MANIPULACION -6-

LA MANIPULACIÓN  EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Por el Dr. César Vidal  [1]

Nunca olvidaré mi primera intervención profesional en una tertulia de televisión.  Acababa de llegar a una importante cadena  de televisión privada en España –posiblemente la más relevante– y tomé asiento junto a otras tres personas y a la moderadora en una mesa donde se discutían los temas de actualidad política del país. El programa disfrutaba de un des-canso para dar paso a la publicidad y justo antes de tener lugar el debate, la directora anunció que uno de los temas del día era el enfrentamiento entre Jesús Polanco –uno de los hombres más poderosos del país precisamente por poseer un inmenso holding de medios de comunicación que extendía sus tentáculos hasta otros países de Europa y América– y Javier Gómez de Liaño, un juez que se había atrevido a investigar supuestas irregularidades existentes en los negocios de Polanco. 

Charlábamos fuera de las cámaras cuando uno de los contertulios, un hombre famoso por su posición izquierdista de supuesta defensa de los intereses obreros, dijo: “Cuando recomience el programa tenemos que defender a Polanco…” y añadió: “Es el propietario de un grupo de medios de comunicación muy poderoso”.  Para sorpresa mía -¿Cómo podía buscar el favor de los poderosos alguien que continuamente se jactaba de ser una voz crítica frente al poder?– al menos otra de las personas sentada a la mesa, una periodista muy unida a anteriores gobiernos socialistas en España, expresó una opinión similar.  Así, de manera descarnada quedó expuesta ante mí, desde el primer día, la manera tan inmoral en que la manipulación de la información campeaba por los medios de comunicación. Ninguna de aquellas dos personas tenía interés en la justicia o la verdad.  Lo único que deseaban era congraciarse con un hombre enormemente poderoso que, previsiblemente, podía ayudarlos en sus carreras profesionales. Como disfraz adecuado, una exhibía su colaboración con gobiernos socialistas y la otra una supuesta independencia de izquierdas. ¡Desde luego, si el pueblo tenía que poner su confianza en gente así no se iba a encontrar en una posición mejor que la del pavo de Acción de Gracias, que coloca la cabeza sobre el tajo para que su amo se la corte!  Sin embargo, con el paso del tiempo he ido comprobando que su comportamiento, lejos de ser excepcional, resulta bastante común.

CUANDO LA VERDAD SE COMPRA

¿Por qué existe la manipulación en los medios de comunicación? La primera de las razones, ya señalada, es la propia disposición de muchos periodistas para corromperse y dejarse comprar por el mejor postor. Para un número realmente crecido de ellos, la información no es, en realidad, un deber profesional y moral sino una mercancía que, previamente aliñada, se pueden vender. Incluso muchas veces su alineación con determinada posición política no obedece tanto a razones sinceras –no digamos ya lógicas– sino a la creación de un personaje que resultará más caro a la hora de recibir un precio. Por supuesto, existen periodistas honrados y dispuestos a perder lo que tienen en pro de la veracidad informativa y me siento orgulloso de trabajar con algunos de ellos. Sin embargo, no constituyen, desgraciadamente, la regla general. En su mayoría son manipuladores conscientes de su poder o peones obedientes, que aceptan las órdenes dadas desde arriba –o que ni siquiera precisan de ellas para moverse según el viento que sopla en la empresa- precisamente para no perder su puesto de trabajo.  Con esa materia prima moral no nos deja de extrañar que la información se manipule.

EL PODER DE LOS MEDIOS

La segunda razón de la manipulación informativa se deriva de la enorme concentración de poder mediático que existe. He mencionado antes el holding de Polanco –la compañía PRISA– que, posiblemente, constituya el primer ejemplo de manipulación mediática en España. Su poder resulta tan inmenso que incluso se ha manifestado superior al de los tribunales, o a los partidos políticos, y no nos debe de extrañar, porque en algún momento de su vida no menos del setenta por ciento de los periodistas españoles han trabajado, trabajan o trabajaran para él.

