«LA DELINCUENCIA» BUSCANDO SUS RAICES -1-

          Mario E.  Fumero

Nuestro mundo se enfrenta a un grave flagelo que afecta a la sociedad moderna, principalmente a la nación hondureña. Este flagelo radica una agobiante inseguridad y violencia originada por una delincuencia incontrolable, acompañada por un alto consumo de drogas. Hemos pasado a ser de un país de tránsito de drogas, a un país consumidor de la misma.

Hemos visto en los últimos 20 años el grave deterioro moral y delincuencial que ha sufrido nuestra sociedad. A partir de la década del 90, y culminando con el 2014, los índices de criminalidad, drogadicción y violencia se han disparado a cifras alarmantes, dejándose sentir aun en los lugares más remotos del país. Los gobiernos han tratado por todos los medios de enfrentar este flagelo adoptando leyes y medidas persuasivas y represivas, que tristemente no han podido contribuir a la disminución de este fenómeno. Pero no solamente vemos la violencia incubada en la sociedad hondureña como un problema nacional, sino que también existe en los países vecinos e industrializados y prósperos, como los Estados Unidos de Norteamérica. La violencia se extiende mayormente entre los menores de edad, que han sacudido los cimientos de los sistemas de educación público, causando escándalos y conmoción en la nación norteamericana, a tal grado, que, para combatir tal fenómeno, las Cortes o tribunales de los Estados Unidos han optado por reducir la edad punible, y juzgar a los menores que asesinan, bajó el procedimiento normal que se le sigue a un adulto.

Pero dejemos a un lado lo que ocurre en otros países, y analicemos la problemática nacional. El gobierno del Presidente Juan Orlando Hernández ha lanzado una ofensiva contra la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado, pero tal parece que los resultados no han sido muy alentadores, pues al atacar a las cabezas del crimen organizado, sus  conectes se revuelven y aparecen acciones desesperadas para desestabilizar y desacreditar a un gobierno que se enfrenta a dos terrible flagelo que gozan de muchos recursos y respaldado, debido a un sistema endémico que genera  impunidad e inseguridad. Hay muchos aliados para que la delincuencia y el asesinato siga siendo el pan nuestro de cada día. El hecho de la existencia de carros y motos sí y matrícula, de la falta de un control en la venta de celulares, la corrupción en los centros penales, y los miembros de las fuerzas de seguridad del estado que son comprados por el crimen organizado, hacen que las mafias estén entronizadas en el país y manejen millones de dólares con los cuales compran el silencio por las buenas, o por las malas.

¿Como solución la crisis de delincuencia e inseguridad? La gran mayoría piensa que con leyes severas se puede arreglar todo. Algunos piensan que con una depuración policial y judicial resolverían el problema. Por otro lado, está el aumentar de los elementos de seguridad del estado que han acertado buenos golpes al narcotráfico. Sin embargo, quiero demostrar en estos artículos que tales medidas son una panacea para frenar el aumento, pero no da la solución final para remediar el problema a largo plazo. ¿Y por qué digo esto? Porque estamos atacando el efecto, pero no es el método que remedia las causas.

Estamos tratando de talar las ramas podridas de un árbol, y arrancar las zonas dañadas, pero ignoramos que las causas del mal están en las raíces. Así que, mientras no erradiquemos las causas que originan la delincuencia, difícilmente podremos evitar los efectos, porque la ley física si se altera, dictamina los efectos negativos. Esto es aplicable también a la convivencia social. Cuando hablamos de convivencia social, hablamos de las personas. Cuando hablamos de las personas, hablamos de las familias, y cuando hablamos de las familias, tenemos que hablar de los valores sobre los cuales son constituidas.

He conversado con el Sr. Presidente de la república Juan Orlando Hernández y con el Presidente del Congreso Mauricio OIiva sobre la problemática relacionada con del aumento de la delincuencia juvenil en los menores de edad, y le echó ver mis puntos de vista, los cuales se fundamentan en un trabajo de 40 años en el Proyecto Victoria, y aunque mis puntos de vista rompan con las estrategias actuales y parecerán inalcanzables, pues sería un plan a muy largo plazo y con grandes implicaciones sociales aun dentro del Congreso, estoy seguro que sería la única solución para resolver un problema temporal que si no se puede resolver a fondo, seguirá latente y terminará devorando a la sociedad, porque las causas de nuestros males radical en los nuevos esquemas de valores establecido por una sociedad influenciada por una actitud psicológica liberal, sin principios morales y carentes de temor.

CONTINUARA

mario.fumero@gmail.com

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