Mario E. Fumero

La Iglesia Católica atraviesa uno de sus momentos más difíciles en sus últimos 100 años, y todo debido a los escándalos de sacerdotes con problemas sexuales (homosexualidad, pederastas, violaciones, etc) los cual ha trascendido a la opinión pública. Esto ha llevado a la Iglesia Católica a pagar millonarias sumas de dinero como fruto de las demandas establecidas antes diferentes cortes de los Estados Unidos[2].

En África se supo de un religioso que violó a monjas, y después de embarazarlas, les obligó a abortar. Los últimos escándalos, iniciado en los Estados Unidos, involucra a sacerdotes en abusos infantiles, homosexualidad y violaciones sexuales a muchachas. Hechos ocultos, pero que después de muchos años surgen a la luz pública con demandas judiciales y escándalos que conmueven a los altos jerarca de la Iglesia. Es lógico entender que los seres humanos son vulnerables al sexo aun siendo casado, ¿Cuánto más los solteros, que han hecho un voto de castidad impuesto como dogma de fe?

Siempre ha habido escándalos religiosos, aun en las iglesias evangélicas, claro que en ésta el mayor problema consiste en el adulterio y la fornicación de parte de los ministros de culto, acciones que según la Biblia son pecaminosas, pero normales en cuanto a la conducta sexual del hombre, porque es natural que al hombre le guste las mujeres, pero toda relación fuera de la ley de Dios es pecado. Lo terrible es ver cómo se abusa de los niños, y se ejecutan actos contranatura, lo que refleja un problema más serio que la relación de pareja.

¿A qué se debe esta situación? Todo nace debido a un celibato impuesto, y a una falta de control en la vida sexual de los que se inician en el sacerdocio. Es por ello que el cardenal J. Francis Stafford, presidente del “Consejo Pontificio para los Laicos”, aseguró que en los encuentros realizados con los líderes católicos de los Estados Unidos se abordará cuestiones muy polémicas como la validez del celibato, y el establecer controles que eviten el acceso de los gays al sacerdocio, así como la posibilidad de la ordenación de las mujeres. Tales medidas podrían ayudar a evitar muchos de los problemas actuales, aunque dudo que las elites conservadoras del Vaticano acepten tal propuesta, porque esto rompería un dogma que afectaría tremendamente las finanzas del Vaticano, pues actualmente el hecho de que un sacerdote no tiene esposa, ni familia, ayuda a mantener los gastos y las cargas de la iglesia sobre sus líderes, pues de lo contrario, las finanzas de la iglesia sufrirían mucha mella.

El Celibato, es un dogma que favoreció el poder económico de la iglesia, pues al casarse el religioso con ella (la iglesia) y morir, le quedaban todos los bienes a la misma, por lo cual, el Vaticano se enriqueció en la Edad Media. No existe un apoyo bíblico para el celibato, al contrario, Pablo expone en su defensa al apostolado (al ser soltero) un argumento presente en 1 Corintio 9:5 que desmantela el dogma del celibato al afirmar: “No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?”, y aunque acepta el celibato en algunos casos expone: “Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo;pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando” 1 Corintios 7:7-9.

Posiblemente las propuestas de los jerarcas estadounidenses de modificar aspectos del dogma del celibato caigan en saco roto, aunque el cardenal de Los Ángeles, Roger Mahoney es partidario de estas medidas liberalizadoras, afirmando que son necesarias e imprescindibles.

La doctrina del celibato ha sido defendida de forma radical por Juan Pablo II, el cual, en una audiencia a obispos nigerianos, declaró que el celibato debe ser “un regalo completo al Señor y a la Iglesia” y que su importancia debe ser “atentamente salvaguardada”. El Papa quiere devolver la serenidad y la seguridad a las familias en momentos en que la Iglesia está conmocionada por los escándalos, los cuales han adquirido dimensiones sin precedentes a nivel mundial. Así lo precisaba el comunicado que hizo público el Vaticano cuando convocaba a los cardenales de Estados Unidos a Roma.

Entre los que acompañaran al Papa se encuentra nada menos que el ultraconservador cardenal Joseph Ratzinger, el cual ha sido vinculado en el pasado con la mafia ambrosiana, y el lavado de activos en la banca vaticana. Este personaje es considerado, además, el guardián de la ortodoxia dogmática, por lo que considero que poco lograran los obispos y cardenales americanos.

El problema está en la mesa de discusión. La hoya se ha destapado. En muchos países saldrá a la luz hechos semejante a los ocurridos en Estados Unidos, porque dice las Escrituras que “nada hay escondido que no sea revelado” (Lucas 8:17), principalmente cuando los tribunales comienzan a aprobar las demandas económicas contra la Iglesia. Considero que muchos se aprovecharán de esta situación para chantajear a los curas pervertidos y a la iglesia, que sufre una afrenta pública, pagando justos por pecadores, porque hay una mayoría sincera y entregada a su sacerdocio.

La crisis está abierta en la Iglesia Católica de Estados Unidos. Desde enero del 2002 ha habido 450 denuncias de abusos sexuales con menores que han provocado la expulsión de 62 sacerdotes de 17 diócesis. Según declaró hace una semana el presidente de la Conferencia Episcopal Americana, Wilton Daniel Gregory, parte del problema lo han causado las diócesis que decidieron mantener en el ministerio a estos sacerdotes, cambiándoles de parroquia, pese a ser acusados de abusos: Cuando se tomó esta decisión, se hizo después de que los implicados hubieran recibido un tratamiento médico y la correspondiente alta, en la que se señalaba que no representaban ningún problema para nadie. Esto refleja que un enfermo sexual siempre es peligroso, y que el celibato impuesto es un peligro mayor para la gente y la Iglesia.

Quiera Dios que se tomen medidas sabias, y los sacerdotes puedan tener una esposa, para que como dice la Palabra: “Los obispos sean marido de una sola mujer” (1 Timoteo 3:2) y evitar los riesgos de otros desvíos sexuales.

[1] – Escrito el 11 de mayo del 2002.

[2]– LOS ANGELES (AFP) El Arzobispado de Denver (Colorado, oeste de Estados Unidos) llegó a un acuerdo sobre 18 denuncias civiles de víctimas de curas pedófilos, por unos 5,5 millones de dólares, informó este martes en un comunicado. Las denuncias referían a hechos que se produjeron entre los años 1950 y 1980. Los tres sacerdotes implicados han fallecido, señaló el arzobispo en un comunicado, precisando que había vendido algunos bienes para recaudar el dinero. Publicado el 07-02-2008.