No se trata, desde luego, de un caso aislado.  En Estados Unidos, por ejemplo, tres corporaciones financieras y empresariales controlan tres de las cuatro cadenas principales de radio y televisión, 59 revistas, incluyendo Times y Newsweek, 58 diarios, incluyendo el Washington Post y Los Angeles Times.  Por lo que se refiere a cadenas como ABC, CBS y NBC, pertenecen en sus tres cuartas partes a grandes bancos. Aunque en Estados Unidos existe una legislación antimonopolio relativamente eficaz, no puede dudarse que los intereses de los propietarios de los grupos se cruzan con las informaciones y en esos casos lo que prevalece es el interés económico.

UN EJEMPLO DE MANIPULACIÓN

Permítaseme poner nuevamente un ejemplo de primera mano. En los años setenta, un periódico español, de clara inclinación izquierdista “progresista” -como suele decirse- comenzó a publicar algunos artículos realmente duros sobre la dictadura del general Augusto Pinochet en Chile. No fueron muchas sus publicaciones, porque el propietario del holding mediático al que pertenecía aquel medio fue a entrevistarse con el redactor del periódico –un buen amigo mío– y le dijo que dejara de atacar a Pinochet.  La razón era que este hombre poseía también una editorial de libros de texto para Hispanoamérica y estaba en esos momentos llevando a cabo magníficos negocios con Chile. La gente podía pensar lo que quisiera –y convenientemente manipulada  podía pensar lo que el medio quería– pero por delante de los derechos humanos o de cualquier creencia ideo-lógica estaba el interés económico.

LOS GRUPOS DE PRESION MANIPULAN

En tercer lugar, los medios de comunicación presentan una información manipulada como consecuencia de la acción de grupos de presión que pueden ser minoritarios, pero que están muy bien organizados y hacen mucha bulla. De nuevo desearía brindar algunos ejemplos. El primero está relacionado con el movimiento gay. Aunque es reducido numéricamente, y aunque no cuenta con las simpatías de la mayor parte de la población –especialmente la sensata que no se deja influir por la propaganda– lo cierto es que su peso en los medios resulta agobiante. En estos momentos oponerse al “gay power”[2] en los medios de comunicación equivale casi sin excepción a una sentencia de despido y el autor de estas líneas ha concluido algún programa sobre el tema con la sensación de que sus días en esa emisora de radio o en esa cadena de TV estaban contados.

EL PODER MANIPULATIVO DE LOS GAYS

Hace unos meses, el tribunal europeo de Derechos Humanos con sede en Estrasburgo tuvo que examinar el caso de un homosexual francés que deseaba adoptar niños. Durante años había peleado con los tribunales franceses perdiendo causa tras causa, pero ahora había indicios de que podía ganar, de manera que homosexuales de medio mundo se desplazaron a Estrasburgo para celebrar la victoria.  Hasta la fecha el tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha dado muestras de una cierta sensatez y, como era lógico esperar, no dio la razón al homosexual, alegando que los derechos de los niños en una adopción están por encima de los deseos de los adultos y que era dudoso que un homosexual pudiera además cumplir bien con esas obligaciones.

La noticia era ciertamente importante pero lesionaba directamente el programa político homosexual y se produjo un silencio casi absoluto en los medios de comunicación sobre el tema. ¿Quién se iba a atrever a informar de que la propaganda y la agenda política gay habían recibido un golpe de esa magnitud ante el tribunal más importante de Europa?  Sin embargo, en fecha muy cercana a este acontecimiento, un ministro de un país escandinavo decidió celebrar una ceremonia, de dudosa legalidad, uniéndose “matrimonialmente” con un amigo suyo.  Esta vez la prensa se hizo eco del episodio, e incluso, algún programa de la TV española –presentado por un conocido homosexual– comenzó aplaudiendo aquel “triunfo de la tolerancia”.  Es esta una palabra casi mágica en la actualidad, quizá olvidando –no sé si intencionadamente– que cuando un cuerpo muestra tolerancia ante determinados virus, suele tratarse únicamente del paso previo a su muerte. De cualquier forma, la desigualdad informativa –la manipulación– resultaba clarísima.

