Tristemente los niveles de extorsión han alcanzado una cifra alarmante, pues ahora los extorsionistas están cobrándole impuesto de guerra a las iglesia, pastores e incluso a programas de rehabilitación, bajo amenazas de muerte. Recientemente un pastor en San Pedro Sula fue víctima de la extorsión, y por no satisfacer las demandas, fue asesinado por los delincuentes. Otros pastores e iglesia son amenazadas por extorsionista, los cuales siembran el terror con amenazas que intimidan a las personas.
Hemos visto como negocios, personas e instituciones, bajo el pánico de las amenazas de extorsión, abandona sus trabajos, sus casas, cierran sus negocios y algunos se van del país. Esta situación se ha disparado, pese al supuesto control que las compañías de teléfono móviles deberían de hacer por el decreto del legislativo, pero esto parece no funcionar. Lo peor de todo es que muchas de esas mafias de la extorsión funcional desde los centro penales, en donde tienen celulares, alguno de ellos robados.
Recientemente nuestra oficina en la colonia Las Palmas, que maneja los ingresos de jóvenes al programa de rehabilitación, recibió llamadas de extorsión, y además, han sido víctima de asaltos, pues desde hace dos meses, se nos quito la seguridad que nos daba la policía, lo que tiene con temor a los que trabajan allí, principalmente las mujeres. Esta situación nos está llevando a una zozobra que lleva a platearse el posible cierre de la misma, para buscar una solución a la inseguridad dentro de este trabajo.
¿Qué se puede hacer frente a este fenómeno de extorsión? Comenzar a controlar más las llamadas y los números de los extorsionadores, y aplicar medidas drásticas a los mismos. Algo que no me explico es ¿cómo puede haber celulares en los centros penales? Pues en el Proyecto Victoria, con régimen abierto, es fácil localizar la entrada de los celulares, pues estos están prohibido en los internos y es sencillo el detectarlos.
Las amenazas de muerte y la intimidación hecha por este medio es la causa de que muchos vivan en zozobra y abandonen incluso sus residencias. Personalmente tengo en mi móvil más de cinco llamadas bloqueadas porque las mismas son de extorsión, y esto hace que no conteste ningún número desconocido, lo cual en mi trabajo es un problema, porque a veces me llaman personas pidiendo consejo y ayuda pastoral, y es triste que no pueda atenderlas por miedo a las amenazas y chantaje.
Si analizamos su ha funcionado las medidas adoptadas por el Congreso para que las compañías de celulares controlen a los usuarios, puedo afirmar que estamos peor que antes, que tristemente esos controles no parecen funcionar, pues si llamó a una compañía para pedir referencia de un número que me extorsiona o amenaza, dice que no pueden dar referencia, ni aun a la policía, a menos que haya una orden judicial.
Si no se pone mano fuerte, el futuro será sombrío y viviremos en una sociedad hundida en el temor y la desesperación, frente a el dominio de los antisociales.
mariofumero@hotmail.com
http://www.contralaapostasia.com