REVISANDO LA REVISION DE 1960 -V-

BIBLIAArmando Di Pardo
Un estudio crítico de la Revisión de 1960 de la Versión Castellana Reina–Valera de la Santa Biblia, a la luz de la «sana doctrina».
Ediciones «Adelphia» © Copyright 1998 – 2002, Adelphia. http://www.philadelphos.org
Ediciones «Adelphia». ISBN N° 987-97636-0-2
CAPITULO IV.
CAMBIOS EN EL TEXTO, QUE AFECTAN DOCTRINAS
«Ten cuidado.. . DE LA DOCTRINA» (1ª Timoteo 4:l6)
I. Prenotandos.
Las «Sociedades Bíblicas» han afirmado —vez tras vez— que los cambios hechos en el texto de la Versión Antigua e incorporados a la Revisión de 1960, sólo tienen que ver con: «los cambios que el idioma sufre con el paso del tiempo», pero que «no afectan doctrina alguna de la iglesia», «solo por medio de una periódica revisión podrá mantenerse este precioso texto Bíblico a tono con los cambios naturales que el idioma sufre con el paso del tiempo».
«De ahí que el Comité Revisor se impusiera la tarea de conformar la dicción y la gramática de esta versión con los usos contemporáneos de la lengua, conservando a la vez el precioso estilo y el significado exacto de esta versión». (La Biblia Reina–Valera. La Revisión de 1960, publicado y distribuido entre las Iglesias, por Sociedades Bíblicas en América Latina ) Tal declaración oficial, no puede ser probada por los hechos. La triste verdad es que han sido introducidos cambios en el Texto, que afectan doctrinas.
Nuestro deseo ahora sería pasar directamente a la discusión de tales textos, pero las circunstancias nos obligan a dar primeramente algunas ideas de lógica y de hermenéutica que olvidaron quienes hicieron las declaraciones arriba transcriptas; y además, tendremos que dar también previamente, alguna respuesta a ciertas otras declaraciones hechas por algunos «abogados» de la Revisión de 1960. Paciencia, pues, amigo lector.
Principio Rector
Entramos ahora, en aguas abiertas y más profundas que en nuestros capítulos anteriores. Pero gobernará nuestro rumbo, un sencillo Principio Rector, que tiene fuerza de axioma y es indiscutible, basado en la perspectiva que le dan cuatro igualmente sencillos puntos cardinales. Esos puntos son: doctrina, palabras, textos y hechos. Y el Principio, entonces, se enuncia simplemente así: Toda doctrina es inseparable del significado de las palabras de los textos que las definen y éstos, a su vez, son inseparables de los hechos que los fundamentan.
Tal regla elemental pero fundamental, fue olvidada por la «Revisión de l960», y consecuentemente, han hecho inconsistente las declaraciones del folleto de las «Sociedades Bíblicas». En efecto, los revisores, al cambiar palabras en ciertos textos, NO USARON palabras de idéntico significado que las anteriores y, como resultado, palabras de significado diferentes produjeron doctrinas diferentes provenientes del texto diferente que, por lo tanto, requerirán hechos diferentes.
Enunciemos esta otra fase del Principio para completar su enunciado:
Cuando se considere necesario, por el correr de los tiempos, introducir cambios de palabras en los textos, deberán utilizarse palabras de idéntico significado que las sustituidas. Caso contrario, será afectada la doctrina original y, con ello, la realidad de los hechos originales.
Un ejemplo sencillo, ilustrará el íntegro concepto. Los productores de la nueva Biblia en idioma Inglés, codificada como «STANDARD REVISED VERSIÓN», (Versión Standard Revisada), al revisar el texto de ISAIAS 7:14, cambiaron la palabra «virgen» y pusieron «mujer joven». Digamos ante todo que el cambio era innecesario pues la palabra «virgen» no cayó en desuso con el correr de los siglos, de modo que allí hubo un aspecto necesariamente interpretativo.
Pero el hecho es claro: «mujer joven» no significa lo mismo que «virgen», pues una mujer joven podrá o no ser virgen y, viceversa, una mujer virgen podrá o no ser joven. Al cambiar, pues, una palabra poniendo otras con significados no sinónimos, la doctrina del nacimiento virginal de Jesucristo es afectada, el texto es afectado y los hechos también. El entero pasaje profético es expuesto a innecesaria «reinterpretación». Y cuanto antes era claro y terminante en la antigua lectura «virgen» pasa ahora a ser discutible, objetable y expuesto a negación con la nueva lectura «mujer joven».
El Señor Jesucristo mismo, es quien nos indica el camino seguro. Una y otra vez leemos que El dijo: «Escrito está» (Mt.4:4,7,10,11; Lc.10:26). «Era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés y en los profetas y en los salmos…. Así está escrito y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase al tercer día» (Lc.24:44, 46). «Ni una jota, ni un tilde perecerá de la ley» (Mt.5:18). Tales terminantes declaraciones, prueban que las verdades están y deben dejarse donde están, sea en el Antiguo que en el Nuevo Testamento y que el problema de cambios, no puede tampoco disculparse con eso de que si no se dejó en un lado, la doctrina está en otro y, después de todo, queda en la Biblia. ¡NO! La doctrina está en cada texto que la define, aunque vuelva a estar también en otros textos. De modo que: cambio en un texto dado, afecta la doctrina en ese texto. Y a propósito de «tildes y jotas», se han producido ciertas declaraciones que necesitamos, perentoriamente, no pasar por alto y trataremos por lo tanto en nuestro punto siguiente.
Sobre las palabras y su significado
En su folleto titulado «Principales objeciones al trabajo de revisión hecho a la Biblia Reina–Valera en 1960», el Sr. Félix Arana escribe: «Los tildes y jotas… se refería a la jota y a la tilde del significado, de la esencia»… «El contenido es lo importante, el lenguaje es apenas el vehículo», «tenemos este tesoro en vaso de barro»… «una buena traducción no es la que nos presenta una fiel fotografía del vaso de barro sino la que nos pone en contacto directo con el contenido, con el tesoro del original».
Tal declaración no puede anular, con apariencias impresivas, el principio rector anteriormente establecido. De hecho, el Sr. Félix Arana ha olvidado que, en materia de doctrina Bíblica: las jotas y las tildes del significado están inseparablemente ligadas a las jotas y las tildes de los escritos.
En cuestiones de artículos de fe, muy especialmente, ese Principio es irrenunciable, pues también resulta obvio que «el tesoro» no puede separarse del «vaso de barro», por la sencilla razón de que es el vaso de barro el que define al tesoro. En otras palabras: doctrinariamente hablando, «el contenido» es inseparable del «continente» por la misma razón de que «el significado» lo dan «las palabras del texto».
La analogía de «tesoro» y «vaso de barro» no se aplica al caso pues exige una dicotomía, o sea una separación total entre «tesoro» y «vaso». No es así en la doctrina de las Escrituras, ni es así —por regla general— en ningún escrito. Todo significado dependerá, irremisiblemente, de las palabras usadas. De modo que, para trasmitir fielmente el «tesoro» (la Doctrina) es necesario reproducir exactamente el «vaso de barro» (las palabras del texto).
El apóstol Pablo viene en socorro de nuestro aserto, cuando escribe: «Así que, hermanos, estad firmes y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra o por carta nuestra.» (2a Tes. 2:15). Más claridad, imposible. La «DOCTRINA» es dada «POR PALABRA O POR CARTA». Cuidado, pues, con las palabras de las cartas. Cambiarlas, es cambiar la doctrina si, al hacerse tal cambio, se dan palabras diferentes, con significados diferentes.
