Ángel Bea
Hace algunos días, tomé el libro titulado “40 días con Dietrich Bonhoeffer” que estaba encima de la mesa de mi hijo David, y abriéndolo al azar leí en la página 95 lo siguiente:
“Toda imagen humana idealizada que se introduzca en la comunidad cristiana impide la auténtica comunión, y debe ser aniquilada para que la comunidad pueda vivir verdaderamente. Quien ama su sueño de comunidad cristiana más que a la comunidad cristiana real se convierte en destructor de esa comunidad, por más sinceras, serias y abnegadas que sean sus intenciones personales…
Quien sueña con una comunidad ideal pretende que sea realizada por Dios, por los demás y por él mismo. Entra a formar parte de la comunidad de cristianos con sus pretensiones, establece su propia ley, y juzga según esta ley a los hermanos y a Dios mismo.”
Es interesante lo que dijo Bonhoffer y desde luego, tiene dos lecturas, una buena y otra no tan buena. En relación con la primera, puedo traer a la memoria algunos casos en los cuales fue así como dice el mencionado autor. Por la década de los años sesenta del siglo pasado, en un gran sector del pueblo evangélico de muchos países, muchos creyentes hartos de la sequedad que vivían en sus iglesias y denominaciones, descubrieron en la Biblia lo que llamaron el discipulado. Lógicamente, ese énfasis trajo mucho de bueno a sus iglesias mientras que lo vivieron de manera natural, con gozo y agradecimiento al Señor, pero sin la pretensión de imponerlo a los demás. No fue así en otros casos, en los cuales las relaciones entre los miembros de muchas comunidades se rompieron, debido a esa actitud que señala Bonhoeffer de parte de los “renovados”
El problema se agravó en muchas comunidades, cuando al sistema del discipulado se le añadió un concepto de autoridad no bíblico, que aunque ayudaba a mantener cohesionado el grupo por un tiempo, causó mucho daño a sus componentes. Dicho concepto de autoridad permitía a los líderes de aquellos grupos mantener el control de sus miembros por medio de abuso de autoridad aun en muchas cosas las cuales no eran de su incumbencia. Los que no se “sujetaban” al líder eran tachados de “rebeldes” y “carnales”. Con el tiempo ese concepto de autoridad espiritual puesto en práctica dañó a mucha gente que se retiraron para no querer saber nada de “ningún grupo establecido”.
Luego, se fue un paso más allá. Fue cuando se “descubrió” que en el libro de los Hechos de los Apóstoles que los cristianos de ese tiempo “vivían en comunidad”. Así era como lo vieron ellos. Así que muchos decidieron que el ser verdaderamente discípulos de Cristo, contemplaba el vivir los creyentes en comunidad. Muchos compraron fincas y otros, casas grandes; lo importante era ser capaces de “renunciar a lo suyo propio” y compartirlo con los demás. Por los años setenta, hubo algunos intentos en algunas partes del campo evangélico que asumieron esa forma de vida. Entre ellos también los hubo que miraban de reojo a aquellos que no seguían tal “ejemplo apostólico”. Pasado el tiempo, nada quedó de aquello; todo se difuminó y tal y como vino, se fue. Pero que nadie se engañe; los resultados de estos “enfoques” y prácticas “espirituales” casi siempre dejan mucho desengaño, frustración y dolor en muchos de los que participaron en ellos.
Por mencionar un caso más (¡de tantos y tantos!) hubo un tiempo que algunos vinieron con la idea de implantar lo que habían leído de los escritos de Witnes Lee, oriundo de la China, que salió después de la llegada del comunismo y se afincó en los EEUU de América. Muchos siguieron su concepto sobre “la Iglesia Local”. Esa idea consistía en que había que rechazar todo nombre denominacional y solo aceptar el concepto bíblico de iglesia: una iglesia en una ciudad. Así que a partir de ahí había que rechazar a los grupos denominacionales buscando la unidad de todos. La idea era “bonita” y suele “enganchar” a muchos que no comprenden el tema denominacional dentro de su contexto histórico. Pero como suele pasar siempre con los “alumbrados”, la actitud que tienen así como los métodos usados, son tan nefastos que el bien que persiguen se convierte en mal: división de iglesias, familias, amistades rotas, etc., con el consecuente mal testimonio. Pasado un tiempo (estas cosas/“modas” no suelen durar mucho) de aquella “gloria” descubierta e ilusión en la nueva visión eclesial, lo que suele quedar es resentimiento, amargura, desengaño y frustración en unos, y tristeza y pena en la mayoría. No aprendemos de la historia.
