Mario E. Fumero

          Jesucristo enseño de que “no debemos juzgar según la apariencia, sino con juicio justo” San Juan 7:24. El término justo significa que a la hora de establecer un juicio lo hagamos con base, argumentos y evidencias reales, y que, al hacer algún señalamiento, no actuemos morbosamente a la hora de acusar, señalar o juzgar. Esto nos debe llevar a reconocer que el derecho de la libertad de expresión debe respetar la dignidad y la verdad, de lo contrario, estamos calumniado o difamando a las personas.

          Últimamente estamos viendo como el irrespeto prevalece en los señalamientos hacia aquellos que por ocupar un puesto público o de fama, son víctimas del acoso por parte de los paparachis, en caso de los artistas, y de los periodistas, por parte de los políticos y gobernantes. Es de condenar el uso de la mentira y la invasión de la intimidad de los famosos por parte de los que buscan una foto o una noticia con el fin de obtener ganancias a costa de violentar los derechos individuales de las personas.

          En el caso de los artistas, los programas de chismes tienen mucho éxito, y en algunos países se han procesado judicialmente a paparachis por difamación o invasión de la privacidad hacia los famosos. En lo político hemos visto como al presidente Bush se le crítica, condena e incluso se le llama criminal en manifestaciones contra la guerra de Irak, y a este juego se presta el presidente de Venezuela, al usar palabras groseras contra el mandatario norteamericano, el cual guarda silencio para no descender al nivel de sus oponentes.

          En Honduras esta ocurriendo lo mismo. Algunos gremios están atacando a sus autoridades con palabras lascivas, y en algunos casos, están invadiendo la intimidad de ciertos gobernantes para hacer noticia de descrédito a sus funciones en base a situaciones que nada tiene que ver con su trabajo. Es el caso de los presidentes de Honduras. A todos se les ha criticado, calumniado y difamado, pero lo peor es cuando en los señalamientos hay alevosía, o sea, se trata de poner una parte como un todo para presentar una verdad distorsionada de la realidad. No ha habido un gobernante en Honduras, o en cualquier parte del mundo, que no haya sido víctima de criticas destructivas. Tristemente, siempre lo negativo sobrepasa sobre lo positivo porque lo bueno no se vende fácil.

          Los gobernantes tienen que luchar desde el poder con varios frentes. Primero: deben enfrentar la situación del país respecto a la pobreza. Segundo: de la calidad humana para ejecutar sus políticas, es indudable que como humanos todos fallamos en algunos momentos. Tercero: enfrentar la avalancha de las críticas de sus oponentes que muchas veces no obedecen a un deseo de mejorar las cosas, sino de hundir y desacreditar al gobernante de turno, él cual con buenos deseos quiere corregir los males históricos, pero que en su intento se ve afectado por intereses mezquinos que usan el descrédito como plataforma para detener los cambios. Es por ello que el lado más débil de la democracia esta en que todo es licito, aunque muchas veces sea mentira, o rompa los limites del derecho.

          Hacer señalamientos sin pruebas, y para destruir, es un pecado condenado en los mandamientos, pues es levantar un falso testimonio. Señalar errores es un derecho, siempre y cuando ataquemos ideas y no a personas o familias. Todos debemos ser respetados en nuestra intimidad, y no debemos buscar acciones personales para condenar un trabajo ejecutado con buena voluntad. Los que están en eminencia, como nuestros gobernantes, deben ser juzgado con justo juicio en aquello que no hacen bien, pero no generalizar por un error, todo un quehacer. Tristemente un presidente toma el poder, y sin haber pasado un año de su gestión es señalado y acusado de no resolver los problemas que por años ha vivido el país.

Es fácil juzgar, condenar, señalar, pero difícil corregir, instruir, ayudar y apoyar las buenas acciones. Espero que de un lado y otro reine la sabiduría. Los medios deben ser usados para presentar lo bueno y lo malo del quehacer ciudadano, sin explotar lo negativo a matices escandalosos. Los gobernantes deben aprender a soportar las criticas y defender sus posiciones cuando consideren que se ha sido injusto en los señalamientos. Solo así podremos cumplir con la enseñanza de Jesús cuando dijo: “juzgar con justo juicio”.

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