acorde con los principios teológicos de la Palabra, lo que tristemente en nuestro tiempo se ha perdido. No podemos ignorar que las nuevas tecnologías introducida en las iglesias, que plagian los ritmos mundanos y sus canciones, muchas veces son compuesta por artistas que no tuvieron una experiencia profunda con Dios, por lo que el contenido en la letra se aparta mucho de los parámetros correctos de lo que debe ser un cántico cristiano nacido de una experiencia espiritual.

HISTORIA DE ALGUNOS HIMNOS CLÁSICOS

Para tener una idea mejor de lo que quiero decir, analizamos algunos himnos clásicos, su origen, su contenido, y la experiencia por la cual forman parte de nuestra himnología. 

 “SUBLIME GRACIA” «Amazing Grace».

Su escritor fue  John Newton, que nació en Inglaterra en el 1725 dentro de un hogar de padres cristianos, pero en su juventud se apartó del Señor, viviendo una vida desordenada y corrupta. Trabajó en la marina mercante trasladando esclavos del África al Nuevo Mundo. En dichos barcos John se burlaba frecuentemente de la autoridad, e incluso compuso poemas obscenos y canciones sobre el capitán, que se hicieron muy populares entre la tripulación. Descendió a los niveles más bajos de degradación, y pese a que había conocido a Dios en su infancia, vivía una vida desordenada. Cierto día, en marzo de 1748, el barco Greyhound donde trabajaba, y que estaba en el Atlántico Norte, fue azotado por una violenta tormenta, provocando que un marinero naufragara, a lo cual Newton no pudo hacer nada para salvarle, quedando impactado. La angustia los embargo a todos y comenzaron a trabajar para achicar el agua que inundaba el barco. Todos creían que se iban hundir, y en esos momentos de angustia Newton le pidió desesperadamente al capitán que le dejase intentar algo, a lo que el oficial accedió. Según sus propias palabras, Newton afirmó: «Si esto no funciona, entonces ¡que el Señor tenga misericordia” y comenzó a clamar a Dios cuando estaban a punto denaufragar en medio de la tempestad.  Se fue a la bomba y se ató, junto a otros marineros a ella, para impedir que fuese arrastrada por el agua. Tras largas horas de lucha, pudieron reducir el agua. Ya exhausto, fue al puente de mando, donde, durante las once horas siguientes reflexionó sobre lo ocurrido y, fue entonces que se convirtió, y su vida cambió radicalmente. Llego a ser pastor y comenzó a perder la vista. Promovió fuertemente el combate al tráfico de esclavos que hacían los barcos ingleses, e influyo en algunos miembros de la Cámara de los Lores para abolir tal práctica, y en esta etapa de su vida, escribió el himno que relataba su experiencia y testimonio de la asombrosa gracia de Dios mostrada en su vida. Este himno es una de las joyas de la himinología cristiana que tristemente mucho no conocen.

“CUAN GRANDE ES ÉL”

Era un día soleado del 1885 cuando el pastor y senador sueco, Carl Boberg, regresaba a su casa de una reunión, de pronto en el camino una fuerte tormenta se desato y Carl corrió a refugiarse debajo de unos arbustos. Los fuerte vientos y los relámpagos comenzaron a azotar ese lugar, y el pastor comenzó a orar al Señor. Después que la tormenta pasó, Carl llegó a su casa impresionado por lo que había ocurrido, y comenzó a reflexionar sobre la grandeza de Dios y empezó a escribir las letras de la canción que sería una de las más traducidas a muchos idiomas, se titulaba “Cuán grande es él”. Fue traducido al alemán en 1907 y luego llevada a Rusia en 1912, cinco años antes de la Revolución Comunista. Un misionero inglés, Stuart K. Hine, lo aprendió en ruso y lo tradujo, agregando la cuarta estrofa en 1948. Tiempo después fue traducida al español en 1958, por un argentino.