A la luz de todo esto, es un deber fraternal decir que ciertas aseveraciones de algunos abogados de la Revisión de 1960 sólo pueden encasillarse en la categoría de los «sofismas»: un razonamiento incorrecto que puede inducir a error.
La Cuestión de los Manuscritos
Se ha dicho, además, que: «Siempre fue el deseo de la Comisión Revisora el comunicar, en la forma más correcta, el significado de los textos originales, hasta donde fue posible saber lo que éstos decían… no obstante algunos casos en que la tradición nos ha trasmitido el texto un poco diferente. Lo que importa es llegar hasta el sentido del original, más que apegarnos a nuestras tradiciones, aun cuando tales tradiciones consistan en la forma del texto bíblico y de su traducción». (De una carta originada en el Departamento de Traducciones, de Sociedades Bíblicas.) Tal declaración trae los hechos al último reducto de los que argumentan a favor de la Revisión de 1960: la cuestión de los manuscritos, o copias de los textos en los idiomas originales Hebreo y Griego.
Primeramente, llamamos la atención del lector a la actitud ambivalente observada por Sociedades Bíblicas, pues mientras que por años informaba oficialmente al pueblo de Dios que la Revisión de 1960 efectuándose sólo tenía que ver con «los cambios que el idioma sufre con el paso del tiempo… con la dicción y la gramática y los usos contemporáneos de la lengua Castellana», por otra parte, a espaldas del pueblo evangélico, se movían otros criterios rectores de las tareas y que tenían que ver con textos y manuscritos. Cabe preguntar: ¿Qué influencias actuaron y prevalecieron en estos procedimientos? Todo el trabajo de diez años cae bajo sospecha de que influencias de «tradición modernista» tuvieron que ver con esta cuestión y que corrientes que abogan por el abandono del «TEXTUS RECEPTUS» (Texto Recibido o Autorizado) del Nuevo Testamento, jugaron en alguna manera su papel en favor de otros textos «críticos», tales como el de Westcott & Hort, dos «modernistas» que introdujeron unos cinco mil cambios… en el texto.
Es necesario acotar, de paso, que las «Sociedades Bíblicas», llevadas por criterios «renovadores», nombraron en 1955 un Comité para redactar y publicar un nuevo Texto Griego del Nuevo Testamento, que vio la luz en 1966 y fue reactualizado en segunda edición tan pronto como dos años después (1968)… De ese nuevo «texto» derivó la infortunada versión llamada «POPULAR». Se ha informado que toda nueva traducción del Nuevo Testamento se basará en tal nuevo «texto original».
Nosotros rechazamos de plano toda tradición «modernista», pues de su obra e influencia provienen: la preparación de tales nuevos «textos en los idiomas originales» y, consecuentemente, el prurito o fiebre por «nuevas versiones» en las lenguas modernas que está multiplicando y multiplicando innecesariamente ediciones Bíblicas aún en un mismo idioma, que al final sólo traen confusión pues nadie puede estar seguro de cuál sea la versión correcta.
Nosotros perseveramos, sí, en la tradición Fundamentalista, de la cual han provenido las ediciones confiables de las Sagradas Escrituras. Permítasenos dar algunas de nuestras razones:
(i) El Honor, la Soberanía y la Providencia de Dios.
El Señor, que Inspiró las Santas Escrituras en los Textos originales: ¿hubiera permitido que solamente copias defectuosas o falsas estuvieran disponibles y al alcance, en los momentos cruciales de la Historia cuando las Santas Escrituras debieron ser traducidas a los idiomas de las gentes?; ¿hubiera elegido a hombres infieles que negaban Su Palabra, como sus instrumentos escogidos para usarlos en las delicadas tareas de selección y traducción de los manuscritos?; ¿hubiera permitido que sus hijos vivieran engañados por siglos con versiones erróneas de Su Palabra, para utilizar luego a «modernistas» para proveerles Su Verdad? ¡NO, NO, NO! ¡Dios Todopoderoso, proveyó copias correctas en el tiempo correcto a hombres correctos, que nos dieron las Versiones Antiguas!
(ii) La Sana Doctrina.
En la Inspirada, y por ello Inerrable e Infalible Palabra de Dios, no hay errores ni contradicciones ni doctrinas falsas. Por ello, todo manuscrito o texto en los idiomas originales, probará su autenticidad al ser medido por esa regla: SANA DOCTRINA. Se podrá discurrir en cuanto a su «edad o antigüedad» por causa de la incertidumbre propia de medios de verificación insuficientes pero no podrá ser discutible su autenticidad si es sano en doctrina. Si el apóstol Pablo nos dice: «Si alguno os anunciare otro evangelio del que habéis recibido, sea anatema» (Gálatas 1:9), no es entonces impropio ni exagerado, exigir que se rechacen manuscritos o textos compilados por modernistas que afectan a la Verdad Doctrinal.
(iii) Las prevenciones de la misma Palabra de Dios, respecto de las apostasías de la fe y a las prohibiciones de quitar o añadir a la Palabra.
«Guardáos de los falsos profetas» (Mt. 7:15). «Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, antes, teniendo comezón de oír se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas» (2a Tim. 4:3). «Porque así como hubo falsos profetas en el pueblo, así habrá entre vosotros falsos doctores que negarán al Señor que los rescató atrayendo sobre sí mismos perdición acelerada. Y muchos seguirán sus disoluciones, por los cuales el camino de la verdad será blasfemado» (2a P. 2:1-3). Y las citas pueden multiplicarse. Todo esto también es Palabra de Dios y cumplimiento tiene. El «modernismo» está claramente expuesto allí en su base: rompimiento con las Escrituras y negación de la Persona y Obra del Redentor que las Escrituras revelan. Recuérdese, además, la prohibición de «añadir o quitar a la Palabra» (Dt. 4:2) y el castigo del infractor: «Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida» (Ap. 22:19), lo cual implícitamente muestra que si la posibilidad está contemplada, es porque así se haría en los postreros tiempos en los cuales «algunos apostatarán de la fe escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios» (1a Tim. 4:1). Nada mejor, para falsas doctrinas, que «Biblias» digitadas y preparadas. El Diablo sabe bien que «doctrinas» se relacionan a «palabras» y entonces: a preparar nuevas «palabras» y a producir nuevas «versiones» para establecer falsas «doctrinas». Tal el real origen y los propósitos de la crítica destructiva de las Escrituras.
