Publicado por Pepe Carbonell Batiste
Cuando escuchas un sermón en la iglesia… ¿Has probado alguna vez a contar por separado las veces que el predicador dice las palabras «yo» y «Cristo»?…Te dará una idea bastante aproximada de como es su cercanía con Dios.
Si nombra más veces la palabra «yo», entonces está enfocado en sí mismo, y por lo tanto, su mensaje será más bien anímico y circunstancial. (Es decir, transmitido desde su alma = mente, voluntad y emociones) Aún así, en la inmensa misericordia de Dios, el mensaje es «generado» por El mismo, es decir; Dios es la fuente del mensaje, aunque el sermón lo haya preparado el agente transmisor, el hombre, quien a su vez es también el receptor de dicho mensaje.
En cambio, si nombra más veces la palabra «Cristo», entonces su mensaje seguramente será por lo tanto bíblicamente cristocéntrico, y su teología estará centrada en una vida separada del egocentrismo propio y natural, y por lo tanto desvinculado de su propio «yo» y de sí mismo y consecuentemente su predicación será mucho más cercana a Dios y notablemente espiritual, ya sea una predicación didáctica, pastoral, o kerigmática.
Es por este motivo por el cual en ocasiones escuchamos predicaciones con mucho conocimiento y trasfondo bíblico, pero que son incapaces de conmover el alma y por ende, el espíritu no han llegado a ser impactados con la suficiente fuerza como para tomar un cambio drástico de dirección (arrepentimiento) de aquel pecador que escucha con atención, pero que no es convencido ni conmovido. Pues la predicación no se basa en la elocuencia, sino en el poder de Dios, que es capaz de transformar.


Aleluya…. Amén…