“OH, QUE AMIGO NOS ES CRISTO”

En el año 1819 nació en Banbridge, Irlanda del Norte, Joseph Scriven. Su historia comienza cuando en el año 1844 experimento un cambio tremendo, ya que cuando estaba a punto de casarse, su prometida, un día antes de la boda, sufrió un accidente en el río, mientras cabalgaba a caballo, muriendo ahogada. Esta tragedia dejó el corazón del joven destrozado. Todo a su alrededor le hacía recordar a su amada, por lo que poco tiempo después decidió mudarse a Ontario, Canadá donde fue influenciado por la lectura de la Biblia, impactándole los capítulos 5 y 7 del evangelio de Mateo que contienen el Sermón del Monte.

Se fue a vivir al pueblo de Port Hope en donde se dedicó a ayudar al prójimo, y caminaba con un serrucho cortando leña para los más necesitados, principalmente a las viudas y a los huérfanos. En 1859, Joseph se enamoró y comprometió con otra mujer, Eliza Roche, pero nuevamente la tragedia golpeó su corazón enamorado. Eliza, que iba a ser su esposa se enfermó de neumonía, y murió poco tiempo después. En esos momentos de desesperación y con su fe puesta en Jesús, acudió a él como su fiel y cercano amigo, para que le ayudara en sus tribulaciones. Joseph se consolaba en una profunda comunión con su Señor. Un día le escribió un poema a su madre, cuando esta estaba muy enferma, con el fin de animarle en sus penas. Años más tarde, cuando el mismo Joseph estaba enfermo, un amigo suyo le leyó las hermosas palabras que él le había escrito a su madre y que decían: “¡Oh! ¡qué amigo nos es Cristo!  nuestras culpas Él llevó, y nos manda que llevemos todo a Dios en oración. ¿Somos tristes, agobiados, y cargados de aflicción? Esto es porque no llevamos todo a Dios en oración”.

Tiempo después un compositor de himnos llamado Ira Sankey recibió las letras y compuso la melodía de este himno en 1875, justo a tiempo antes de la publicación de sus himnarios, al cual fue añadido.

“PREFIERO A CRISTO”

          Este fue el himno que llevó a la fama a George Beverly Shea, hijo del Reverendo A. J. Shea y Maude Whitney Shea, siendo el cuarto de ocho hijos, que nació en Winchester, Ontario, Canadá en 1909. Su padre fue predicador en Winchester durante veinte años, y luego fue a vivir a Ottawa por 10 años. Su madre descubrió el talento musical de su hijo George, ya que desde muy pequeño se las arreglaba para hacer sonar las teclas del piano, hasta que la madre le enseñó algunos acordes y después su padre le enseñó a tocar el violín. Su primera vez que canto en público fue en el coro de la iglesia metodista donde su padre era pastor.

Se presentó a un concurso de canto en el programa del comediante Fred Allen en el cual quedó segundo lugar, y se pidió que interpretará algunas canciones populares, pero él se negó hacerlo, pues solo le cantaba a Dios. En 1933 un director de radio lo oyó cantar y le consiguió una audición para cantar música secular en un programa radial de la NBC, una de las principales estaciones radiales de los Estados Unidos, junto con un conocido grupo masculino conocido como los “lynn Murray Dingers” pero George Beverly Shea rechazo la  oferta, ya que sentía que esa no era su misión, pues la idea de cantar música secular le incomodaba, y sin dudarlo, sabiendo la oportunidad que perdía, tomó la decisión correcta, rechazando esta oportunidad. Cuentan que en un acto del colegio interpreto un himno, y en el mismo estaba presente un magnate de Hollywood que al oírlo cantar el himno “cuán grande es él” quedo impresionado por su voz, y fue a conversar con él a su casa para pedirle que aceptara un contrato en Hollywood en donde tendría muchas oportunidades de ser un famoso artista. John le replicó que en la mañana le daría la respuesta, y conversó de la oferta con su madre, la cual le dijo que tenía que pensarlo bien. Esa noche no pudo dormir, y sentado en el piano, compuso una canción con la cual le daría la respuesta al empresario que vendría el día siguiente.