El poder del “lobby homosexual” es tan extenso que incluso en alguna ocasión se ha llegado a hablar de las “mariconerías del País” como una manera de referirse a la postura descaradamente pro-gay de uno de los periódicos españoles más importantes. Con todo, no se trata del único grupo de presión. También existe una clara dictadura de lo políticamente correcto desarrollada por personas de orientación izquierdista e incluso afiliadas a partidos comunistas; un discurso feminista –no pocas veces delirante– al que nadie se atreve a hacer frente o una posición anti-Israel y anti-Estados Unidos que manipula las informaciones relativas con la política internacional de una manera sobrecogedora.

EL DINERO COMPRA EL SILENCIO

Cualquier dictador, por muy repugnante que sea su tiranía, sabe que un dinero juiciosamente distribuido en sobornos, campañas de prensa o negocios, le garantiza un lugar cómodo en los medios de comunicación. Para aquellos que trabajamos en medios de comunicación no resulta difícil discernir los intereses que se mueven detrás de las mentiras, medias verdades u omisiones de los medios de comunicación.  Sin embargo, no debemos engañarnos: la inmensa mayoría de la población ni se entera, y muchas veces, cuando cree entender, solamente se ha convertido en víctima de una trampa más sofisticada. En las líneas anteriores he señalado las razones fundamentales por las que la información es manipulada en los medios de comunicación.  Sin embargo, desearía señalar que, a mi juicio, existe un factor espiritual envuelto también en todo esto. Fue Jesús el que señaló que el Diablo es “padre de la mentira” y el que afirmó que “la verdad os hará libres” tal y como ha quedado recogido en el Evangelio de Juan.

Ambas realidades resultan a mi juicio innegables. Prescindiendo de los rumores que señalan que poderosos propietarios de medios de comunicación están relacionados con la masonería u otras sociedades ocultistas, lo cierto es que una parte muy considerable de la información proporcionada por los medios es, sin ningún género de paliativos, maligna y contraria a los principios contenidos en la Biblia. El ataque a la institución familiar, la legitimación de la homosexualidad y de la agenda gay, la permisividad sexual, las arremetidas despiadadas contra el cristianismo, el trato de favor dispensado a ciertas sectas y al islam, etc., son sólo algunas de las manifestaciones de que los medios no pretenden informar, sino formar y modelar las mentes de la gente con una manera de pensar cuyos amargos frutos ya estamos recogiendo hoy en día.

Hace unas semanas el hijo de una amiga decía a su madre: “¿Es que no pueden limitarse a informarnos para que luego nosotros saquemos nuestras propias conclusiones?”  La pregunta era oportuna e inteligente y, sobre todo, ponía el dedo en la llaga de la manipulación informativa. La respuesta también debe ser clara: “¡No!, No pueden informar solamente porque su verdadero poder arranca no de la verdad sino de la manera en que pueden manipular la realidad por intereses generalmente inconfesables”.  Ésa es sólo una de las razones por las que los cristianos que trabajamos en medios de comunicación necesitamos una ración especial de Intercesión de nuestros hermanos, mientras que éstos deben ejercer su discernimiento antes de creer cualquiera de las informaciones que les llegan por radio, periódico o televisión.


[1] – El Dr. César Vidal es un prominente escritor e historiador residente en Madrid. Abogado y catedrático, se desempeña en la actualidad como colaborador de una importante cadena de televisión y una emisora de radio. También se ha distinguido en los distintos periódicos, revistas cristianas y seculares. Como amigo personal y conocedor de la materia, pues vive dentro de ella, le pedí que colaborara  en el análisis sobre la manipulación en los medios  informativos.

[2] – Término usado para referirse al “poder de los grupos homosexuales”.

Acerca de unidoscontralaapostasia

Este es un espacio para compartir temas relacionados con la apostasia en la cual la Iglesia del Señor esta cayendo estrepitosamente y queremos que los interesados en unirse a este esfuerzo lo manifiesten y asi poder intercambiar por medio de esa pagina temas relación con las tendencias apostatas existentes en nuestro mundo cristiano.
Esta entrada fue publicada en Manipulación. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.