EL PROBLEMA DE LA IMPROBABILIDAD GENÉTICA

Por  Ashby Camp

(medicina-genetica-getty456Tomado de, “El mito de los orígenes naturales; cómo la ciencia señala a la creación divina” Ashby Camp, Ktisis Publishing, Tempe, Arizona, 1994, páginas 53-57, usado con permiso).

Incluso en el plano teórico, no parece posible que las mutaciones suministren registros de la diversidad de la vida en la tierra; por lo menos no en el tiempo actual. De acuerdo al profesor Ambrose, el mínimo número de mutaciones necesarias para producir la estructura nueva más simple en un organismo es de cinco mutaciones (Davis, 67-68; Bird, 1:88), pero estas cinco deben ser del tipo apropiado y deben afectar cinco genes que están relacionados funcionalmente (Davis, 67-68). En otras palabras, no solo y cualquiera de cinco mutaciones harán la nueva estructura. Las probabilidades de que esto ocurra en un único organismo son astronómicas.

Las mutaciones de cualquier tipo se cree que ocurren una vez en cada 100.000 replicaciones de genes (aunque algunos estiman que estas ocurren con mucha menos frecuencia) (Davis, 68; Wysong, 272). Suponiendo que el primer organismo unicelular tuvo 100.000 genes, el mismo número que la E. coli (Wysong, 113), una mutación existiría para cada 10 células. Debido a que solo una mutación por cada 1.000 no es perjudicial (Davis, 66), habría solo una mutación no perjudicial en una población de 10.000 de dichas células. Las probabilidades de que esta única mutación no perjudicial afectaría, sin embargo a un gen es de 1 en 10.000, debido a que existen 10.000 genes. Por lo tanto, se necesitaría una población de 100 millones de células antes de que una de estas se esperara que poseyera una mutación no perjudicial de un gen especifico.

Las probabilidades de que una sola célula posea mutaciones no perjudiciales de cinco genes específicos y funcionalmente relacionados es el producto de sus probabilidades separadas (Morris, 63). En otras palabras, la probabilidad es 1 en 108 x 108 x 108 x 108 x 108, una en 1040. Si cien billones de bacterias (1014) se produjeran cada segundo durante cinco billones de años (1017 segundos), el resultado de la población (1031) sería solo 1/1’000.000.000 de lo que se necesitaría.

Pero aun así, esta no es toda la historia. Estas son las probabilidades de obtener solo una clase de mutaciones no perjudiciales en cinco genes relacionados. Sin embargo, y para crear una nueva estructura, los genes mutados deben integrarse o funcionar en coordinación con otros. De acuerdo al profesor Ambrose, las dificultades de obtener mutaciones no perjudiciales de cinco genes relacionados, “se desvanecen en la insignificancia cuando reconocemos que debe existir una estrecha integración de funciones entre los genes individuales del grupo, los cuales deben también estar integrados en el desarrollo de todo el organismo.” (Davis, 68).

Además de esto, la estructura que resulta del grupo de los cinco genes integrados, debe, en las palabras de Ambrose, “dar alguna ventaja selectiva, o bien, se dispersarían una vez más dentro de la población en general, debido al entrecruzamiento.” (Bird, 1:87). Ambrose concluye que, “parece imposible explicar [el origen del aumento de la complejida] en términos de solo mutaciones al azar.” (Bird 1:87).

Cuando uno considera que una estructura tan “simple” como el ala de una mosca de la fruta involucra entre 30 a 40 genes (Bird, 1:88); es matemáticamente absurdo pensar que las mutaciones genéticas al azar puedan dar cuenta de la vasta diversidad de la vida en la tierra. Aun Julián Huxley, un evolucionista acérrimo que hizo conjeturas muy favorables a la teoría, calculó que las probabilidades contra la evolución de un caballo son de 1 en 10’300.000 (Pitman, 68). ¡Si solo más cristianos tuvieran esa clase de fe!

Este problema de probabilidad no es la idea equivocada de algunos en el grupo de científicos radicales. Como declaró William Fix:

«Si uno mira las mutaciones o el flujo genético como el origen de las variaciones necesarias para la evolución del combustible, existe un enorme problema de probabilidad en el corazón de la teoría  Darwinista y la neo Darwinista, las cuales han sido citadas por cientos de científicos y profesionales. Ingenieros, físicos, astrónomos y biólogos que han mirado, sin perjuicio, el concepto de tales variaciones produciendo organismos aun más complejos, han llegado a la misma conclusión: Los evolucionistas están asumiendo  lo imposible.» (Fix, 196).

