Mario E. Fumero
Ante la indiferencia de los transeúnte, un policía es vilmente asesinado, después de enfrentarse a los delincuentes que viajaban en una moto. Esta noticia con su respectivo video fue divulgada por el diario La Tribuna, y lo que mas impresión me causo es ver que todo el mundo sigue su trayectoria normal sin tomar en cuenta la terrible tragedia, lo que para mi refleja que estamos ante una sociedad insensible y apática, que no desea luchar contra la delincuencia y el crimen. Necesitamos despertar, y pensar que si no cambiamos la actitud, todos seremos devorado por la violencia.
Espero que las autoridades dejen caer todo el peso de la ley sobre los asesinos, porque tienen todas las evidencias en este vídeo.
Presentamos el vídeo y transcribimos la noticia del Diario La Tribuna.
¡El vil asesinato de un policía héroe!
La Tribuna, viernes 30 de agosto del 2013
Eran las 3:40 de la tarde del 7 de agosto del presente año. El ambiente era el habitual en bulevar Centroamérica de Tegucigalpa: las interminables colas de vehículos, el ruido de las bocinas y los motores de las empresas allí ubicadas, los transeúntes y uno que otro vendedor ambulante que ofrecía sus productos.
El agente de Tránsito luchó por defender el orden hasta el último momento, pero desafortunadamente perdió la batalla.
Pero llegadas las 3:41 de la tarde todo cambió, y frente a la Plaza Bancatlan, en el carril que conduce al centro de la ciudad, la delincuencia hizo de las suyas. Un eficiente y probado servidor público perdió la vida a manos de dos peligrosos mareros que a toda costa irrespetaron la ley y la vida.
LA TRIBUNA tuvo acceso exclusivo a un video en el que se observa cómo se produjo el crimen contra Joaquín Santos Arita, un hombre de 40 años originario de Ocotepeque y de quien sus compañeros dijeron era uno de los hombres insignes de las filas azules, específicamente de la Dirección Nacional de Tránsito.
El video, además de mostrar la triste historia de un hombre “caído” cuando solo intentaba hacer cumplir la ley, también denota la “garra” del uniformado, quien luchó por su vida por un espacio de 1 minuto con 35 segundos, pero desafortunadamente no ganó la batalla; sin embargo, quedó como un héroe ante la sociedad hondureña.

Joaquín Santos Arita
Su familia y amigos y compañeros lo lloran y se preguntan constantemente cómo un hombre de probada honradez y gran promesa para la Policía hondureña pudo morir a manos de dos delincuentes.
Este rotativo dialogó con compañeros y amigos de Arita, y lo describieron como un hombre insigne e insobornable, que nunca se torció y que en todo momento cumplió con la ley.
A través de sus 20 años de servicio al frente de la Policía, “Quincho”, como le llamaban sus más cercanos amigos, recibió reconocimientos y se destacó entre todos, tanto por su don de gente como por su reconocida honradez y agilidad policial, así como su apoyo a la juventud, por lo que desde hace un tiempo había sido asignado a la Policía de Tránsito de Tegucigalpa.
Dejó su huella en cada estación que estuvo a lo largo de su carrera. En cada departamento se le recuerda, que siempre le gustaba guiar a los jóvenes y les aconsejaba que no bebieran, peor que lo hicieran manejando.
Le gustaba mucho el fútbol, por lo que a cada rato iba a los estadios a ver los partidos como agente, aún y cuando ya estaba fuera de servicio, pues llevaba en sus venas ese don de “servir y proteger”, el lema de la Policía.
SUPLICIO
Cuando el reloj marcó las 3:43, el semáforo del bulevar Centroamérica se marcó en rojo. En el carril que conduce del centro de la ciudad a la colonia Kennedy se observa a Arita que ayuda a una anciana a cruzar la calle –una muestra contundente de su don de servicio a la comunidad–.
Al llegar al centro del segundo carril –que conduce hacia el centro de la capital–, el policía se detiene y deja seguir su camino a la señora, que parece agradecida con la loable acción policial.
Inmediatamente, Arita se percata que a dos metros suyos dos hombres se conducen en una motocicleta marca Hero-Karisma tipo Ninja, lo que está prohibido por la ley desde el pasado 15 del junio del 2012.