Cerramos esta parte con unos pensamientos que vienen muy al caso, del Dr. Henry M. Morris, que tomamos de su libro «The Bible Has The Answer» (La Biblia tiene la Respuesta), páginas 11 a 13: «La práctica una vez tan honrada y de gran valor de la memorización de las Escrituras, es ahora una disciplina casi olvidada y una de las razones debe ser la confusión sobre qué versión memorizar. Después de todo: ¿por qué memorizar cierto versículo de las Escrituras si ni aún las autoridades están de acuerdo acerca de lo que dice el versículo? Más aún, muchos de los traductores de estas versiones modernas han sido hombres que de por sí no estaban entregados a la fe en la plena Inspiración Verbal de la Biblia. No importa cuán completo pueda haber sido su conocimiento de los idiomas originales y de los manuscritos bíblicos, su bajo punto de vista de la Infalibilidad y Perspicuidad Bíblicas se refleja en cierta flojedad y subjetividad en la traducción que inevitablemente ha de corromper la revelación divina. Los traductores de la Versión del Rey Jaime —(Dr. Morris se refiere aquí a la Versión Antigua de la Biblia Inglesa y lo que dice seguidamente, puede aplicarse a los traductores de todas las Versiones Antiguas en distintos idiomas)— no sólo eran eruditos de igual calibre que cualquiera de la moderna era, sino también eran hombres que consideraban a las Escrituras como profundamente sagradas y que cada palabra estaba colocada en el texto original exactamente como Dios quiso que estuviera… También se refleja en el uso de bastardillas en la traducción donde palabras eran agregadas y que no estaban específicamente presentes en el Hebreo o Griegos una práctica que lamentablemente no es seguida en versiones modernas… Finalmente el Nuevo Testamento está basado en el Texto Griego conocido como TEXTUS RECEPTUS (Texto Recibido) que es el Nuevo Testamento Griego usado durante el despertar del período de la Reforma. Antes de la invención de la imprenta, las Escrituras eran trasmitidas por copias a mano y circuladas. Los manuscritos más reconocidos y aceptados eran, por supuesto, usados muy extensamente y así es que se gastaban bastante rápidamente y por ello tenían que ser continuamente vueltos a copiar sobre pergaminos o papel nuevos. Grandes números siempre estaban en uso y de esta manera había un proceso continuo de autocontrol que aseguraba al texto contra cualquier cúmulo significativo de errores de copistas. Fue de esta fuente que el Nuevo Testamento Griego conocido como Textus Receptus fue compilado. La gran mayoría de los manuscritos que sobreviven están de acuerdo con este texto llamado también Bizantino, que fue preservado a través de los primeros siglos del Cristianismo por las Iglesias mismas de habla Griega. Cuando un manuscrito fue preparado que, por descuido o por intento deliberado, contenía errores o alteraciones significativas, naturalmente tendía a ser descartado cuando se descubría su carácter. Si no era destruido deliberadamente, sobrevivía más que los otros, por la sola razón de que no se lo usaba. Tal es probablemente el caso con los manuscritos Sinaítico y Vaticano, como también de otros que fueron descubiertos en el Siglo XIX y que eran más viejos que los aún preservados manuscritos del Textus Receptus. Esos manuscritos contienen un sorprendente número de errores obvios y, probablemente, hasta alteraciones deliberadas. Sin embargo, por causa de su antigüedad, fueron aceptados por eruditos tales como Westcott, Hort, Nestlé y otros, como base para sus Nuevos Testamentos Griegos publicados en el Siglo XIX y que a su vez han servido de base para subsiguientes traducciones modernas.» (Hasta aquí el Dr. Morris).
Conclusión
Por todo lo expuesto, afirmamos una vez más: sólo las Versiones Antiguas son de fiar. No así tantas «nuevas versiones» que se multiplican hoy día aún en un mismo idioma y que hacen surgir preguntas como ésta: ¿Y cuál de estas versiones es la correcta? Y el peligro subsecuente: como los «modernos» nos dicen que es imposible saber qué exactamente decían los autógrafos originales… se concluye por no dar tanta importancia a la Biblia misma, que llega así a ser menguada y aún hasta rechazada (como lo ha sido por algunos) como Autoridad Inerrable e Infalible. Hermanos: no nos prestemos, por indiferencia o silencio, ni directa ni indirectamente como tributarios a tan sutiles estrategias cuyo origen no puede ser otro que diabólico.
Finalmente, el método bíblico de restauración de la verdadera Unidad Cristiana en obediencia al mandato de Cristo (Jn. 17) es afectado por tal multiplicación de versiones. En efecto, el tratamiento de las discrepancias en doctrina y prácticas entre creyentes renacidos de iglesias y denominaciones evangélicas, requiere considerarlas a la luz de las Sagradas Escrituras, hasta lograr pleno acuerdo con ellas, como fuera practicado en la Asamblea de Jerusalem (Hch. 15:1-31). Pero ante tales versiones, ¿cuál de ellas –se plantea- será la base para distinguir la verdad del error?. La variedad permite que cada iglesia y aún cada creyente use la versión que mejor se acomoda a su pensamiento o costumbres. Ello afecta el principio de «Sola Scriptura» y contribuye a perpetuar la obra diabólica de dividir a los hermanos tras líderes y tradiciones humanas.
¡Basta ya!. Debemos volver a las «sendas antiguas» de los textos incorruptos de la Palabra de Dios y contrastar con ellos nuestras doctrinas y prácticas cristianas, en obediencia al Señor y Su Palabra.
Ah!, nos parece oír aquí: «Allí están los elementos perturbadores… los abanderados de la disensión… los que no pueden concebir su existencia sino en plan de combate, buscando siempre algo o alguien contra qué embestir, para perturbar la paz de la iglesia y alarmar a los hermanos sencillos y sinceros en su vida cristiana». (Frase copiada de: «Principales objeciones al trabajo de revisión hecho a la Biblia Reina–Valera en 1960», de Félix Arana).
Tales expresiones, que ciertamente no nos alcanzan, sin embargo las reproducimos como una muestra de las atenciones «fraternales» que ciertos abogados de la Revisión de 1960 han dedicado a buenos hermanos que, llevados por un santo celo por la pureza de la Palabra de Dios, protestaron la citada Revisión de 1960. Uniéndolas a tantos otros cargos gratuitos y aún «excomuniones»… remitamos hermanos todo ello «AL QUE JUZGA RECTAMENTE».
II. Breve examen de algunos de los cambios en el Texto Bíblico del Antiguo Testamento, hechos por la Revisión de 1960, que afectan doctrinas.
GENESIS 1: 14
Versión Antigua: «Y dijo Dios: Sean lumbreras en la expansión de los cielos para apartar el día y la noche; y sean por señales, y para las estaciones, y para días y años»
Revisión de 1960: «… y sirvan de señales para las estaciones».
La Versión Antigua es la correcta, pues respeta el significado Bíblico de la palabra «señales», que tiene que ver específicamente con cosas por venir, hechos extraordinarios o fuera de las leyes naturales y que en ocasiones pueden ocasionar temor, como leemos por ejemplo, en Jeremías 10:2, «Ni de las señales del cielo tengáis temor». Finalmente, el mismo Señor Jesucristo define el caso en favor de la Versión Antigua en forma terminante, como leemos en Lucas 21:25, «Entonces habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas». Clarísimo: las lumbreras no fueron puestas como meras «señales para las estaciones» como erróneamente dice la Revisión de 1960, sino con propósitos extraordinarios aparte de las leyes naturales comunes y para ocasiones predeterminadas por Dios mismo. La Revisión de 1960, con su cambio erróneo, afecta simultáneamente a la Teleología (la doctrina del designio o propósito de las cosas creadas); a la Escatología (la doctrina que trata de sucesos postreros) y, además, afecta a la Evidencia Interna de la armonía de las Escrituras del Antiguo con el Nuevo Testamento.
La Revisión de 1995 y la Versión Popular siguen el camino erróneo trazado por la Revisión del 60:
• RV 1995: «…que sirvan de señales para las estaciones, los días y los años»
• VP: «…y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales.»
GÉNESIS 3:16
Versión Antigua: «A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor parirás los hijos; y a tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti».
Revisión de 1960: «…tus dolores en tus preñeces».
