Columnistas Diario La Tribuna, 19 junio, 2013 – 12:12 AM
Por José María Leiva Leiva
Es lamentable, pero existe cualquier cantidad de sujetos que erróneamente confunden la amistad que un ser humano les pueda brindar con la pendejada. De tal suerte, que si usted es una persona culta, educada, alegre, optimista y servicial, este miope colectivo lo entiende de manera diferente, ya que piensa que usted es un tonto del que es muy fácil aprovecharse, e incluso joder, si fuera necesario, pues se parte de la premisa que usted es tan buena gente, que no protestará.
Como quien dice, se le puede ultrajar siempre. Por favor no se enoje, todo lo contrario, alégrese y rinda más bien las gracias por los “favores” recibidos. Si usted se queja, intenta poner disciplina y exige respeto, entonces usted, encima, es una persona odiosa, engreída y fatua. ¡Vaya insólito mundo en el que vivimos! Años atrás, leímos en la web un artículo de Mario Fumero en el que resalta una oportuna cita bíblica del profeta Isaías (capítulo 5.20): “Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo”.
“Esta expresión -señala Fumero-, refleja la realidad de una sociedad dominada por los antivalores, y tal parece que lo está diciendo refiriéndose al mundo en el cual hoy vivimos”. Compartimos con el columnista que las nuevas influencias del humanismo, impregnadas del espíritu de la nueva era está produciendo una alteración de los valores morales y tradicionales de la sociedad.
Un hecho que lo podemos comprobar sencillamente en el sentido que le damos a las palabras. Así, apreciamos que hay una desvirtuación de sentidos y valores en los términos que empleamos en la actualidad. A manera de ejemplos, Mario Fumero cita los siguientes casos: Habilidad: Capacidad que tiene una persona para engañar. Cabildear: El arte de negociar para mi propio beneficio.
Compensación: Robarle al Estado, alegando que estos roban. Anticuada: Mujer decente que no se entrega al hombre sin casarse. Producto: El hijo que se lleva dentro del vientre. Rehacer su vida: Practicar el adulterio. Prudencia: Es cobardía. Víctima: Referente a la mujer dedicada a su familia. Auténtico: Aquel que no sabe obedecer y es insujeto. Criterio abierto: La carencia de valores. Fanático: El que habla o escribe proclamando la pureza, la santidad o la castidad.
Sabrosa conversación: Acción de difamar. Derechos humanos: La acción de ir por la vida sin que nadie me toque, aunque ande mal. Franqueza: El ser grosero al hablar. Idiota: El hombre que no contiende. Estúpido: El que no engaña al prójimo. Imbécil: El que perdona. Responsabilidad: La acción de no querer tener un hijo por comodidad o cobardía. Buena familia: Referente a aquel que tiene dinero. Saber vivir: Malgastar el dinero en todo tipo de lugares y vicios. Listo: El que engaña a su prójimo.
Amigo: El que te invita a beber. Movida: Sacarle dinero a un honesto con engaño o soborno. Derecho: Referente a la acción de andar torcido. Libertad: Vivir como me da la gana. Y, Curarse: Drogarse o emborracharse. Fumero concluye que “cuando la sociedad se corrompe, los valores se trastocan y la moral se desvanece, y junto con ella perece nuestro testimonio cristiano…”.
Longino Becerra, por su parte, en su ejemplar obra “Ética para jóvenes” señala que la sociedad postmoderna está siendo sacudida por acontecimientos extraordinarios de todo tipo, los que en su conjunto traen consigo sustanciales cambios en las costumbres, los hábitos y la conducta, tanto de las personas, como de los grupos. De aquí, que bajo estas circunstancias surjan nuevas formas de aplicación de los valores humanos, lo que contribuye a la crisis ética o de valores que padece hoy en día media humanidad.
Al citar al escritor norteamericano Alvin Toffler y su libro “El shock del futuro”, Becerra rescata las características de la nueva época revolucionaria en que vivimos, señalando, además del predominio en ella del conocimiento, la novedad, la diversidad y la transitoriedad. Elemento este último, en el que, por la aceleración del modo de vida de la sociedad contemporánea, todo es transitorio, todo es ad-hoc. Vivimos bajo el imperio de la ad-hocracia. Nada es permanente, firme, pues la cultura del guárdese ha sido sustituida por la cultura del tírese después de usarse.
Valores tan significativos como la familia, el hogar, la nación, el Estado, el matrimonio, el amor, el trabajo, la educación, el arte, etc.; son objeto actualmente del desuso planeado, por lo que para Toffler, debemos acostumbrarnos a tirarlos como el papel higiénico, las toallas sanitarias, o los platos, los vasos, las cucharas y los tenedores de plástico que utilizamos en casa o en cualquier festividad social. Concluimos con la frase: “Los malos hábitos primero atraen, después arrastran y después empujan”. Anónimo.


Señor hazme un radical para defender tu palabra, sin dejar de sentir amor por el prójimo, tal como tu lo hiciste en la cruz.
Qué pasó aquí hermano Mario ? Este artículo comienza con un lenguaje obsceno y no apropiado. Debió haber sido revisado antes. Gracias
Ciertamente me sorprende el vocabulario utilizado al inicio de este articulo, deja mucho que desear…
pero termina con cosas muy ciertas que nos hacen reflexionar