Mario E. Fumero
“Pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” Genesis 3:3-5.
Podríamos especular sobre las causas que originaron la caída de Luzbel, así como su intervención para destruir la nueva creación de Dios en el Edén, sin embargo, Luzbel se convirtió en Satanás y esgrimió la misma estrategia que le llevó al fracaso, para destruir la creación de Dios.
LA HISTORIA SE REPITE
En el relato de Génesis 3:1-6 vemos como la serpiente, poseída por Satanás, sedujo a la mujer para que comiera del fruto prohibido, afirmando que si lo hacía «sería como Dios«, apelando al deseo de superioridad, en el cual se encierra la soberbia. Satanás sabía, por experiencia propia, que, si inducía a la mujer a querer ser más de lo que eran, y convertirse en «dioses» mediante la desobediencia, perderían su naturaleza eterna, y los destruiría por medio de la soberbia. Por lo cual, Dios los desechó, ya que así se originó su propia caída. Noten que con mentiras Satanás llevó a la creación al fracaso, porque ellos ya eran eternos, pero anhelaron ser más de lo que eran. Jesús llamó a Satanás, padre de la mentira en Juan 8:44 al afirmar que: «Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira«.
Una vez que el hombre y la mujer desobedecieron a Dios, dice la Biblia que sus ojos fueron abiertos y descubrieron que estaban desnudos (Génesis 3:7[1]), y se hicieron de hojas, delantales, para cubrir su desnudez.
NACIENDO EL EGOÍSMO
Es interesante observar el hecho de que antes de la caída, estaban desnudos y el hombre vivía mirando a su mujer, y su mujer al hombre. Pero a partir de ahí, empezaron a verse a sí mismos, naciendo el «egoísmo»[2], el cual genera una serie de problemas que afectan nuestras relaciones personales. Es allí cuando la persona se vuelve egocéntrica[3] y aparecen todos los frutos del “ego”, como spn; soberbia, orgullo, jactancia, envidia, prepotencia, ambición etc.
Definamos el término «egoísmo» en su sentido etimológico: La palabra egoísmo procede del latín “ego”, “yo”, e “–ismo”, que es centro. «Es un amor excesivo e inmoderado que tiene una persona sobre sí misma, y que le hace atender desmedidamente su propio interés. El egoísta no se interesa por el prójimo, y rige sus actos de acuerdo con su absoluta conveniencia. El concepto proviene del término “ego” que de acuerdo con la psicología, es la instancia psíquica mediante la cual un individuo se hace consciente de su propia identidad, y se reconoce como el «yo«.
FRUTOS DEL EGOÍSMO
Ahora además del egoísmo que originó la caída, tenemos la soberbia, que produce el orgullo, el cual a su vez produce la envidia que lleva a la codicia, todas ellas vinculadas al capricho humano y a la naturaleza pecaminosa.
Este egoísmo se encuentra impregnado en los genes de todos los seres humanos como parte de la herencia pecaminosa que heredamos de nuestros padres (Romanos 7:18[4]). Refiriéndose a ello el apóstol Pablo afirma que es el pecado que mora en él, haciendo alusión a esta tendencia egoísta, el que genera acciones de rebeldía a Dios y al orden establecido. Por esa misma razón Caín, arrastrado por la envidia, al ver que Dios se agradó más del sacrificio de Abel que del suyo, cometió el primer asesinato de la historia, matando a su hermano (Génesis 4:3-5[5]).
¿Qué podemos aprender de este primer acto de violencia registrado en la Biblia? Pues evidencia varias realidades humanas:
La primera es que si las cosas no salen como nosotros queremos, tal vez nos enojemos, dando lugar a la ira que en forma de rabia produce violencia y muerte evidenciando un daño emocional producido por un egoísmo que generó malos deseos.
Lo segundo es que la envidia envolvió a Caín que vio con disgusto el que Dios se agradara más de la ofrenda de Abel originando su muerte. Por lo cual Dios lo desterró e introdujo una marca[6] en su vida. El objetivo de esa marca que Dios puso en Caín era para que nadie se vengara tratando de matarle, o lastimarle, lo cual provocaría la ida de Dios ¿Pero que gente podría a hacerla daño, si eran los únicos seres humanos que habia? Recordemos que la Biblia dice que Adán y Eva tuvieron otro hijo varón sustituto de Abel al cual le llamaron Set (Génesis 4:24[7]), y además tuvieron hijos e hijas[8]
[1]– Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales”
[2] -El término egoísmo hace referencia a un amor excesivo sobre sí mismo. También se refiere a que todo debe girar a su alrededor que es el ego o «yo».
[3] – Egocéntrico es un adjetivo que describe a alguien que se considera como el centro de todos los intereses, el centro de atención, el centro de todo o el centro del mundo, que cree que sus propias opiniones e intereses son más importantes que las de los demás. Se refiere al egocentrismo relativo al ego.
[4]-“Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo”.
[5]– Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
[6]– La naturaleza de la marca de Caín ha sido objeto de mucho debate y especulación. La palabra hebrea traducida «marca» es ‘owth y se refiere a una «marca, signo o símbolo». En el resto de las Escrituras hebreas, ‘owth se utiliza 79 veces y con más frecuencia se traduce como «signo».
[7]-“Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín”.
[8]– “Génesis 5:4 “Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas”.