Los sujetos son de mediana estatura, el conductor viste una camisa azul y un jeans del mismo color, y usa un casco blanco, mientras que el pasajero –un tipo menudo– viste completamente de negro, incluyendo su casco.
Los dos hombres permanecen tranquilos, esperando que el semáforo cambie a verde, en ese momento son las 3:49 de la tarde, el agente grita “alto” y corre a requerirlos.
El nerviosismo es evidente, los dos criminales no saben cómo quitarse de encima al policía, quien le solicita los papeles –documentos de la motocicleta y licencia de conducir–, pero no se observa que los individuos hacen el intento por mostrar lo solicitado; en cambio, el pasajero de la moto acomoda su arma con la mano derecha, y se alista para lo que viene.
Ante la falta de obediencia de los individuos, el policía quita con agilidad la llave y apaga el vehículo de dos ruedas, les pide que se aparquen y se bajen, señala el lugar donde deben colocarse los facinerosos.
El primero en obedecer es el pasajero vestido de negro, quien intenta estar más cerca del policía, pero una camioneta le impide acercarse, por lo que rodea la motocicleta y saca su arma y apunta directamente a la cabeza.
BATALLA POR SOBREVIVIR
Eran las 3:51 de la tarde cuando comenzó la batalla por sobrevivir. Al verse amenazado por el criminal, Arita se agachó y con agilidad logró esquivar el primer disparo que ejecuta el delincuente; el tiro pasa a pocos centímetros del hombro derecho de otro motociclista que estaba en el lugar; entre tanto, los conductores de los carros observan. Pero nadie se mueve a ayudarle.
El funcionario policial se lanzó sobre el facineroso, quien “rebotó” en una camioneta, el agente comienza a luchar, mientras que el compinche observa atónito.
En el calor de la pelea, Arita bota las llaves de la motocicleta, entre tanto el casco del individuo sale rodando.
Arita golpea a su oponente en varias oportunidades, lo lanzó al suelo en dos ocasiones –siempre percatándose con su mirada qué pasa a su alrededor, específicamente con el motociclista–; en ese momento el compinche reacciona, trata de sacar el arma del cinturón al policía, pero no lo logra, por lo que lo corretea, mientras que el policía mantiene aprisionado al pasajero de negro –para ese entonces los carros se han apartado del lugar y dejan la calle como un ring de pelea–.
La desesperación del uniformado es evidente, se muestra cansado y, ya sin aire, después de 30 segundos de forcejeos, hace su último intento por hacer la captura. La lucha le restó fuerzas, por lo que es despojado de su arma por el joven de negro.
El conductor de la moto aprovechó para quitarle el arma a su compinche, pero Arita no se conforma y corrió a recobrar su pistola; sin embargo, resbaló y cayó boca abajo al pavimento, y el delincuente fríamente le apunta a la cabeza y le infiere el disparo al noble uniformado.
El policía murió al instante ante la mirada atónita del otro delincuente, quien reaccionó y se subió a la moto. El otro, después de cometer el crimen, regresó a la moto, pero se percató que no hay llaves y regresó a buscarlas al pavimento.
Encendió el vehículo e instruyó a su cómplice para que condujera, pero no se fueron del lugar sino hasta confirmar a través de su mirada que el uniformado yacía muerto.
Los elementos motorizados que estaban en el sector le dieron persecución a los criminales, y los detuvieron en el bulevar Juan Pablo II. En el momento les decomisaron una pistola calibre nueve milímetros y la motocicleta en la que se conducían.
Los facinerosos fueron identificados como José Edwin Mejía Bautista y José Edgardo González Aguilera, quienes fueron puestos a la orden de la Fiscalía.
José Edgardo González Aguilera fue trasladado hasta el Hospital Escuela, donde murió días después. Mejía Bautista aguarda preso en la Penitenciaría Marco Aureli







Gran tragedia, los mejores pésames para su familia que ahora se queda sola
¿Sera que el pueblo lograra despertar y darse cuenta de lo que se está viviendo en Honduras?
En Honduras y en toda Latinoamérica, los policías que detienen a cualquier sospechoso, PRIMERO deberían de desenfundar su arma, y tenerla en sus manos cuando se aproximen a cualquier sospechoso, ya sea que el sujeto sea solo un violador de transito o un potencial sospechoso criminal.