El renombrado zoólogo francés, Pierre-Paul Grassé no ha hecho de su escepticismo un secreto:

«¿Qué jugador sería lo suficientemente loco como para jugar la ruleta de la evolución al azar? La probabilidad de que el polvo, llevado por el viento, haga un duplicado de la Estampa Maestra ‘Melancolía I’ de Dürer es infinitesimalmente menor, que la probabilidad de error de copia en la molécula del ADN que conduce a la formación del ojo; además, estos errores no tenían relación alguna con la función que tendría que realizar el ojo o que estaban empezando a llevar a cabo. No existe ley contra el soñar despierto, pero la ciencia no debe satisfacerlo.» (Grassé 104).

En 1967, un grupo de biólogos y matemáticos internacionalmente conocidos se reunieron para considerar si las mutaciones al azar o aleatorias y la selección natural podrían calificar como el mecanismo del cambio evolutivo. La respuesta de los matemáticos fue: “No” (Morris, 64-65; Sunderland, 128-36). Los participantes al simposio, particularmente todos los evolucionistas, reconocieron la necesidad de algún tipo de mecanismo para reducir las probabilidades en contra de la evolución. En las palabras del Dr. Murray Eden, del M.I.T.:

“Lo que estoy afirmando es que sin algún tipo de restricción en la noción de la variación aleatoria (o del azar), ya sea en las propiedades del organismo o en la secuencia del ADN, no existe razón particular para esperar que hemos logrado alguna clase de forma viable, otra diferente a la falta de sentido común.” (Sunderland, 138).

Resumiendo el análisis de Eden y el de Hoyle acerca del mecanismo de la evolución, Wickramasinghe declara:

“Simplemente encontramos que no hay forma de que esto sucediera. Si Ud. empieza con un simple microrganismo, sin importar cómo este surgió en la tierra, como sopa primordial o de otra manera, entonces, si Ud. solo tiene esa sola unidad organizativa, de información y dice que copió esta secuencialmente una y otra vez, la pregunta es, ¿acumula este, bastantes errores de copia, suficientes errores en la copia? ¿Y llevan estas acumulaciones en errores de copia a la diversidad de las formas vivientes que ve uno en la tierra? Esta es la formulación general y usual de la teoría de la evolución… La miramos muy sistemáticamente, muy cuidadosamente, en términos numéricos. Al revisar todos los números, las tasas de mutación y así sucesivamente, decidimos que no existe forma por la cual esto podría incluso y cercanamente acercarse a la verdad.” (Varghese, 28).

De esta forma, muchas décadas han solo confirmado la observación de Gertrude Himmelfarb en su libro “Darwin y la revolución Darwiniana” («Darwin and the Darwinian Revolution»), 1959:

“Ahora se descubrió que mutaciones favorables no son solo pequeñas sino extremadamente raras, y la combinación fortuita de mutaciones favorables tales como las requeridas para la producción de aun una mosca de la fruta, y muchos menos la de un hombre, son todavía más raras que las probabilidades que contra esta serían expresadas por un número conteniendo muchos ceros, así como las letras que existen en una novela promedio, ‘un número mayor que todos los electrones y protones en el universo visible’; una improbabilidad tan grande como la de un mono provisto con una máquina de escribir buscara letra por letra las palabras de Shakespeare.” (Fix, 196).

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Referencias:

Bird, W.R., “The Origin of Species Revisited” (Nashville: Thomas Nelson, 1991; publicado originalmente por, Philosophical Library en 1987). Bird se graduó summa cum laude de la Universidad Vanderbilty, y tiene un grado de J.D. de la Escuela de Leyes de Yale. Ha publicado artículos en numerosas revistas jurídicas y representó al Estado de Louisiana en el reto a su “estatuto de la creación”. Ambos volúmenes de esta obra están ampliamente documentados con referencias a la literatura científica pertinente.

Davis, Percival y Dean H. Kenyon, “Of Pandas and People” (Dallas: Haughton Publishing Co. 1990). Davis tiene una Maestría de la Universidad de Columbia y es un profesor en ciencias de la vida en Hillsborough Community College. Kenyon tiene un Doctorado en biofísica de la Universidad de Stanford y es Profesor de Biología en San Francisco State University. Es co-autor de “Predestinación bioquímica” (“Biochemical Predestination”) publicado por McGraw-Hill en 1969. El editor académico de, “Of Pandas and People” fue Charles B. Thaxton quien tiene un Doctorado en química de Iowa State University y es también co-autor del libro “The Mystery of Life’s Origin”, publicado por “Philosophical Library” en 1984.

