Mario E.  Fumero

            Nuestra humanidad esta perdiendo sus valores cristianos debido a la influencia que ejercen las modernas corrientes filosóficas y existencialistas que dominan nuestra sociedad. Esto lo estamos viendo en la liviandad con que asumimos el pecado llamándole error y evadiendo muchas veces sus consecuencias, y lo peor de todo, el arrepentimiento y la restitución del daño cometido.

            Una de esas corrientes que nos inundan es el “humanismo”  que sé a convertido en la religión del tercer milenio. ¿Qué es el humanismo? La enciclopedia Encarta lo describe como: “Una corriente de la filosofía, la cual hace hincapié en la dignidad y el valor de la persona. Uno de sus principios básicos es que las personas son seres racionales que poseen en sí mismas capacidad para hallar la verdad y practicar el bien”.  Se ha convertido en una fuerte aliada de la Nueva Era, pues el bien es un concepto ambiguo, definiendo una moral de propia fabricación, anulándose los principios tradicionales de la fe y los valores Bíblicos.

            Es triste que sacerdotes católicos y pastores evangélicos no se den cuanta de como en esta nación algunas leyes están invadidas de la “religión humanista”, en la cual los valores cristianos son disueltos por la conciencia propia de un nuevo esquema de conducta en donde el anarquismo moral es el determinante en el diario quehacer. Si pudiéramos leer las nuevas leyes que se están emitiendo en el congreso descubriríamos esta imposición filosófica en la futura conducta de la juventud. Para ello deseo hacer referencia al proyecto de ley para la juventud, en su articulo III, que define los principios de orientación que deberán seguir los jóvenes y en punto 6 dice así: “Principio de Humanismo. Los y las jóvenes deben participar sobre la base de valores humanistas, ambientalistas, morales, cívicos, espirituales y democráticos” Noten que lo espiritual se divorcia de la moral y se coloca como penúltimo punto, exaltando el humanismo como base primera de la formación de los jóvenes. ¿Saben Uds. que se quiere decir con esto? Simplemente significa que deberán vivir bajo los esquemas de la “nueva moral” impregnada de promiscuidad sexual, amor libre, derechos a los homosexuales, un amor filantrópico sin base en Dios, una educación que exalta lo material e intelectual como meta para la felicidad, un resurgimiento del gnosticismo.

Sobre la vida sexual y reproductiva esta ley afirma el capítulo 1 inciso 3 que los jóvenes deberán gozar de: “Una vida sexual y reproductiva sin sufrir ningún tipo de coacción”  lo que equivale a enseñar que la norma de conducta será la liberalidad sexual, que tantos males han dejado en la sociedad norteamericana.

            En la ley del menor, se destruyo la autoridad de los padres sobre los hijos al proclamar el derecho de los menores a una libre locomoción, asociación y creencias, sin  sufrir castigos o actitudes de firmeza de parte de sus progenitores, bajo  pena de ser procesado por violentar los derechos del niño. En la ley de la juventud se proclama el humanismo, la liberalidad sexual y el derecho del joven a vivir según lo estime conveniente, ignorando los valores familiares y religiosos. Incluso, se establece un parámetro que define el ser joven entre las edades de 10 a 30 AÑOS (Capitulo 1 Articulo 2), cosa insólita desde el punto de vista psicológico, sociológico y biológico.

En la ley de lucha contra el SIDA  se ofrece el condón como modelo de conducta ideal, para evitar las enfermedades venéreas y promueve desde los 10 años  la promiscuidad sexual con una educación de corte anticristiana.

En el anteproyecto de ley para combatir el fenómeno “mara”, se le quita a los padres la “patria potestad” y a la vez, se les culpa de los daños que causen los menores, sin la opción de que estos puedan interponer su internamiento, y  librarse de la responsabilidad que tienen cuando pierdan el control del menor al involucrarse en pandillas, abandonando el hogar y los estudios, debido a las leyes blandas que existen al nivel de familia.

            Frente a todas estas realidades ¿Qué hace la mayoría de los líderes cristianos de este país? ¡Silencio!. No sé si lo hacen por ignorancia, comodidad o complicidad. La verdad es que solo nos juntamos para defender nuestros intereses materiales, (exoneraciones, impuestos, intereses mercantiles etc) pero no respondemos a la defensa de la moral y de los valores cristianos. Tal parece que la castidad,  santidad,  respeto, autoridad, y de temor a la ley de Dios no nos importa para nada. Hay unos cuantos católicos, y  unos pocos evangélicos que tratan de gritar, como profetas, del peligro que hay cuando la religión del “humanismo” se impone con una filosofía de derecho y tolerancia excesiva, aceptando que cada cual puede fabricar su propia escala de valores basada en su propia conciencia. Pero ¿Cómo podemos esperar que una conciencia pecaminosa, sin valores bíblicos, nos lleve por el buen camino?.

            Con el tiempo veremos resurgir el culto a la “madre tierra”, proclamada por los “humanistas ecológicos”. Veremos anularse el papel de la mujer madre por el “genero igualitario” de una liberación femenina que anula los roles en el hogar. Veremos que el matrimonio es utópico, y en su lugar, se impondrá “el amor libre”. La prostitución será una empresa, y sus practicantes serán llamadas “trabajadoras del sexo”. Veremos a los homosexuales formar hogares legales con hijos adoptados. Por último, se impondrá el aborto caprichoso y arbitrario. La eutanasia será algo normal, para eliminar a todos aquellos seres humanos que no sean productivos. En fin, liquidaremos los mandamientos de la ley de Dios para establecer los decretos del humanismo, que en síntesis enseña que cada ser humano debe actuar de acuerdo a “su propia conciencia, la cual será su dios”.