Dios quiera, que aquellos que están puestos como “jefes de policías”, puedan estudiar este caso y aprender para “instruir” mejor, de tal forma que los policías se puedan PROTEGER EFICIENTEMENTE para no “seguir cayendo”.
Pero, ¿será que el resto del pueblo logrará “despertar” y darse cuenta de lo que realmente se está viviendo en Honduras? ¿Sera que algún día los ALCALDES DE CIUDADES lograran entender, que los ciudadanos de cada ciudad necesitan unificarse, y formar una especie como lo que se conoce en ingles como (neighborhood watch) que significa “Vigilancia de la vecindad”.
En contexto:
El programa “Vigilancia de la vecindad” se trata de informes de actividades sospechosas, incluyendo la detención de posibles individuos, que ya se tengan pruebas de que son potenciales criminales o sospechosos a punto de efectuar crímenes en contra de la sociedad.
La detención serviría para recolectar fotografías y huellas digitales, lo cual, estos datos irían a un “banco de datos” para así facilitar la detención de existentes y futuros criminales. Por supuesto que para hacer todo ello, los alcaldes necesitarían el apoyo de las autoridades locales para encerar a los maleantes, (enemigos de la seguridad y tranquilidad de la sociedad).
A todo ello, el pueblo también necesita unirse y salir a las calles y manifestarse pacíficamente, yendo por ejemplo, frente a la casa de gobierno (casa presidencial) y así expresar un disconforme colectivo por inseguridad social.
Los ciudadanos Hondureños también necesitarían cabildear para pasar leyes “antipandillas”, que penalice toda “reunión infructuosa” de personas tatuadas en las calles de la ciudad.
El castigo:
Si el castigo no se sanciona como debe ser, todo esfuerzo seria en vano. El castigo más apropiado seria, que los internos (todo preso) deberá “trabajar la tierra”, para devengar los “fondos necesarios” para su alimentación y lista de gastos del estado. ¿Acaso es justo que la sociedad Hondureña también tenga que mantener (alimenticiamente hablando) a toda esa a gentes que le han hecho daño?
En realidad el programa necesitaría todo el apoyo del estado, para así proveer los terrenos y un transporte seguro que movilice a los presos, desde las cárceles, a las zonas de trabajo.
Levántate Honduras y has algo por tus futuras generaciones.
Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén para que lo “LABRARA” (no estaba en la cárcel y aun tenía el deber de trabajar esa parte de la tierra), y lo guardase. (Génesis 2.15)
Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que TRABAJANDO SOSEGADAMENTE, COMAN SU PROPIO PAN. (2 Tesalonicenses 3.10-12)
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Dionisio M.
Que le apliquen todo el peso de la ley a ese delincuente que dejo sin padre , esposo e hijo a una familia
Hay una terrible perdida de los valores morales y espirituales en Honduras, la vida de las personas no vale nada, matar a un ser humano en mi pais resulta hasta «barato». Desgraciadamente esto es consecuencia de la corrupcion que ha imperado por tantas decadas, el dinero con el que se debio dar educacion y valores espirituales a la poblacion hondurena se lo robaron en la decada de los 70’s; ahora, esos hondurenos que debieron haber sido educados y formados hace un cuarto de siglo ya crecieron y estan formando familias disfuncionales o simplemente engendrando hijos privados de valores de todo tipo, mientras los descendientes de los corruptos ahora son millonarios y viven en el primer mundo o son aspirantes a politicos insensibles. No veo como se pueda enderezar una sociedad a la que se le ha amputado elementos indispensables para un sano desarrollo…solo nos queda preservar a las iglesias en las que se inculcan valores y se predica el Evangelio de Jesus para que siga habiendo una LUZ EN LAS TINIEBLAS.
La verdad que impacta ese vídeo, y como dice en su relato ver que las personas se hacían a un lado como si era pelea de dos animales…aparte de eso hasta pareciera que el de la moto de enfrente hubiera estado confabulado porque ni se inmuto del disparo de lo que estaba sucediendo a sus espaldas….Justicia estamos pidiendo…. Dios toma control!!…