Mario E. Fumero
No podemos negar que el progreso y los nuevos métodos educativos y vivénciales han hecho la vida y los estudios más cómodos y fáciles, pero ¿Esta comodidad abra hecho la vida más positiva o negativa?
En Francia, y después de muchos años de tener un sistema educativo denominado “global”, en donde se enseña a leer sé hacia por medio de figuras y palabras, y, además, se permitía el uso de calculadora, se llegó a la conclusión de que esos métodos afecto el rendimiento de los estudiantes al llegar a la universidad, pues apenas sabían leer y escribir, y sin unas calculadoras, eran inútiles para realizar una simple operaciones de matemática. Esto motivo a los dirigentes de la educación publica a retornar al sistema educativo clásico, que consiste en el uso del abecedario y la conjugación de letras, sin la ayuda de imágenes, para formar así palabras y, además, eliminar las calculadoras en las clases de matemática con el fin de mejorar la calidad de aprendizaje en los alumnos.
No cabe duda de que cuanto más dependemos de la tecnología (computadoras, medios visuales, calculadora, mandos a distancias, juegos electrónicos etc.) menos pensamos, menos nos movemos y sin quererlo, nos convertimos en esclavos de la tecnología. Quizás esta sea la causa de la decadencia educativa que vivimos en Honduras, pues el uso de los métodos globales, impuesto por las nuevas corrientes modernistas, el cual nos lleva a la asociación de objetos para aprender, no desarrolla la habilidad de leer, pesar, razonar o investigar. Actualmente un alto índice de universitarios lee poco y mal, y al escribir, no cometen errores de ortografía, sino horrores gramaticales. En cuanto a la matemática, si no se tienen una calculadora, apenas se puede sumar.
En otro aspecto, la comodidad de la gente al usar carros, mandos a distancia, televisión, Internet, y teléfonos móviles ha eliminado el caminar y moverse, y en los niños, que pasan un 30% de su tiempo con la tele o los videos juegos, en vez de practicar deportes físicos, se genera un aumento alarmante de la obesidad y los problemas conductuales. Las consecuencias de la comodidad generan el aumento del estrés, de peso, del sedentarismo y la secuela cardiovascular que derivan de este tipo de comportamiento son impredecibles. Cuanto más nos acomodamos a lo tecnológico, más trastornos físicos tendremos. Y lo digo por experiencia propia, porque hoy sufro las consecuencias de este estilo de vida el cual me esta llevando a la muerte.
Es crítica la condición actual en la calidad educativa, y lo que es más grave todavía, en la salud de nuestros niños y jóvenes. Según estadísticas en los países en donde para ingresar a una universidad se requieren exámenes de oposición, el índice de fracaso sobrepasa el 50%. Respecto a la gordura, en Estados Unidos, más de un 40 % de niños padecen de obesidad razón por lo cual en los centros educativos públicos se han tomado medidas drásticas como el suprimir las maquinas de refrescos y establecer dietas bajas en calorías. Lo mismo esta ocurriendo en España. Entre los adultos un 60% están con sobrepeso, y en Honduras, principalmente en la clase media y alta, esta tendencia ha aumentado con la entrada de los lugares de comidas rápidas, alta en calorías y grasas. Este estilo de vida, en el cual todos hemos caído, nos conduce irreversiblemente a problemas de salud, y lleva a nuestros hijos hacia una deficiente educación, razón que nos debe hacer reflexionar y renunciar a lo fácil, rápido y cómodo, para retomar los principios antiguos, y como dice la Palabra de Dios: “volver a las sendas antiguas” porque aunque lo fácil es cómodo, tarde o temprano nos puede traer consecuencias, pues esta de moda la hipertensión, el aumento del colesterol y triglicéridos etc. Somos tan esclavos de lo tecnológico que incluso hasta en mis cultos religiosos nos vemos atados, pues al no haber equipo de sonido e instrumentos musical, ya no podemos cantarle al Señor. Recuerdo que en un culto a donde fui a predicar mientras cantaban, se fue la luz, y el que estaba al frente dejó de cantar y dijo: “vamos a esperar que venga la energía para seguir adorando”. Esto es el efecto y las consecuencias del progreso, al cual nos hacemos esclavos.
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