LA PENA DE MUERTE ¿ES BIBLICA?

Mario E. Fumero

          La propuesta del presidente del Congreso Pepe Lobo y la indignación popular por los crímenes monstruosos han llevado a la opinión pública a pedir que establezca la pena de muerte como medida de castigo a los criminales sociópatas. Este tema divide al pueblo e iglesias en dos bandos, los que la defienden y los que la condenan. ¿Con quién esta la mayoría? Existen armas para apoyar bíblicamente ambas posiciones, aunque predomina más el concepto de la pena de muerte que el de la cadena perpetua, como principio teológico.

          Son pocos los países industrializados que tienen esta práctica, sin embargo, muchas naciones la aplican en diferentes formas y por procedimientos diversos. ¿Estas de acuerdo con la pena de muerte? Algunos afirman que es un acto cruento e inhumano, otro que es justo y correcto. Muchos ciudadanos, agobiado por la criminalidad, piden que se establezca en algunos países que no existe, como el nuestro, la pena de muerte para los criminales y violadores que matan de forma sanguinaria y tal petición tiene peso y lógica.

Los que combaten la pena de muerte, como la iglesia católica, alegan que las Biblia prohíbe en sus mandamientos “el matar” (Éxodo 20:13). El término “NO MATARAS” según el sentido hebreo se refiere al hecho de cometer un asesinato. Según los estudiosos judíos del Talmud su interpretación en el sentido hebreo de la palabra proviene de la raíz hebrea “raizaj” que hace alusión a “asesinar” y no a la palabra hebrea de “harag” que hace alusión a no matar, por lo tanto, en la exégesis hebrea el texto establece el concepto de “no cometerás un asesinato”[1].  Mas adelante, en el capítulo 21 de Éxodo se establece la pena de muerte para algunos casos específicos, como por ejemplo: 1º- El matar a su prójimo en venganza (verso 14). 2º- La agresión a los padres (verso 15).  3º- El secuestro (verso 16) . En otras partes del Pentateuco se establece diversas causas que le permitían al sistema judicial hebreo aplicar la pena de muerte, eso sí, siempre y cuando fuese juzgado, con dos más testigos, y por un consejo de ancianos. El falso testimonio acarreaba grabe consecuencia.

          El apóstol San Pablo hace alusión a la pena de muerte como un sistema normal y vigente en la época en que se escribió el Nuevo Testamento. Recordemos que él mismo Jesús, al igual que algunos apóstoles fueron víctimas de esta sentencia de forma injusta. En Romano 13:3-4 San Pablo afirma:  “Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo”.  Lo que deja ver que los primitivos cristianos, pese a la injusticia que suponía tal acción, no rechazaron ni condenaron la pena de muerte del sistema legal romano, porque “llevaban la espada, para hacer justicia”.

 La muerte en esta época era por lapidación para los ciudadanos romanos y crucifixión para los extranjeros, terroristas y cristianos.

          La acción de sentenciar a muerte al delincuente por causas grave esta presentada en la Biblia como una conducta normal del sistema judicial hebreo y romano. Esta muerte nunca fue combatida por los maestros judíos, ni tampoco por los seguidores de Jesús en los primeros 300 años del cristianismo. Sin embargo, pese a que teológicamente se acepta la pena de muerte como una acción judicial en los casos comprendido como asesinato o actos inhumado, no considero que la misma sea aplicable a los países cuyo sistema judicial, como en el nuestro, esta lleno de vicios, corruptelas y procedimientos inadecuados, donde los poderosos son absueltos, y los humildes condenados. La discusión de establecer la pena de muerte no está en si es o no correcta, sino en sí la misma la podemos aplicar justamente en nuestro sistema, sin dar margen de error, porque si se mata a un inocente, nada podemos hacer para restituir el daño cometido. Creo que en nuestro marco su implantación daría origen a acciones de vendetta. También se corre el riesgo que la sociedad, enardecida por la ineficiencia del sistema judicial y policial frente al delincuente, comience a tomarse la justicia por su mano, cosa que esta ocurriendo en otros países, artos ya de la inseguridad.

                    No apruebo la pena de muerte en Honduras, no porque no sea valedera, sino por su situación actual de vulnerabilidad judicial. Establecerla seria abrir la puerta a muchos crímenes injustos. Para establecer la pena de muerte necesitaríamos sanear el sistema judicial para hacerlo transparente, justo y técnico. En Estados Unidos con el nuevo método de la prueba del DNA las posibilidades de error se reducen al 1 por 1,000, por lo que cabe tal medida, sin embargo, siempre ésta presente el error humano, causa que justifica el discutir el establecimiento de esta medida judicial y buscar como aplicarse sin dar lugar a cometer una injusticia que sería irreparable.

marioeduardofumero@gmail.com


[1] – “Y´shua, El  Mesías Judío” Richard Zellon, Editorial LeOr Productions  Corp, 1998, página 74.

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