ESCÁNDALO RELIGIOSO QUE NOS AVERGÜENZA

Por Mario E. Fumero

Hace poco, los medios de comunicación difundieron un conflicto entre las Asambleas de Dios de Honduras y los líderes actuales de la iglesia Aposento Alto en Tegucigalpa. Lo más lamentable no es solo la disputa, sino que esta se haya expuesto públicamente por diversos medios de comunicaciones, manchando el testimonio del pueblo evangélico. Como parte de ese pueblo, me duele profundamente este escándalo.

¿Qué está en juego? No es la doctrina. Es el dinero y los bienes materiales. Y eso es lo más triste. Todos estos pelitos nacen por defender intereses materiales, por lo cual los hermanos se enfrentan entre si defendiendo intereses mezquinos, y lo hacen, además, ante los ojos del mundo. Al ver todos estos lechos, me pregunto ¿Dónde queda entonces el mensaje de Jesucristo? ¿Casos se han olvidado y aquellas palabras del maestro cuando digo que no os afanéis, porque teniendo sustento y abrirlo, debemos de estar contentos?

Como ministro del Evangelio, creo que cada congregación tiene el derecho de administrar sus recursos y rendir cuenta a sus miembros. Pero también creo firmemente que ninguna iglesia debería acumular riquezas excesivas Viviendo en un mundo lleno de necesidades y miserias. Cuando hay millones en el banco, tarde o temprano surgirán divisiones debido a hombres ambiciosos que no viven para Dios sino para el vientre. Tristemente todos estos escándalos no nacen para defender la sana doctrina, sino por la codicia. Eso es reprobable desde una perspectiva bíblica.

Jesús fue claro al respecto cuando afirmo en sus enseñanzas que «Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino…» (Mateo 18:6). Además, el apóstol Pablo no se queda atrás al declarar que “El amor al dinero es la raíz de todos los males” (1 Timoteo 6:10). Y entonces escándalos que estamos viendo evidencia eso: el amor al dinero, el cual extravía y destruye a aquellos cristianos poseído de la ambición.

Mientras que muchos escándalos en la Iglesia Católica tienen raíz en la problemática, en el mundo evangélico la mayoría de los escándalos tienen su raíz en el amor al dinero. Y peor aún, dentro de la iglesia evangélica se ha fabricado una teología que promueve la ambición, haciendo de la fe una teológica llamada de la prosperidad convirtiendo algunas congregaciones en negocio y usando la fe como fuente de ganancia. Estos han hecho de la gracia un mercado, y de los púlpitos una plataforma de ambición.

Debemos evitar el escándalo a toda costa, máxime en estos tiempos donde las redes sociales magnifican los errores y distorsionan los hechos. Si hay problemas, resolvámoslos como familia de la fe en casa. No demos lugar al enemigo. No permitamos que el nombre de Cristo sea blasfemado por causa de nuestro mal testimonio.

Antes de concluir debo aclarar que no todos somos iguales. Pero cuando los escándalos se hacen públicos, mucha gente juzga una parte, como el todo, y eso hiere y daña la causa de Cristo.

marioeduardofumero@gmail.com

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