Cuando la agente de Hollywood llegó a su casa, George le dijo que le iba a dar la respuesta cantando, y entonces sentado en el piano, entono el himno que esa noche había compuesto, con el cual renunciaba a todo lo que el mundo da, pero ello lo llevaría a la fama dentro del mundo evangélico. El himno decía: “Prefiero a Cristo que oro y plata, Prefiero ser suyo que andar en el mal, Prefiero a mi Cristo que cualquier bien. Prefiero vivir guiado solo por El, antes de ser rey de dominios mil, y vivir en la maldad, prefiero a mi Cristo y solo a Él, Que lo que este mundo da”.

Cuando el evangelista Billy Graham lo escucho cantar en una campaña en su pueblo, le pidió que se uniera a él para cantar en sus campañas por todo el mundo. Convirtiéndose en el cantante oficial de su ministerio. En 2011 fue honrado en los Grammy Awards con el Premio Grammy a su carrera artística.

Pudiéramos seguir mencionando otros cientos de cánticos antiguos con mensaje impactantes y basados en experiencias reales, pero no tenemos espacio suficiente para ello, simplemente me limito a señalar algunos casos puntuales. Tristemente en nuestro mundo moderno, los himnos o cánticos evangélicos, en su gran mayoría, no nacieron de una experiencia personal, sino de un plagio o de un compositor que, usando sus dotes artísticas, confecciona música de acuerdo con el gusto del cliente. Muchas de estas canciones se vuelven ambigua, y no menciona específicamente a Dios, otras lo mencionan, pero cometiendo grandes errores teológicos.

EL NEGOCIO DE LA MÚSICA CRISTIANA

Es de conocimiento de muchos hermanos, que ciertos cantantes cristianos a los cuales erróneamente le llamamos “salmista” han hecho de la música un gran negocio, y encargan a compositores seculares que le diseñen temas que tiene fines determinado, los cuales no nacen de una experiencia, sino no de una oferta mercantil atractiva. No solamente el contenido es fabricado artificialmente, sino que la melodía que se usa, en su gran mayoría, es un plagio copiado de los ritmos que nacen en el mundo secular, y algunos hasta son ritmos carnales, que se adaptan al cristianismo para introducirlos en la iglesia, convirtiendo la adoración en un espectáculo, réplica del mundo, donde el centro es el cantante, la fama y la melodía de moda.

Es triste la influencia de los cánticos modernos en la vida de la Iglesia Evangélica, donde han desechado lo antiguo, para dar paso a todo lo nuevo, que muchas veces no nace de una experiencia, ni tiene un contenido bíblico correcto, pero sí mueve las emociones y están muy lejos de entender que no debemos imitar ni amar al mundo, ni las cosas que hay en el mundo[9].

Cierta vez viajaba en un avión rumbo a Miami y en el mismo iba un grupo musical cristiano que había tenido un concierto en San Pedro Sula, donde tuvieron un gran éxito, y comentaban entre ellos como la gente quedó impresionada, y en forma burlesca hablaban del gran negocio que es la música cristiana en concierto dentro de los círculos evangélicos, hablaban tan profanamente, que demostraban no haber conocido a Dios, pero sí se habían infiltrado en la iglesia como cantante de adoración. Esta es una triste realidad.


BIBLIOGRAFÍA

[1] Salmos 72:20. “Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí.”

[2]– Talmud, Pesajim 117a.

[3]1 Samuel 16:23Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él”

[4]– Ver los Salmos 52 y 54.

[5]– Ver Talmud, Berajot 4a.

[6]Éxodo 32:19 “Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte.”

[7]Éxodo 15:20 “Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas”. Jueces 11:34 “Entonces volvió Jefté a Mizpa, a su casa; y he aquí su hija que salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su hija única; no tenía fuera de ella hijo ni hija”. 1 Samuel 18:7 Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles”.

[8]– El término canto gregoriano era un tipo de canto llano, simple, monódico y con una música supeditada al texto utilizado en la liturgia de la Iglesia católica,

[9]1 Juan 2:15 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”.

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