Obsérvese que el cambio hecho por la Revisión, modifica totalmente el significado de la sentencia. Y se equivoca gravemente, pues no tiene en cuenta el estado y el propósito de la mujer originalmente dado por Dios en relación con la concepción (un ciclo diferente del actual). Ese error le conduce a otro, que es el de tergiversar el sentido del castigo. Antropología (la doctrina que tiene que ver con la humanidad) y Hamartiología (la doctrina que tiene que ver con el pecado y sus consecuencias), son por lo tanto afectadas. Permítasenos citar en nuestro apoyo, a una autoridad como la del Dr. C. I. Scofield, quien, en su Biblia Anotada, comentando el versículo en foco, dice:
«La condición de la mujer es cambiada; la concepción es multiplicada», declaración que concuerda totalmente con la Versión Antigua. Digamos de paso, que los editores de la Biblia Anotada, de Scofield, usaron desafortunadamente en su edición Castellana, el texto de la Revisión de 1960, sin apercibirse que en este caso, dejaron a la nota del Dr. Scofield totalmente sin sentido. Vemos: el error de la Revisión de 1960, no advertido por la «Spanish Publication Inc.», de Miami, Florida, USA, editora de la Biblia Scofield, colocó también a ésta en contradicción consigo misma…
Lo mismo dice la Revisión de 1977 y también, en otras palabras, la Versión Reina–Valera Actualizada (añadiendo cambios en otras partes del versículo) y la Revisión de 1995. La Versión Popular intenta eliminar la referencia al embarazo:
RVA: «–Aumentaré mucho tu sufrimiento en el embarazo;… Tu deseo te llevará a tu marido…»
RV 1995: «–Multiplicaré en gran manera los dolores en tus embarazos…»
VP: «–Aumentaré tus dolores cuando tengas hijos, y con dolor los darás a luz. Pero tu deseo te llevará a tu marido, y él tendrá autoridad sobre ti.»
PROVERBIOS 20:30
Versión Antigua: «Las señales de las heridas son medicina para lo malo: y las llagas llegan a lo más secreto del vientre».
Revisión de 1960: «Los azotes que hieren son medicina para el malo».
Un evangelista muy conocido en Argentina, me dijo una vez: «Yo he predicado de este versículo tal como lo tiene la Versión Antigua, como Mesiánico, aplicando su significado a las marcas de las llagas de Cristo, pero con el cambio hecho por la Revisión, todo ello ha quedado sin efecto». Creo que este fiel hermano tenía razón, pues otras Escrituras confirman su sana interpretación, por ejemplo: Isaías 49:16; Isaías 53:5; Juan 20:25-29 y 1 Pedro 2:24. La Revisión de 1960 afectó la Soteriología (la doctrina que tiene que ver con el Salvador y Su Obra) pues ha cambiado totalmente el significado y la aplicación de esta porción Bíblica, sacándolos de toda posible connotación con Cristo y refiriéndolo erróneamente al castigo de un pecador a quien, a fuerza de azotes que le hieren el cuerpo, se pretende transformarlo… una práctica tan cruel como equivocada que tan tristes ejemplos ha tenido a través de la historia.
Versiones posteriores no hacen sino añadir mayor confusión en el mismo sentido:
RV 1977: «Las marcas de los azotes son medicina para el malo, porque los golpes purifican el corazón»
RVA: «Las marcas de los azotes purifican del mal, y los golpes purifican al corazón.»
RV 1995: «Los azotes que hieren son medicina para el malo; el castigo purifica el corazón.»
VP: «La maldad se cura con golpes y heridas; los golpes hacen sanar la conciencia.»
NVI: «Los golpes y las heridas curan la maldad; los azotes purgan lo más íntimo del ser»
ISAÍAS 52:15
Versión Antigua: «Empero él rociará muchas gentes: los reyes cerrarán sobre él sus bocas; porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído».
Revisión de 1960: «Así asombrará él a muchas naciones».
Quitar «rociará» y poner en su lugar «asombrará» es un absurdo que sólo puede concebirse en una mente con prejuicio doctrinario. La palabra Hebrea es «nazah» que significa literalmente «arrojar un chorro» y la misma Revisión de 1960 la traduce «rociar» en otros pasajes, como por ejemplo, Éxodo 29:21; Levíticos 4:6,17; Números 8:7. El texto que nos ocupa es Mesiánico y con ello concuerdan declaraciones del Nuevo Testamento como la de 1 Pedro 1:2, «rociados con la sangre de Jesucristo». Por lo tanto, la Soteriología es afectada, así como la Evidencia Interna de la Biblia.
La palabra Hebrea para «asombrar» es «shamen» (ver Isaías 52:14) y no tiene punto de relación alguna con «nazah» o «rociar». Luego: la Versión Antigua es correcta y la Revisión ha introducido un serio error en el Texto.
Las versiones posteriores emplean el mismo término equivocado (RVA y RV 1995) u otro similar: «sorprenderá» (RV 1977), «se quedarán admiradas» (VP).
ISAIAS 54:17
Versión Antigua: «Toda herramienta que fuere fabricada contra ti, no prosperará; y tú condenarás toda lengua que se levantare contra ti en juicio. Esta es la heredad de los siervos de Jehová, y su justicia de por mí, dijo Jehová».
Revisión de 1960: «… y su salvación de mí vendrá, dice Jehová».
La Versión Antigua contiene un claro concepto de imputación de justicia divina. Pero la Revisión lo ha suprimido muy sutilmente, pues pone en lugar de «justicia de por mí» las palabras «Su salvación de mí vendrá» que suenan bien, pero que pueden o no ser entendidas como imputación de justicia por parte de Dios.
El cambio ha afectado la doctrina de la Justificación, claramente anticipada en este texto del Antiguo Testamento.
La palabra Hebrea para «justicia» es «tsedaqab». Pero la palabra Hebrea para «salvación» es «yeshuwab». Son pues palabras totalmente diferentes. La Versión Antigua respetó el original, no así la Revisión de 1960. Como un ejemplo de la inconsecuencia de procedimientos, digamos que en Isaías 56:1, texto en que aparecen ambas palabras, la Revisión de 1960 las respetó y las tradujo bien a ambas: no había entonces razón para no hacerlo así con la palabra «justicia» en Isaías 54:17.
La revisión de 1977 dice: «y la recompensa que obtendrán de mí», mientras que la RVA: «y su vindicación de parte mía» La Versión Popular va mucho más allá en los cambios: «pero nadie ha hecho el arma que pueda destruirte. Dejarás callado a todo el que te acuse. Esto es lo que yo doy a los que me sirven: la victoria. El Señor es quien lo afirma.»
ZACARIAS 6:13
Versión Antigua: «El edificará el templo de Jehová, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y será sacerdote en su solio; y consejo de paz será entre ambos a dos».
Revisión de 1960: «Y habrá sacerdote a su lado».
El cambio hecho por la Revisión, rebaja indebidamente la función del Mesías como Rey–Sacerdote en Su Trono, pues le pone a otro sacerdote «a su lado». Queda con ello afectada la Persona del Señor y Su Obra y Posición. Cristología, Soteriología y Escatología quedan afectadas. La Biblia Anotada de Scofield, en la columna de referencias dice correctamente: «Cristo, Segunda Venida», cosa que ahora queda otra vez en dificultades con el texto.
El mismo sentido refuerzan versiones posteriores:
RV 1977: » y habrá un sacerdote junto a su solio; y consejo de paz habrá entre ambos.»
RVA: «Habrá un sacerdote junto a su trono…»
RV 1995: «y el sacerdote se sentará a su lado; y entre ambos habrá concordia y paz.»
VP: » y al lado de su trono se sentará el sacerdote, y habrá paz entre los dos.»
ZACARÍAS 13:7
Versión Antigua: «Levántate, oh espada, sobre el pastor, y sobre el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y se derramarán las ovejas: mas tornaré mi mano sobre los chiquitos «.
Revisión de 1960: «haré volver mi mano CONTRA los pequeñitos».
El mismo término «contra» utilizan las Versiones modernas.

