Henry Hernández    henry_hernandezr@yahoo.com

Lo que estamos viviendo sin duda alguna es lo que ya está escrito en la Palabra de Dios que pasaría, y es la lucha que la Iglesia del Señor siempre ha tenido, nos damos cuenta lo que tuvieron que luchar los hombres de Dios en contra de todo esto desde el tiempo de los profetas, luego en el tiempo de los apóstoles, Pablo, Pedro, Juan y Judas en sus epístolas contendieron contra aquellos que encubiertamente se introducían al rebaño y con sus errores desviaban a algunos y a otros los arrastraban hacia ellos.

No olvidemos que esto pasa en las iglesias sin importar el tamaño, en mi barrio hay tres iglesias evangélicas pequeñas con un promedio de 30 a 40 personas cada una y tienen exactamente los mismos problemas que una iglesia grande, la diferencia es únicamente el tamaño. Cuando leo el comentario del pastor Rony Chavez, solo confirmó como realmente esto así sucede, ya que en los barrios y colonias que él menciona, hay una gran cantidad de iglesias evangélicas de diferentes denominaciones, casi en cada cuadra, y cuando él menciona solo unas pocas,  lo que evidencia es la triste realidad de lo que pasa aún en esos lugares. Cuando leemos el libro de los Hechos, nos damos cuenta que el fuego del Espíritu Santo estaba tanto en aquella predica de Pedro cuando tres mil personas se añadieron al Cuerpo de Cristo, y que obviamente se congregaban, y eran discipulados por los apóstoles (lo que hoy llamaríamos una mega iglesia), como también en Acaya, cuando Pablo menciona que Epeneto fue el primer fruto de aquella región.

La gran mayoría de la gente que no se congrega se escuda en una falsa espiritualidad evidenciando falta de fundamento doctrinal, carácter cristiano y disposición a servir al Señor(sirviendo al prójimo), ya que en lugar de mostrar auto conmiseración deberían afirmar su rostro y disponerse al llamado e ir a hacer discípulos, la mayoría de estos hermanos no están dispuestos a pagar un alto precio de menospreciar aún sus propias vidas y gastarse, para la propagación del evangelio. Otros han dado lugar a raíces de amarguras, cayendo en el terreno de la crítica, la murmuración y la óptica de ver todo negativo, desconfiando de todo el Cuerpo de Cristo. También hay algunos que pareciera que los autoproclamados apóstoles y/o profetas les madrugaron en sus egoístas pretensiones ,y quedaron al margen en esos espacios eclesiales, patinando en su condición espiritual y dejaron de avanzar en su madurez como siervos de Dios, no conformándose al llamado que Dios les ha hecho con los dones que al Espíritu Santo le plació repartirles, buscando protagonismos en los medios o en los pulpitos, pero ¿Cuantos están dispuestos a despojarse de sus comodidades y bienes materiales sin tocar trompeta y sin esperar el aplauso, la felicitación, la foto o video publicado, tal como cualquier político? (…de cierto os digo que ya tienen su recompensa), otros están encuevados, pensando como Elías que él era el único que había quedado como profeta fiel, pero es tiempo de no pensar egoístamente, esperando lo que me pueda dar el pastor, la iglesia, los hermanos, etc.

Es el momento de INVERTIR TIEMPO, ESFUERZO Y RECURSOS, DAR y SALIR a las calles, a los mercados, a las plazas, a los hospitales, a las cárceles,  SALGAMOS YA de esas cuevas y proclamemos a viva voz el evangelio de Jesucristo, el evangelio del arrepentimiento para el perdón de los pecados.

Examinémonos, preguntémonos y respondamos con mucha sinceridad ¿Del último salario que he devengado cuanto invertí en la obra? (como ofrenda y no como diezmo ya que el 10% no es negociable, es del Señor y punto, aunque podríamos dar más de ese porcentaje ya que todo lo que recibimos viene del Señor y Él nunca nos desampara); Podría ser yendo al mercado y comprar una provisión para mi vecino que actualmente no tiene empleo, comprando tratados y repartirlos a todos mis compañeros de trabajo, depositarle parte de mi salario a un misionero que está en el campo y llamarlo para animarlo y decirle que usted está orando por él, quizás en este momento esté en un país musulmán o en un lugar donde es prohibido predicar el evangelio de Jesucristo; también yendo al hospital y acercarse para ayudar a aquellos compatriotas que vienen de tierra adentro sin un cinco en sus bolsillos y no tienen para las medicinas o un examen; comprar Biblias para regalar a los privados de libertad, comprar un megáfono y pararnos en la esquina del barrio y predicar a tiempo y fuera de tiempo, etc.

Hay tanto que hacer en la obra que Él mismo Jesús nos dice: en Juan 4:34-38 “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega«. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores”. Pareciera que aún no hemos entrado en sus labores y nos hemos quedado en la periferia estancándonos y devorándonos unos a otros. Hagamos nuestras las palabras del apóstol Pablo: “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios. De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.” Gálatas 6:15-17