NO ABRAS LA PUERTA 

Hoy fue el funeral de mi hermano. Pasé la noche llorando, rogándole a Dios que me permitiera volver a verlo, aunque fuera una última vez. Pero mis súplicas fueron inútiles. Ya no me quedan lágrimas, solo un vacío inmenso mientras miro el techo desde mi cama.  De repente, escuché golpes en la puerta de mi cuarto. Al mismo tiempo, las luces se apagaron y un frío helado se apoderó del lugar. Mi cuerpo comenzó a temblar.  

—¿Hay alguien ahí? —pregunté con la voz quebrada.  

Sabía que estaba solo en casa. Mi madre seguía en la capilla, rezando por mi hermano.  Entonces lo escuché.  —Hermano, ¿eres tú?  

La lluvia comenzó a caer con fuerza, y los rayos iluminaron la habitación. En ese breve destello, vi algo entrando por la puerta. Mi corazón se detuvo. Reaccioné cerrándola de golpe, apoyando todo mi peso sobre ella mientras mi cuerpo temblaba de miedo.  

—¡Basta con esto! ¡Déjame en paz! —grité, mi voz quebrada y llena de terror.  Desde el otro lado, una voz suave respondió:  —Hermano, soy yo, Cristian. Ábreme la puerta.  Negué con la cabeza, las lágrimas rodaban por mis mejillas.

—¡No eres él! Cristian está muerto. Lo vi morir frente a mis ojos.  

—Calma, hermano. Solo abre la puerta y mírame. Tus oraciones fueron escuchadas. ¿Te acuerdas de quién te protegió cuando esos niños te lastimaron? ¿Quién te enseñó a bailar? Soy yo, Cristian.  Dudé. Mi corazón latía con fuerza mientras mis manos temblaban. Limpie las lágrimas de mis ojos y, finalmente, abrí la puerta.  Ahí estaba él. Mi hermano. Vivo, igual que antes. Sin pensarlo, lo abracé con todas mis fuerzas.  

—Gracias por dejarme entrar —dijo, en un tono extraño.  

De repente, su cuerpo comenzó a transformarse. Sus manos se alargaron, convirtiéndose en garras afiladas. Su piel se tornó escamosa, cubierta de un oscuro pelaje. Su rostro ya no era el de mi hermano, sino el de una criatura infernal, con ojos rojos como el fuego.  

Me quedé paralizado mientras él hablaba con una voz que helaba la sangre:  —Nunca reces tres veces por un alma que no volverá. Dios no es el único que escucha tus plegarias. Algo más siempre está escuchando desde la oscuridad.  Intenté correr, pero no tenía escapatoria. Estaba frente a mí, observándome con hambre. Sus fauces se abrieron, y antes de que pudiera reaccionar, me lanzó al suelo.  

—Mamá, papá, hermano… perdónenme —susurré entre lágrimas—. No sabía que el infierno estaba tan cerca.  Cuando estaba a punto de devorarme, desperté de golpe. Mi madre estaba frente a mí, preocupada. Cerré los ojos para calmarme, pero cuando los abrí de nuevo, ya no estaba allí.  Suspiré aliviado, pensando que todo había sido un sueño. Pero entonces lo sentí: la perilla de la puerta se movía rápidamente, como si alguien tratara de entrar. Me levanté de la cama y cerré con fuerza.  

—Abre la puerta —escuché la voz de mi hermano desde el otro lado—. Estoy aquí, en la oscuridad, observándote. No importa cuánto te resistas, al final me llevaré tu alma. Nos veremos en tus pesadillas.  

**Advertencia:**  No ores ni supliques por una persona que ya se ha ido. Cuando lo haces, puede que algo más sea quien responda. Hay sombras que manipulan tus sueños, que se alimentan de tu dolor y te arrastran hacia la locura. Si alguna vez lloraste por un ser querido, déjalo ir antes de que algo más ocupe su lugar.  

Tal vez, incluso ahora, hay algo en la oscuridad frente a ti.. esperándote.

ADAPTADO POR  BRYAN RODRÍGUEZ

Avatar de Desconocido

About unidoscontralaapostasia

Este es un espacio para compartir temas relacionados con la apostasia en la cual la Iglesia del Señor esta cayendo estrepitosamente y queremos que los interesados en unirse a este esfuerzo lo manifiesten y asi poder intercambiar por medio de esa pagina temas relación con las tendencias apostatas existentes en nuestro mundo cristiano.
Esta entrada fue publicada en Articulo, Historia. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.