La Versión Antigua habla de protección de Dios pero la Revisión la ha tornado en oposición. Escrituras como Juan 18:8 dan la razón a la Versión Antigua. El cambio hecho por la Revisión, afecta a la Teología (particularmente en este caso: la doctrina de Dios) pues tiene que ver con el carácter y proceder de Dios. Grave cambio.
III. Breve examen de algunos de los cambios en el Texto Bíblico del Nuevo Testamento, hechos por la Revisión de 1960, que afectan doctrinas.
LUCAS 1:35
Versión Antigua: «Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios.»
Revisión de 1960: » …el santo ser que nacerá»
La Versión Antigua es absolutamente correcta, pues traduce exactamente del texto original griego, el artículo neutro «TO» que significa precisamente «lo» en Castellano. Siendo pues artículo neutro seguido de «santo» y leerse así «lo santo», queda claro que se refiere específica y únicamente a algo de carácter sustantivo, concreto, o cosa material en este caso. Esto, en sana doctrina, caracteriza la Santidad del cuerpo del Señor, dado que «el cuerpo» es el único elemento en la naturaleza humana del Salvador, que puede ser referido como esa «cosa» santa. La materia es del todo importante pues ahondando el concepto, «lo santo» es requerido, más aún exigido, por el hecho de que aunque José no tuvo parte alguna en la engendración humana de Cristo Jesús, con todo, su cuerpo fue creado por el Espíritu Santo en el seno de María virgen y sujeto así a la ley biológica correspondiente. Pero este hecho no trasmitió elemento alguno de corrupción física o de germen de pecado. Tan santo como lo fue espiritualmente debía serlo también corporalmente. En otras palabras: José no tuvo parte alguna en ningún sentido y en cuanto a la parte que tuvo María, no afectó ni al alma ni al espíritu ni al cuerpo del Señor Jesús. Dado que es posible aducir que la perfección sólo debe entenderse como espiritual (por la engendración del Espíritu) y que no tiene importancia lo corporal (lo cual no es cierto pues TODO es del todo importante), era necesario que la Palabra diera revelación sobre santidad del cuerpo, «lo santo», y nada mejor para ello que la instrumentalidad de un médico (Lucas) quien fue inspirado para usar el artículo neutro, respetado y con razón por la Versión Antigua. Finalmente, la Redención exige un Salvador santo, también en el cuerpo.
Pero la Revisión de 1960 induce, con su lectura «el santo ser», a dar solamente énfasis a lo sicológico, al «ser» espiritual, sin referencia a lo corporal. Con el cambio hecho: (1) ha quitado del Texto, pues ha suprimido el neutro «lo» y lo ha reemplazado con el determinante «el»; (2) ha agregado al Texto, introduciendo el vocablo «ser» que no está en el Griego; y con ello, (3) omite la referencia a la santidad física corporal, del Señor, santidad tan imprescindible para la obra salvadora como la santidad moral y espiritual del Redentor. La Cristología (doctrina de la Persona de Cristo) y la Soteriología (doctrina de la Salvación) están involucradas en el cambio. Grave, pues, grave cosa es manipular con la Palabra de Dios.
En las versiones modernas, sólo la Revisión de 1977 y la Biblia de las Américas utilizan el neutro «lo santo». En cambio RVA y RV 1995 utilizan «Santo Ser», NVI «santo niño»; mientras que la Versión Popular va más lejos aún pues quitó de allí la palabra santo y dice «el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios.»
LUCAS 2:22
Versión Antigua: «Y como se cumplieron lo días de la purificación de ella, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalem para presentarle al Señor»
Revisión 1960: «la purificación de ellos»
Correcta la Versión Antigua: (1) porque el Texto Griego Bizantino lee exactamente «AUTÉS» (caso genitivo femenino singular), o sea, «de ella»; (2) porque la Evidencia Interna de las Escrituras exige «de ella» pues esto concuerda con Levíticos capítulo 12, texto de fondo en el caso, que establece que la necesidad de purificación es únicamente de la mujer que ha dado a luz.
La Revisión de 1960 ha seguido otros Textos Griegos que leen «AUTON» (caso genitivo masculino plural), o sea, «de ellos», pero tales Textos por no concordar con Levíticos 12, carecen de autoridad normativa en la materia. El uso del plural abre la puerta a muchas interpretaciones —incluida la «modernista», que puede implicar que en el plural «de ellos» también el niño Jesús cabe, lo que es una blasfemia—; u obliga al intérprete a toda una serie de argumentaciones indirectas para salvaguardar la santidad de la naturaleza humana del Señor.
Una autoridad como lo fuera el Dr. J. Gresham Machen prefirió la lectura plural «de ellos» (según una publicación circulada por el «Faro Cristiano» del 30 Nov. 1967), sobre la base de que una «lectura difícil es preferible a una más fácil» y dando como interpretación que «de ellos» puede entenderse como la purificación «de los judíos». Con todo respeto por la opinión del erudito líder fundamentalista, creemos que tal preferencia no puede recomendarse: (1) porque en materia de fidelidad Bíblica, no se trata de preferir lecturas difíciles ni lecturas fáciles, sino únicamente la lectura correcta: y sólo puede ser correcta una lectura que, literalmente, no permita sombra de contradicción de escritura con escritura; (2) porque ingeniosa como lo es la interpretación del Plural «de ellos» como «de los Judíos», siempre será materia de interpretación y otros intérpretes no tan cándidos ni reverentes pueden reclamar lugar para sus errores. No se debe tomar lo que es cuestión de lectura literal para hacerlo incursionar en arenas movedizas de escuelas de interpretación.
Déjese pues «de ella» conforme al Texto Bizantino y todo peligro desaparece, las Escrituras quedan armonizadas y los modernistas con las bocas cerradas.
