Mario E. Fumero
Uno de los escritores que mejor definió la política sucia de forma muy técnica, así como la forma de alcanzar el poder por cualquier método fue Nicolás Maquiavelo, quien fue un político, escritor y filósofo renacentista de origen italiano (1469-1527), y conocido como el padre de la ciencia política moderna. Es autor del libro El Príncipe, donde expone una visión pragmática del poder y de la razón de Estado, en la cual todos los medios justifican un fin.
En una ocasión, Maquiavelo afirmó en uno de sus escritos que “si los cerdos pudieran votar, sin duda alguna elegirían al que les trae la comida, sin importar cuántos de ellos fueran sacrificados después”. Lo mismo ocurre actualmente con algunos políticos de América, quienes participan en una política sucia, en la que buscan personas fáciles de domesticar y engañar, para atraerlas y conseguir sus votos sin que ellos razonen. Estos ciudadanos llegan incluso a estar dispuestos a perdonar la traición, si a cambio reciben un beneficio inmediato o una prebenda que satisfaga o necesidades momentáneas.
Los gobernantes que ejercen el poder abusivo, por regla general, no tienen compasión. Elaboran estrategias bien diseñadas para mantener la pobreza mental y física de los pueblos, Porque más pobres e ignorantes haya, más fácil será engañarles y permanecer en el poder. Son políticos corruptos que no triunfan por sus virtudes, sino porque entienden la debilidad humana frente al hambre, y la explotan con falsas promesas. El pobre, al tener miedo y carecer de apoyo, busca sentirse protegido por aquellos que le ofrecen esperanzas, junto con una ayuda material temporal.
Estos líderes controlan el alimento, el dinero o las necesidades básicas, y los usan como prebendas, para fomentar el servilismo. Compran conciencias por migajas, manteniendo la pobreza como punto de partida para la enajenación de los pueblos. De esta forma, logran votos y fidelidad a cambio de recompensas circunstanciales y promesas huecas.
Ahí radica la esencia del poder muchas falsas ideologías políticas tanto de la derecha, como de la izquierda. Ellos siguiendo las enseñanzas de Maquiavelo, el fin justifica los medios. No buscan convencer con ideales, sino gobernar creando y manipulando necesidades humanas, con el propósito de controlar ofreciendo lo que otros desean. De esta forma, compran votos con dádivas y propaganda, anulando la conciencia mediante migajas materiales.
Esta es la terrible realidad del dicho maquiavélico en la política latinoamericana: los hombres son como los cerdos, no aman a quien los cuida, aman a quien los alimenta, aunque ese mismo hombre los vaya a llevar al matadero.
Todos los políticos, reyes y príncipes de este mundo saben que, con pan y circo, pueden engañar al pueblo y gobernar para después cometer atrocidades, como hizo el extinto imperio Roma en tiempos de los emperadores, manteniendo a la población entretenida, mientras abusaban de ella. No buscan ser justos y honestos, sino indispensables, convirtiéndose en “benefactores de los pobres”, para permanecer en el poder y quedar como héroes, y no como villanos.
Tal parece que los políticos modernos han estudiado muy bien las técnicas maquiavélicas, porque en nuestros países muchos las implementan con gran claridad. Para que tengas una idea de cómo pensaba Maquiavelo, aquí le dejamos algunos de sus pensamientos más actuales:
- Los hombres se conducen principalmente por dos impulsos: por amor o por miedo.
- El que engaña siempre encontrará quien se deje engañar.
- El vulgo se deja seducir siempre por la apariencia y el éxito.
- Los hombres van de una ambición a otra: primero buscan asegurarse contra el ataque, y luego atacan a otros.
- Cuando veas a un servidor pensar más en sus propios intereses que en los tuyos, y que interiormente busca su propio beneficio en todas las cosas, ese hombre nunca será un buen sirviente, ni jamás podrás confiar en él.
Tome nota del aquí expuesto para que pueda ejercer un buen descendimiento a la hora de elegir a tus gobernantes. No dejemos que las teorías maquiavélicas dominen en la política.
Unidos Contra la Apostasía 