Podríamos seguir con muchos ejemplos, pero baste estos cuantos. Dietrich Bohoeffer tenía razón en lo que dijo y ciertamente, cuando se descubre un espíritu así, con el deseo de imponer su visión e imponerse sobre los demás, alegando una visión «más bíblica” que estaría dentro de un “mover nuevo del Espíritu”, lo mejor es que “debe ser aniquilada para que la comunidad pueda vivir verdaderamente”. Suena fuerte, pero es así.
Sin embargo la frase de Bonheffer tiene otra lectura y podría usarse para enmascarar la condición enferma (¡de toda enfermedad!) de una comunidad que se resiste a toda renovación espiritual que traería un cambio sanador, tan necesario como urgente. Entonces, sería tarea de los líderes de las comunidades, estar más atentos a las indicaciones del Espíritu Santo, con la finalidad de que ningún intento de renovación de la comunidad cristiana por parte del Señor, sea frustrado. Por tanto se hace necesario ser humildes ante la dirección del Señor y sea que la renovación venga de una parte o de otra, que sea bien recibida por todos.
Pero también hemos de entender que no se puede llamar renovación a lo que no lo es y aquella que pudiera venir de parte de Dios, nunca debería imponerse por la fuerza ni llevar a aquellos que son protagonistas de ella a juzgar a sus hermanos, romper con ellos y/o promover divisiones. Todo lo cual sería contrario a la intención de Dios cuando trae una verdadera renovación espiritual a su pueblo. Lo que hagan los que se oponen a toda renovación espiritual, por medios carnales y motivados por intereses espurios, deberíamos dejarlo al juicio del Señor. Quiero decir que cualquier cosa negativa que ocurra en torno a una renovación espiritual dada, que la protagonicen aquellos que no la desean y se oponen a ella; no aquellos que son objeto de la misma y la han abrazado.
Un saludo


Hola hermanos, estoy de acuerdo con muchas cosas de este buen articulo, pero me surge una duda e inquietud con respecto a este tema:
«Pero también hemos de entender que no se puede llamar renovación a lo que no lo es y aquella que pudiera venir de parte de Dios, nunca debería imponerse por la fuerza ni llevar a aquellos que son protagonistas de ella a juzgar a sus hermanos, romper con ellos y/o promover divisiones. Todo lo cual sería contrario a la intención de Dios cuando trae una verdadera renovación espiritual a su pueblo.»
Al analizar la reforma protestante, que entre ellos protagonizó Lutero, no deberiamos entonces rechazarla «cosa que yo no hago», al romper con los católicos, si eran sus supuestos hermanos, a romper con ellos y promover divisiones» y de igual manera, no pasó lo mismo con la iglesia metodista de John Wesley?
De verdad que no entiendo bien este punto hermanos.
Un abrazo y bendiciones.
es porque iglesia SOLO SON aquellas personas nacidas de nuevo ,lo que es carne CARNE ES y quien no es guiado por el Espíritu santo …no puede ser renovado , puede ser convertido previo arrepentimiento , no había nada que renovar en un gobierno imperial bajo un cargo pagano » sumo pontífice «,por tanto lo que ocurre con Lutero es expresado en términos socio´-filosóficos de renovación institucional y de ritos religiosos …cosa que a Dios letiene sin cuidado.
PERO……. LA PALABRA DE DIOS …llama a arrepentimiento y conversión para pasar de muerte a vida , a quien esta muerto solo se le puede cambiar el ataúd o la mortaja …y seguirá muerto …el muerto no puede ser renovado ,porque está muerto… en delitos y pecados . y le cambien el peinado o el traje sigue muerto …eso es lo que ocurre con Roma.
LO QUE PUEDE SER RENOVADO ES PORQUE YA HA CREIDO Y ESTÁ VIVO , EN ESE CASO AL RECIBIR DOCTRINA MEDIANTE EL DESCUBRIMIENTO DE LAS ESCRITURAS Y EL NUEVO PACTO …se renueva su fe y su conocimirento y pasión por Cristo en una relación mas estrecha , pero como institución e imperio ….es imposible renovar a un imperio pagano dirigido por un emperador -sacerdote que intermedia como vicario entre los dos mundos , es blasfemia y magia negra , y esas cosas no se pueden renovar mas que por su propio espíritu , que no es el de Dios …sino el del anti-cristo .
Sin embargo ….sí pueden arrepentirse …y renunciar a la nigromancia de hablar con los muertos y perdonar pecados de muertos y al poder imperial terrenal .y al tráfico y comercio con los poderosos de la tierra ..para sufrir persecución con la iglesia nacida de nuevo …eso no es renovarse…
….. es convertirse .
… convertirse es bíblico .
RENOVARSE …ES RENOVAR VESTUARIO …..joyas …Y PERFUMES…
lo externo se renueva …lo interno y eterno o vive o está muerto , no hay mas ….