La Revisión de 1960 con su traducción plural «de ellos» tiende puentes al modernismo negativo que, en este caso, puede afectar la doctrina de la engendración virginal de Jesucristo por la virtud del Espíritu Santo, doctrina fundamental por excelencia.
Excepto la Revisión de 1977, las Versiones Modernas consultadas refieren también equivocadamente a la purificación «de ellos». La versión RVA contiene una nota aclaratoria al pie de página que dice: «Es decir, de los judíos». La Revisión de 1995 contiene una nota que explícitamente afecta la Santidad del Niño Jesús: «Según Lv.12:2-4, la purificación correspondía solamente a la madre, que quedaba ritualmente impura después del parto. Con el plural lo trajeron, Lucas parece referirse a la purificación de ambos, la madre y el padre del niño. En cuanto al plural de ellos, es posible que incluya al propio niño Jesús, quien iba a ser presentado en el Templo (v.22-27).»
JUAN 3:36
Versión Antigua: «El que cree en el Hijo tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.»
Revisión de 1960 (edición común sin Concordancia): «… el que desobedece al Hijo…»
Revisión de 1960 (edición especial con Concordancia): «… el que rehusa creer en el Hijo…»
El lector atento habrá ya observado la inconsecuencia y contradicción existente entre dos ediciones de la misma Revisión de 1960. ¿Es que existen dos ediciones de la «Revisión de 1960’’: la una para uso del pueblo común, que dice una cosa y la otra para los que pueden pagarse una Biblia con tapas de cuero y Concordancia, que dice otra cosa? Porque «desobedece» como dice la edición común (aunque no vemos por qué cambiar «incrédulo» como lee la Versión Antigua, pues «incrédulo» no es una palabra «en desuso en el idioma Castellano»), y «rehusa creer» como dice la edición especial, no significa lo mismo.
Estos son hechos graves, serios, que juntamente con lo que se relaciona con la doctrina, se acompañan con lo que se relaciona con erogaciones cuyos fondos provienen tanto de los que compran las Biblias como de los que ofrendan pequeñas o grandes sumas para la obra de las Sociedades Bíblicas. Ciertamente que tales cosas no recomiendan ni los procedimientos técnicos de traducción e impresión, ni los resortes administrativos de las Sociedades Bíblicas intervinientes.
Los hermanos en Cristo que insisten en seguir usando la Revisión de 1960, deben saber que no pueden saber si la Revisión de 1960 que ellos usan es la misma Revisión de 1960 que otros usan, a menos que tengan el cuidado de cotejar unas con otras. Y no es cargar las tintas expresar que tales incongruencias entrañan también, por parte de las Sociedades responsables, una falta de consideración para la buena fe de la Hermandad Cristiana Evangélica de habla Hispana a través del mundo. Creemos que ya es hora de decir: ¡Basta ya, señores, basta ya!
Veamos ahora, la cuestión doctrinal involucrada.
La Versión Antigua, al leer «el que es incrédulo al Hijo», se atiene estrictamente al uso, en el pasaje, del Griego «APEITHON», participio activo del verbo «APEITHEO» (no creer, ser incrédulo, no hacer caso, no acatar, desobedecer). El «uso» en el versículo tiene el valor de una antítesis, un contraste con lo que le antecede. Y como lo que antecede trata de la salvación por creer en el Hijo, luego su antítesis trata de la perdición por ser «incrédulo». Claro como la luz meridiana. Corresponde pues, la lectura «incrédulo».
Es interesante —como apoyo acumulativo— que la misma palabra se usa en Hechos 14:2, «los Judíos que fueron incrédulos»; también en Hechos 19:9, «endureciéndose algunos y no creyendo»; y en 1a Pedro 3:1, «también los que no creen sean ganados». La misma Revisión de 1960 tradujo así esos pasajes, de modo que no hay razón para no haberlo hecho así también en Juan 3:36.
El cambio a «desobedece» es grave, pues, como se ha dicho, en el Griego todo el peso del argumento se basa en la antítesis entre creer para ser salvo o no creer para perderse. Respétese pues.
Además, si la perdición es por «desobedecer», entonces: (1) la vía de salvación, anteriormente expresada como solo por creer, ahora es adicionada con un agregado de obras y viene a resultar: salvación por fe más obras, una doctrina Romanista aprobada por el Concilio de Trento, pero no es el Evangelio Bíblico; (2) la vía de la seguridad de la salvación es también afectada, pues si se abre la puerta a la falsa doctrina de salvación por fe más obras, entonces existe la posibilidad de que un salvado caiga de la Gracia y pierda así la salvación, por causa de alguna desobediencia o falta de obras. Y esto tampoco es lo que enseña el Evangelio. En conclusión, la Soteriología es afectada en dos áreas vitales: (a) la vía de salvación y (b) la seguridad del salvado.
Las demás Versiones Modernas utilizan, por una parte, desobedece, no obedece (RVA, BA), como por la otra rechaza (NVI), rehusa creer, se niega a creer o no quiere creer (RV 1977, RV 1995, VP).
¡CUIDADO, CON ASUNTOS TAN DELICADOS!
JUAN 8:51
Versión Antigua: «De cierto, de cierto os digo, que el que guardare mi palabra, no verá muerte para siempre».
Revisión 1960: «… el que guarda mi palabra, nunca verá muerte».
La Versión Antigua tiene una lectura más completa y más lógica, que se ajusta estrictamente al significado de las palabras en el original Griego. En efecto, «no verá muerte para siempre» incluye dos hechos: (1) la salvación de la muerte espiritual, actual, muerte en delitos y pecados, muerte de separación de Dios, que un creyente tenía antes de ser salvo pero que al instante de ser nacido de nuevo, del Espíritu, cesa y no la verá más; (2) la salvación de la muerte física que todo creyente verá por un período de tiempo, pero no será para siempre, pues el salvado espiritualmente, será salvado también corporalmente en el día de la resurrección en cuerpo glorificado. Todo esto cabe íntegro en la riqueza de la traducción de la Versión Antigua, ajustada al Griego que contiene esas mismas palabras. Y si están deben respetarse tal cual están.

