Acontecimientos alarmantes que casi no son tomados en cuenta en el mundo. Se trata de sentencias religiosas que tienen una sola meta: imposibilitar la presencia de cristianos en el mundo del islam.

Imagínese, por ejemplo, que la iglesia católica emita un edicto papal ordenando que todas las mezquitas en Europa sean cerradas y arrasadas hasta que no quede rastro de ellas. Probablemente pasaría por la prensa mundial un grito de indignación y habría disturbios en las calles. Rápidamente se escucharía palabras como “intolerancia”, “prejuicios”, “islamofobia extrema”. Uno puede partir de la base de que un edicto de ese tipo nunca podría ser puesto en práctica en el mundo democrático de occidente, especialmente en Europa. En Cercano Oriente, sin embargo, las cosas son muy diferentes. Allí esto sucede de verdad, y el blanco son los cristianos.

En marzo de 2012, una delegación de Kuwait viajó a Arabia Saudita para escuchar la opinión del gran muftí, quien responde al melodioso nombre de ‘Abd al-‘Aziz ibn ‘Abd Allah ibn Muhammad ibn ‘Abd al-Lateef Aal ash-Shaikh. Su intención era escuchar lo que esta autoridad en asuntos de la religión musulmana tenía para decir sobre la propuesta de un miembro del parlamento de Kuwait.

Este parlamentario había exigido en un proyecto de ley que todas las iglesias fueran arrasadas sin que quedara nada de ellas. La respuesta del gran muftí fue clara:“Kuwait es parte de la nación árabe desde tiempos del Profeta Mahoma, por lo cual es correcto que en esa nación no exista iglesia alguna. Todas las iglesias deben ser destruidas.”

El gran muftí se remite en su sentencia a uno de los legados del fundador del islam. En su lecho de muerte, el Profeta Mahoma parece haber proclamado otro hadith islámico, una ordenanza profética. Según la misma, parece haber dicho que en la península arábiga no pueden existir dos religiones. Esto significa que en esa región solo puede estar el Islam.

Pero ahora uno podría preguntarse: ¿Quién es este hombre para dar una sentencia de este tipo? El gran muftí es considerado como la autoridad máxima y determinante en todos los asuntos islámico-religiosos. Este hombre, nacido en 1940 en Riad, Arabia Saudita, y quien perdió la vista en 1960 después de una enfermedad ocular congénita, es al mismo tiempo el presidente del gran

consejo de sabios, el “Uleima”. Su sentencia es considerada como obligatoria, sin libertad de acción, excluyendo malentendidos. Aun así, fueron pocos los medios de comunicación del mundo occidental los que registraron estos acontecimientos, y solo aquí y allá hubo una suave protesta de algunos obispos católicos que rápidamente se perdió. Tan sólo un hombre parece haber seguido el asunto con seriedad. Este intenta una y otra vez llamar la atención con publicaciones al respecto. El científico Raymond Ibrahim es experto en asuntos del Cercano Oriente y de las Ciencias del Islam. Nació en Estados Unidos, hijo de padres egipcios, y se crió en Estados Unidos y en Cercano Oriente. Ibrahim no solo publicó la sentencia del gran muftí saudita, sino que en las últimas semanas señaló tener pruebas de la destrucción de iglesias y monasterios en el mundo árabe. Él califica el silencio  de occidente en este asunto como un escándalo.

Sigue exponiendo, que esto simplemente mostraría “lo mucho que los medios de comunicación, el mundo de los científicos, pero también los políticos del occidente, están determinados a no ver lo que está sucediendo”.

ZL.  Página web de Raymond Ibrahim: