El hermano Mario Villeda me envió esta reflexión que creo oportuna dar a conocer.

Este proyecto de ley debe ser interpretado al igual que se interpreta el refrán que dice el que tiene más saliva, traga más pinol. Los hombres cambian, el deseo de poder y de riqueza conduce a muchos a cambiar los principios de Dios.
yo pregunto a estos hombres, diz que apóstoles y maestros de la palabra, será que las reglas de Dios resultan insignificantes y poco efectivas, o será que Dios les otorgo el poder a tal grado que pueden hacer lo que les venga en gana.
Porque a decir verdad en la practica, la iglesia de hoy solo es el blablabla, hoy los hombres que supuestamente han sido llamados al ministerio, son mas audaces para hablar de finanzas y prosperidad (teología materialista) a tal grado que muchos ya se mezclan en medio de políticos y asesores del gobierno a discutir temas relacionados a la economía de este país que cada día se vuelve más miserable, pero que de manera irónica muchos siguen considerando el país de Alicia.

Cuanto nos gustaría que la parábola del buen samaritano cambiara el corazón de muchos lideres que arrastrados por la codicia y el deseo de alcanzar sitiales de honor hoy pretenden hacer de la iglesia una burocracia mas; algo han aprendido de los políticos, y es oportuno aplicarles el adagio que dice, dime con quien andas y te diré quien eres. Señores representantes de la iglesia, ¿saben ustedes a quien le sirven los políticos y a quien le sirven ustedes? El estar cerca de los políticos y de los hombres que ostentan el poder no los coloca en el cielo, no olviden lo que la biblia dice en Isaías: que el convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana.

Hermano Mario, muy acertado lo que usted hace poco exponía refiriéndose al tema de los apóstoles, aunque valga la aclaración, un titulo que a mi criterio les pesa y les queda demasiado grande a estos hombres que lo único que exhiben es una imagen y una posición que gracias a la ignorancia de muchos hoy por hoy los ha llevado a considerase los máximos representantes de la iglesia, y los únicos con el derecho de promover la expansión del reino de Dios, es obvio, que lo que estos hombres irradian no es la imagen del buen pastor, y me atrevería a decir que Judas y Simón el fariseo se quedarían cortos con la actitud de muchos líderes en los cuales ni esta la presencia de Dios ni la unción del Espíritu Santo.

Dios permita que muchos ciegos abran los ojos, siempre he considerado que la humildad debe ser un adorno en la vida de un creyente, pero esta humildad no de conducirnos a vivir en la ignorancia. Mi admiración y respeto por aquellos hombres que de buena voluntad y con corazón limpio invocan el nombre del Señor. Dios le bendiga Hermano Mario