Pastor: Héctor Hernán Castro Canales
Intentando expresar de forma poética la actual situación mundial de cara a las elecciones en Estados Unidos y posteriormente en Honduras, digo: «En el mundo hay gran expectación; por si en el norte gana Trump o Kamala; los que creemos en Dios tenemos la total convicción; que es Él Quién gobierna en la universal y eterna escala.»
«Más allá de la artimaña humana; hay un Dios que gobierna la historia; en última instancia reina Su voluntad soberana; todo para Su magnificencia, honra y gloria.» Y lo que es cierto para la potencia norteamericana, también lo es para la cenicienta Centroaméricana.
La realidad espiritual que se vive en aquella norteña potencia que está social y económicamente en las alturas, es la misma que se vive en esta desafortunada nación que yace en las más profundas Honduras. Desafortunada digo, no por su rica geografía o su gente noble, sino por el tipo de gobernantes que hemos tenido, tenemos y por lo que se ve en nuestro panorama político, seguiremos teniendo.
La tendencia no es a mejorar, sino a empeorar.
Esa inocultable e indeseable realidad no nos libra de nuestra responsabilidad bíblica de orar por nuestras naciones y de elegir con inteligencia, votando no por los mejores (porque no los hay), sino por los menos peores. Debemos vivir y elegir en base a los principios y valores inmutables establecidos en la Palabra de Dios. ¿Cuáles candidatos(as) reflejan un mínimo apego a la verdad bíblica? ¿Cuáles van en deliberada y explícita oposición?
En este caos nacional y mundial, nos sostiene la seguridad de que son una irrefutable y permanente verdad aquellas palabras dichas por un mensajero divino a *Nabucodonosor*, el orgulloso y prepotente rey babilonio que se creía el dueño, señor y centro del mundo (Daniel 4:29,30.)
Al anunciarsele el juicio de Dios sobre él, también se le manifestó cuando concluiría: *»…Hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien Él quiere.»* (Daniel 4:32b.) Aquel monarca caldeo aprendió a un alto precio la lección de su vida.
Después de ser restaurado y restablecido, dijo: «Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? …Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia.»* (Daniel 4:34,35,37.)
De esa misma forma, un día en el futuro todo ser humano, creyente o ateo, se humillará ante Dios… «Porque escrito está: Vivo Yo, dice el Señor, que ANTE MÍ SE DOBLARÁ TODA RODILLA, Y TODA LENGUA CONFESARÁ A DIOS.»* (Romanos 14:11.)
En síntesis (y en rima): «No importa si allá es Trump o Kamala; no importa si aquí es Rixi, Cálix, Asfura o Nasralla, lo cierto es que la expectativa es extremadamente mala». «Este es tiempo para mucho orar y reflexionar, nada de los políticos esperar y en Dios en todo tiempo esperar: ¡Sólamente Jesucristo nunca, ninca nos va a fallar!’*
¿En qué o en quién está confiando Usted?
()


