LOS LÍMITES DE LA LIBERTAD

Mario E. Fumero

La libertad es un término ambiguo, porque ser libre no significa poder hacer lo que me da la gana.  El apóstol Pedro dice que debemos vivir como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. (1 Pedro 2:16), y Benito Juárez define el derecho de libertad con limites, pues tu libertad termina, cuando la mía comienza.

          Es por ello por lo que debemos preguntarnos ¿Hasta donde somos libres? La ley define los límites de la libertad. Contamos para ello además de la ley civil, que determina que toda libertad debe respetar la vida y la convivencia social, la ley moral, que nos hace entender que la libertad es un don de Dios que debemos usar con límite, a fin de que seamos esclavos del pecado.

          Estas leyes (tanto la moral como la civil) hacen que nuestra libertad sea regulada, para que no degenere en un libertinaje que afecte la convivencia. Así que la ley establece que no existe una libertad absoluta, sino que la misma es relativa. Frente a esta reflexión, podemos afirmar que la libertad de expresión, tema candente en una sociedad corrupta y con líderes megalómanos, debe funcionar dentro de una plataforma de honestidad e integridad, y no atacar, juzgar o acusar a alguien si no tenemos para ello pruebas, pues de lo contrario, caeríamos en la calumnia, perjurio o mentira. La crítica, por ejemplo, debe tener un fin constructivo. El respeto al hablar debe ser la tónica de nuestra sociedad. Las ofensas, burlas o sarcasmos deberían ser evitada, porque con tales acciones dañamos a los demás, así que, en este caso, “el respeto al derecho ajeno es la paz”. Si es cierto que tenemos derecho a juzgar las acciones de nuestros gobernantes o líderes, debemos hacerlo con respeto y fundamento. La libertad de expresión no debe atentar contra la dignidad de las personas.

          La otra libertad que esta en controversia es la libertad de culto. Cada individuo debe tener la creencia que le de la gana, siempre y cuando, al tenerla, no atente contra el otro que no piensa igual. Se puede aceptar cualquier ideología si la misma sigue los lineamientos ya establecidos, respetar la ley civil y la ley moral. Pero ¿Qué hacer cuando una creencia religiosa o filosófica atente contra los demás que no piensan como ellos? ¿Podemos dar cabida a las creencias de la iglesia Satánica, o de aquellos que se proclaman anticristo y promueven el ataque y sabotaje a otras iglesias cristiana? Se puede creer lo que se quiera, pero esa creencia debe respetar las de los demás. Muchos ideólogos tratan de imponer sus ideas por medio de la fuerza, amenaza o presión, pero en tales casos se atenta con la libertad de conciencia del otro, y tal acción, además de que debe ser repudiada, es intolerante e inaceptable en un régimen de libertad. Se puede morir por un ideal o causa, pero no se puede matar o atentar a tercero por ello, pues en tal caso, la libertad no es libertad sino atropello o dictadura.

          Un ejemplo de ello lo tenemos en el fenómeno de algunas sectas que, practicando cultos satánicos, promueven el ataque a otros grupos y acuden a métodos ilícitos para obtener fondos que emplean en intoxicar la mente de la gente o niños. También esta el caso de esos movimientos, como por ejemplo la secta “Creciendo en Gracia”, que obligan a los padres tatuarles a los niños símbolos satánicos. Una persona mayor de edad puede decidir hacer con su cuerpo o vida lo que le de la gana, aunque algunas acciones pueden ser condenables, pero ¿Es lógico dejar que se les impongan a los niños tales practicas, como el tatuarse o esterilizarse? Mientras un ser humano sea menor de edad, el Estado debe protegerlo en su integridad física. Nuestra sociedad no acepta la esclavitud, y nadie es dueño de nadie. La libertad se limita cuando se sale de su cause normal y rompe con los principios éticos de la sociedad moderna.

Hay que juzgar, pero hacerlo con justo juicio. Hay que ser libre, pero no dañar mi integridad física o la de otro. Hay que creer, pero no imponerle a otro lo que creo. Si una secta, partido político o filosofía rompe la paz social, o el respeto a los demás, debe sancionarse y excluirse del sistema, porque tal libertar no lleva a la esclavitud, dictadura o violencia. Así que toda libertad tiene un límite. Y para terminar quiero citar a Gálatas 5:13 en donde San Pablo nos dice: “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros”.

Email     Mario.fumero@gmail.com

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