En cambio, la Revisión de 1960, al leer «nunca verá muerte» sólo permite discernir y aún ello como una deducción, que la salvación es sólo espiritual, pues sería absurdo pensar que una persona no morirá físicamente. Los Judíos mal interpretaron las palabras de Cristo, como se ve en el v.53 y pensaron que Cristo se refería a no morir físicamente lo que no era verdad. La Revisión de 1960 acomodó las palabras del Señor al error de los Judíos y se equivocó junto con ellos… Los «modernistas» no creen en la resurrección corporal. ¡CUIDADO!
Nuevamente las versiones posteriores continúan en este punto con el mismo error: «nunca jamás verá la muerte» (RV 1977), «nunca verá la muerte para siempre» (RVA), «no morirá» (VP), «nunca morirá» (NVI), etc.
Hamartiología (doctrina del pecado y sus consecuencias); Soteriología (doctrina de la salvación) y aún la Escatología (doctrina de las últimas cosas), resultan, en una manera u otra inquietadas y afectadas por la Revisión de 1960.
La Versión Antigua da la versión correcta del original y, con ello, las verdaderas palabras habladas por el Señor y su correcto significado.
JUAN 10:30
Versión Antigua: «Yo y el Padre una cosa somos»
Revisión 1960: «Yo y el Padre somos uno»
El Griego «EN», es un adjetivo numeral cardinal neutro singular, y por ser neutro, déjese pues la traducción de la Versión Antigua, «una cosa», lo que señala «sustancia», y así unidad de Sustancia, aunque diferencia de Personas. Es como si el Señor dijera: «Yo y el Padre somos una cosa sustancialmente» y, consecuentemente, es obvia la distinción de Personas. Una correcta doctrina Trinitaria requiere esos elementos. La Versión Antigua, facilita su comprensión.
Pero la Revisión de 1960, al leer «somos uno» induce a confusión de Personas y coloca al lector poco avisado al borde de la herejía Unitaria o de la herejía Modalista, que no son Trinitarias sino Unipersonalistas. En cuestiones de doctrina, todas las precauciones son pocas en cuanto a los textos que las revelan. La misma Teología (doctrina de Dios) tiene una advertencia muy seria que hacer aquí a la Revisión de 1960.
Excepto RV 1977 y RVA que registran «una sola cosa» y «una cosa», las demás versiones consultadas dicen «somos uno» y VP agrega «uno solo».
OTROS EJEMPLOS
Podríamos continuar y continuar citando, contrastando y examinando textos. Mas, a simple título enunciativo, vea el hermano lector algunos otros ejemplos ilustrativos de que en la Revisión de 1960 se ha incurrido en cambios que van desde innecesarios, en algunos casos, hasta conducentes a confusión y a error, en otros.
HECHOS 17:22
Versión Antigua: «Varones Atenienses, en todo os veo como más supersticiosos;»
Revisión 1960: «Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos;»
Versiones posteriores utilizan el mismo término «religiosos».
La palabra griega «Deisidaimonía» significa «temor a una deidad pagana», esto nunca puede ser «religión» de acuerdo a la Biblia.
ROMANOS 8:32
Versión Antigua: «El que aún a su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros»
Revisión 1960: «El que no escatimó ni a su propio Hijo…»
La Revisión hace aquí un cambio interpretativo y erróneo, afectando la doctrina de la expiación vicaria.
El mismo sentido se encuentra en RV 1995 y NVI; también en la VP que dice: «no nos negó». RVA, RV 1977 y BA dicen: «no eximió».
Comparar con Hch. 20:29, Ro.11:21 y 2ª P. 2:4-5, donde se utiliza el mismo vocablo griego con el mismo sentido dado en la Versión Antigua.
1ª corintios 13:5
Versión Antigua: «No es injuriosa, no busca los suyo, no se irrita, no piensa el mal»
Revisión 1960: «no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor»
«No piensa el mal» incluye: avaricia, concupiscencia, adulterio, etc. La otra expresión limita el sentido.
Términos como los de la Revisión 1960 se emplean en RV 1995, VP y NVI, mientras que RV 1977 traduce, favoreciendo graves errores interpretativos: «no toma en cuenta el mal», al igual que RVA: «ni lleva cuentas del mal» y BA que añade una aclaración: «no toma en cuenta el mal recibido»
Colosenses 1:18
Versión Antigua: «el primogénito de los muertos.»
Revisión 1960: «el primogénito de entre los muertos»
«De los muertos» indica en forma profética la preexistencia de Cristo (1ª P. 1:18-20; Ap. 13:8)
Al igual que la Revisión de 1960, las versiones modernas utilizan los mismos términos: «de entre los muertos», excepto VP y NVI que van más allá al traducir: «el primero en resucitar» y «el primogénito de la resurrección», dándole claramente otro sentido al texto.
1ª tesalonicenses 4:4
Versión Antigua: «Que cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y honor»
Revisión 1960: «que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor»
«Su esposa» limita el sentido de la exhortación solamente a los casados; ¿y los solteros?.
Aquí tenemos diferentes significados en las traducciones modernas: RV 1977 y BA dicen: «poseer su propio vaso»; RV 1995 y VP 2ª Ed. traducen respectivamente «tener…» y «portarse con su propia esposa»; y por último RVA, VP 3ª Ed. y NVI traducen: «controlar (o dominar) su propio cuerpo».
2ª timoteo 4:5
Versión Antigua: «Pero tú vela en todo, soporta las aflicciones, haz la obra de evangelista, cumple tu ministerio.»
Revisión 1960: «Pero tú sé sobrio en todo…»
«Vela en todo» está de acuerdo con todo el contexto.
Las versiones posteriores continúan en la misma línea de 1960.
Hebreos 9:26
Versión Antigua: mas ahora una vez en la consumación de los siglos, para deshacimiento del pecado se presentó por el sacrificio de sí mismo.»
Revisión 1960: «pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.»
Una cosa se puede quitar de en medio sin deshacerla. El Señor destruyó por completo el pecado y la maldad, la deshizo.
Así también siguen las traducciones modernas: «quitar» (RVA, VP) o «quitar de en medio» (RV 1977, RV 1995). Por otra parte BA dice: «para destruir el pecado» y NVI: «a fin de acabar con el pecado».
1ª PEDRO 1:18
Versión Antigua: «Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres»
Revisión 1960: «sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres»
«Vana manera de vivir» usan también RV 1977, RVA, RV 1995 y BA. En manera semejante, VP dice: «Dios los ha salvado a ustedes de la vida sin sentido que heredaron de sus antepasados» y NVI: «de la vida absurda».
La Revisión afecta en este cambio la doctrina del pecado en el Edén.

