Mario E. Fumero
Bajo la influencia de la ideología de género, y como un complemento para su apoyo, se estableció la doctrina de la “percepción”. Pero antes de analizar esta palabra como doctrina definamos su significado según la lengua castellana. Es una sensación interior que resulta de una impresión material producida en los sentidos corporales, también se puede definir como la forma en que el cerebro humano interpreta las sensaciones que recibe a través de los sentidos para formar inconsciente o consciente. Según la medicina es una psicopatología de personas que se percibe de una forma diferente, según un estímulo o un grupo de estímulos que se encuentra al alcance de sus órganos sensoriales, de manera que esto produce una distorsión de la forma de percibirse, siendo una característica que altera la realidad.
Pero ¿Qué significa la doctrina de la percepción? Simplemente es el concepto de qué tú eres como tú te percibes, aunque esta percepción no esté de acuerdo con la realidad física, natural o biológica. Esto quiere decir que, si tú siendo hombre te sientes mujer, tienes el derecho a ser mujer, aunque la gente piense lo contrario. Pero ahí no está el problema, sino que él mismo parece que aquellos que te perciben como lo que eres, y no te identifican como tú te sientes ser, entonces se crea la falacia de qué te están discriminando y, por lo tanto, están haciendo “apología al odio”. En nuestros tiempos para señalar a los que no piensan como tú automáticamente le aplican el epíteto de discriminación y de apología al odio, lo que convierte el de decir la verdad en un atentado contra la realidad.
Este concepto de “ser como me percibo” crea grandes problemas sociales, jurídicos y vivenciales. Se ha dado el caso de un hombre que maltrata a una mujer, pero cuando es acusado ante los tribunales, él afirma que él se siente mujer, e incluso cambió su identidad sexual legalmente entonces si un hombre que se siente mujer y agrede a una mujer que es mujer de verdad, el delito se convierte en una riña entre mujeres, y no se le puede acusar de abuso machista. El otro problema es en el deporte, cuando un hombre se percibe como mujer y practica boxeo o natación o algún otro deporte de fuerza, indudablemente tiene ventaja sobre la mujer que biológicamente lo es, porque, aunque se cambie el sexo, no puede cambiar la característica biológica y psíquica que tiene el hombre y la mujer en su estructura mental y física.
¿Qué tal si una persona se percibe ser como un perro, o un elefante, o cualquier tipo de animal y no se le trata como tal? Estaríamos cometiendo un acto discriminatorio, y podríamos ser acusados de «apología del odio». En la psiquiatría se consideraba el percibirse contrario a lo natural como un trastorno psiquiátrico que debía ser tratado. Pongamos un ejemplo; una mujer llega al médico porque, siendo delgada, siente que es gorda, y le pide al médico un tratamiento para adelgazar. ¿Qué pasaría si el médico no la trata como ella se percibe? Existe un caso real ocurrido en los Estados Unidos de una madre que llevó a su hijo al veterinario porque se sentía que era gato y se puso enfermo. El veterinario se negó a tratarlo porque era un niño, y no un gato. La madre lo amenazó con acusarlo por discriminación ante las autoridades, porque es un derecho jurídico en ese estado, percibirme como yo quiera.
Indudablemente vivimos en un mundo que se ha vuelto loco, pero lo peor no es que el mundo se vuelva loco, sino que la ley legaliza la locura como normalidad, y aunque bajo el pretexto de la percepción, cada cual tiene el derecho a sentirse como le dé la gana, pero es absurdo judicializar a los que no acepten esta errónea percepción. ¿Y qué tal sería si un niño se siente que es Superman, y la madre lo deje tirarse de un tercer piso? Si esa es su percepción entonces ¿Qué podemos hacer para evitar el suicidio?
Unidos Contra la Apostasía 