Mario E. Fumero
El término egoísmo procede del latín “ego” y según la psicología, es la instancia psíquica mediante la cual un individuo se hace consciente de su propia identidad y se reconoce como el “yo”. El ego es aquello que media entre la realidad de un mundo físico, que maneja los impulsos del sujeto y sus ideales. De manera que egoísmo es la actitud de quien manifiesta un “excesivo amor por sí mismo y se siente el centro de todas las cosas”, y solamente se ocupa de aquello que es para su propio interés y beneficio, sin atender ni reparar en las necesidades de los demás.
El antónimo de egoísmo es el altruismo, que se define como aquellas actitudes y conductas desinteresadas para ayudar a los demás. A lo largo de este libro, vamos a conocer algunas características que definen a las personas egoístas y veremos, desde una óptica bíblica, sus hábitos cotidianos que nos pueden prevenir de este tipo de personas, y distinguir entre un verdadero cristiano y un religioso que este poseído por un egoísmo que lo conduce al orgullo y se evidencia por sus frutos. Este enfoque puede hacerse desde dos perspectivas.
La primera es definiéndolo según el concepto bíblico como un factor de la herencia pecaminosa, que produjo un daño psíquico conductual en la vida de aquellos que, desobedeciendo las normas establecidas por Dios, tratan de vivir para sí mismos[1]. La Biblia lo define como una actitud que se opone al amor al prójimo, proclamado por la fe cristiana. En el texto bíblico se señala que: “Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás” (Filipenses, II: 3-4).
La segunda perspectiva del egoísmo la podemos analizar desde el punto de vista psicológico, estableciendo que es una forma de actuar frente al temor o la inseguridad, “aludiendo un conjunto de conductas del ser humano que se pueden manifestar en el “egotismo”[2]. No presta atención a lo que les ocurre a las personas que les rodean, ni a las necesidades de aquellos con quien conviven. Es un sentimiento de quien tiene una idea exagerada de su propia importancia; cayendo en el egocentrismo; actitud propia de quien cree que todo gira en torno a sus intereses, y, finalmente, puede expresarse con una conducta abiertamente “asocial”, que no muestra empatía, ni ningún interés por las demás personas, ni por integrarse en la vida social[3].
BIBLIOGRAFÍA
[1]– El egoísmo es una actitud que se opone al amor al prójimo.
[2]– El término egotismo (del latín «ego» que significa «yo» y de «ismo» que hace alusión a la «práctica de«), puede ser identificado con el concepto de excesiva importancia concedida a sí mismos y a las propias experiencias vitales.
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