 

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Este es un espacio para compartir temas relacionados con la apostasia en la cual la Iglesia del Señor esta cayendo estrepitosamente y queremos que los interesados en unirse a este esfuerzo lo manifiesten y asi poder intercambiar por medio de esa pagina temas relación con las tendencias apostatas existentes en nuestro mundo cristiano.
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8 Responses to REVISANDO LA REVISION DE 1960 -V-

  1. Avatar de Luis Mejia Luis Mejia dice:

    quisiera me comunicaran como puedo conseguir una version antigua de la biblia

  2. Avatar de Walter Walter dice:

    Apreciado hermanos en Cristo.

    Saludos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

    Con todo respeto, ¡qué tontos parecemos a veces los cristianos! Para que el autor de estas críticas diga que la Reina Valera de 1960 (RVR 1960) tiene errores de doctrina fundamentales tendrá que probarlos con hechos y con dos o tres testigos veraces. No lo podrá probar con creencias, ni con interpretaciones, ni conjeturas, ni con indicios, ni con impresiones (por muy fuertes que sean esas impresiones), ni con probabilidades, ni con sospechas, ni con reclamos, ni con excusas. Con todo esto no estoy diciendo que no importan los cambios en cuanto al tema de la doctrina que se podría adulterar por estos cambios. Por ejemplo: No estoy de acuerdo que se diga, en la RVR 1960, que las lumbreras son para señales para las estaciones, y nada más, y quitar «sean por señales, y para las estaciones, para día y años», tal como está en la Reina Valera de 1909, porque da base a creer que los que hicieron el cambo no creen en las señales por los astros (no la astrología, el horóscopo ni astronomía), que Dios creó. Y las señales, aún con los astros son bíblicas. El Señor Jesús dijo que la potencias de los cielos serán conmovidas. Pero, creo que decir que está tocando una doctrina fundamental, es un error. Una doctrina fundamental es, por ejemplo: la deidad de Jesucristo, del nacimiento virginal de Cristo, de la resurrección de Cristo, de la salvación por pura gracia, sin obras. Entonce, creo que en la opinión del autor de estas críticas a la RVR 1960, eso, ya me parece que es ir demasiado lejos. ¿Se acuerdan ustedes del texto Receptus? («Receptus», significa: «texto recibido»). ¿Se acuerdan cuando dijeron que los errores vocingleros del texto Receptus («vocinglero»; significa que: da muchas voces o habla muy recio. Que habla mucho y vanamente), y que todos esos errores vocingleros eran la base para todas las traducciones de la Biblia, de todos los idiomas del mundo? ¿Y que con la nueva base textual hebrea, aramea y griega, toda las Biblia de los principales idiomas del mundo fueron adaptados a esta nueva base, mas fiel y más pura, pero que la Reina Valera, la obra monumental de la Biblia española todavía no había sido adaptada a esta nueva base? (Por eso, la versión antigua de la Reina Valera de 1909, todavía mantiene todos estos errores vocingleros). Pero, todos esos errores del texto Receptus («texto recibido»), nunca fueron errores de doctrina (peor aún de doctrinas fundamentales). Y a Dios le plació salvar a la humanidad traduciendo la Biblia al mundo entero de una base textual plagada de errores vocingleros. ¿Verdad, que sí? Por otra parte nunca debemos depender de una sola versión de la Biblia. Como minino debiéramos usar dos versiones autorizadas (la Reina Valera es la mejor, incluida la de RVR de 1960, menos la Reina Valera de 1995, porque esta última ha quitado conectivos lógicos fundamentalísimos que están en el original griego ). Yo uso la reina Valera de 1909, de 1960 y la Biblia de la Américas (aunque esta última no incluye el nombre Jehová, y lo sustituye por Señor, como sí lo incluye Casiodoro de Reina, y defiende este uso de Nombre Jehová, diciendo que es una superstición judía no usarlo). Recordemos, también, que lo que son inspirados son solo los originales, no las traducciones bíblicas. Las traducciones más fieles son las más autoritarias. Y por último, creo que hay que darle más peso a los interlineales que a las versiones, solo que con lo interlineales no se puede hacer exégesis, más, el ejercicio de la exégesis no los excluye totalmente.

    Que Dios les bendiga ricamente

  3. Avatar de Marvin Molina Marvin Molina dice:

    Me gustó mucho la información. Esto nos ayudará a estar alertas y considerar aprender de La Palabra en fuentes más confiables. Me gustaria tener información de qué versión debo comprar, pues yo leo por el momento la Revisión 1960 y la Biblia anotada de Scofield. La Gracia de Nuestro SEÑOR JESUCRISTO sea con vosotros!

  4. Avatar de Oscar Solorzano Oscar Solorzano dice:

    En el presente ejerzo labor pastoral al frente de una iglesia local, a ella le recomiendo Reina Valera del 60, de igual manera en mi labor de evangelista, porque aunque hayan errores en su traduccion literal, es preferible al resto de traducciones modernas que si pierden palabras, texto, hechos y doctrina. Considero que es necesario la critica y que estas sanas discusiones nos lleven e este propósito en estos últimos días, para que finalmente las escrituras vuelvan a su texto original para aquellos que estamos interesados en comunicar fielmente el evangelio a los perdidos y los salvos.

  5. Avatar de Luz B. Luz B. dice:

    Tambien vebden laa de 1909 y tengo una!!! Gracias a Dios!!

  6. Avatar de Luz B. Luz B. dice:

    Pide la version de 1909 bendiciones.

  7. Avatar de David David dice:

    Que bendición que en esta página hayan compartido estos estudios del Misionero Armando Di Pardo fiel siervo de Dios en favor de mantener un Testimonio Fiel Philadephia hasta la Venida del Señor. Hay que ser fieles en todo, y la versión 1909 es la más adecuada porque se acerca más a los originales. La versión 60 tiene varios errores y muchos de ellos atacan la divinidad del Señor Jesucristo y eso es obra del Diablo.

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