Fix, William R., “The Bone Peddlers” (Nueva York: Macmillan PUblishing, 1984). Fix tiene una Maestría en ciencias del comportamiento de la Universidad Simon Fraser (Canadá) y es también autor de muchos libros.

Grassé, Pierre-P., “Evolution of Living Organisms” (Nueva York: Academic Press, 1977). Grassé es el zoólogo más distinguido de Francia. Dobzhansky ha descrito su conocimiento del mundo viviente como “enciclopédico”.

Morris, Henry M. y Gary E. Parker, “What is Creation Science” (San Diego: Creation-Life Publishers, 1982). Morris tiene un Doctorado en ingeniería hidráulica de la Universidad de Minnesota. Parker tiene una Maestría en Ciencias y un Doctorado en biología de la Ball State University.

Pitman, Michael, “Adam and Evolution” (London: Rider & Co., 1984). Pitman tiene una Licenciatura en Ciencias de la Open University (Inglaterra), una Maestría en estudios clásicos de Oxford y enseña biología en Cambridge, Inglaterra. En su libro, la introducción es del Dr. Bernard Stonehouse, un científico que ha ocupado cargos académicos en Oxford, Yale y otras universidades prestigiosas.

Sunderland, Luther D., “Darwin’s Enigma: Fossils and Other Problems”,3ª edición (Santee, CA: Master Book Publishers, 1984). Sunderland tenía una Licenciatura en Ciencias de la Pennsylvania State University y trabajó como ingeniero aeroespacial con la General Electric especializándose en sistemas de control automáticos de vuelos (Murió en 1.987).

Varghese, Roy Abraham, ed., “The Intellectuals Speak Out About God” (Chicago: Regenery Gateway, 1984). Los citados son Robert Jastrow y Chandra Wickramasinghe. …Wickramisinghe es una autoridad internacional reconocida en materia interestelar y es el director del departamento de matemáticas aplicadas y astronomía en la University College en Cardiff, Gales.

Wysong, Randy L., “The Creation-Evolution Controversy” (Midland, MI: Inquiry Press, 1976). Wysong tiene una Licenciatura en Ciencias y un D.V.M. de Michigan State University.

Acerca de unidoscontralaapostasia

Este es un espacio para compartir temas relacionados con la apostasia en la cual la Iglesia del Señor esta cayendo estrepitosamente y queremos que los interesados en unirse a este esfuerzo lo manifiesten y asi poder intercambiar por medio de esa pagina temas relación con las tendencias apostatas existentes en nuestro mundo cristiano.
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2 respuestas a EL PROBLEMA DE LA IMPROBABILIDAD GENÉTICA

  1. Muy excelente artículo hermanos, los felicito, que el Señor Jesucristo les bendiga.

  2. raulfierro dijo:

    La improbabilidad de la genética es como el azar.
    La necedad del azar …
    Se dice que «el azar hace bien las cosas».
    Juzgue usted lo que algunos dicen neciamente:

    A partir de la nada más absoluta, el azar hizo nacer toda la materia y la luz mediante una gigantesca explosión

    Dejó pasearse algunos átomos en el universo y luego hizo surgir la vida en ellos. Proveyó todo para que esta vida fuera mantenida. Por ejemplo mezcló en proporciones convenientes los dos gases que componen la atmósfera de la tierra, para permitir la respiración de los seres que iban a surgir

    Luego el azar permitió que algunas células, embriones de vida, evolucionaran de etapa en etapa como pez, luego como mono, y finalmente como hombre

    Consiguió hacer que seres incompletos fuesen dotados de ojos, los cuales son la más sofisticada cámara de televisión que existe je je
    También hizo que los mecanismos de la respiración, de la circulación sanguínea y miles de otras maravillas que el cerebro cumple, se organizaran por sí mismas; uffff, vaya necedad … capacidades que ninguna computadora (ordenador) iguala.

    Finalmente, la casualidad habría permitido que un cúmulo de moléculas produjera el pensamiento y que un conglomerado de elementos químicos, una fortuita asociación de átomos se transformara en sentimientos, en amor …

    Se entiende que la Biblia califique de “insensato” a aquel que cree en el azar antes que en el gran Dios Creador.

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