Mario  E. Fumero

Muchos analistas y expertos en la materia consideran que el desfalco del seguro social es uno de los actos más crueles que han ocurrido dentro de todos los fenómenos de  corrupción acontecido en Honduras.

Como consecuencia del robo descarado de los fondos de la Seguridad Social, muchas personas han fallecido, debido a la falta de asistencia medicina, medicamentos, tratamientos, y atención de emergencia, lo que convierte este hecho en un genocidio por causas económicas.

Es absurdo que los asegurados, a la hora de buscar asistencia o reclamar sus pensiones, se vean sin nada después debe abonar por muchos años una cuota al fondo de la Seguridad Social, pero más absurdo es que los directivos de esta institución del Estado puedan haber robado tanto de forma tan descarada y haber hecho el latrocinio millonario de los fondos de la institución, sin que nadie en el gobierno anterior se diera cuenta de ello. Este hecho insólito de  corrupción ha llevado al pueblo a la indignación, y de paso, algunos políticos de la oposición se han aprovechan de la situación para arremeter con todas sus fuerzas contra el gobierno actual y crear un caos.  Todos sabemos que algunos de ellos en el pasado también fueron corruptos, pero están libres.

No cabe duda que es responsabilidad del Estado, y principalmente de los tribunales de Justicia, llegar al fondo del saqueo el Instituto Hondureño de la Seguridad Social, y llevar a la cárcel a todos aquellos que en contubernio con las autoridades del seguro, ejecutaron el desfalco, porque actos como estos no deben quedar en la impunidad.

Tristemente en el pasado han ocurrido otros muchos actos abusivos de malversación de fondos. Tenemos en el caso del pasaportazo, el gasolinazo, el carretillaso, el caso de Hondutel y una larga lista que empañan nuestra nación desde hace más de veinte años. Todos estos actos de corrupción dentro del Estado han quedado en el olvido y no hay nadie preso por ello.

Es necesario que el gobierno tome en serio la investigación, no sólo del caso del Seguro Social, sino de todo los anteriores, y se empiece a hacer justicia. El día en que veamos a los peces gordos ir a las cárceles por defraudar al Estado, podremos confiar en que en Honduras la corrupción se está combatiendo, y se acabó la impunidad para los que tienen el poder político o económico. En la medida en que los gobernantes sean transparentes, y le apoyen organismos serios y responsables del ámbito internacional en una supervisión a fondo, se le devolverá al pueblo la confianza de que en realidad estamos luchando para extirpar el cáncer de la corrupción, que por décadas nos ha  asumido en la mayor pobreza.

Creo que el pueblo hondureño ha aprendido a resolver los problemas sin violencia, pues la marcha de las antorchas es una forma pacífica de protestar. Espero que no vengan los agitadores a perturbar las protestas pacíficas, como ocurrió en el pasado.

Existe el peligro que frente a unos reclamos justos, se infiltren personas injustas que traten de provocar inestabilidad y violencia, para de esta forma fabricar mártires y culpar al gobierno como un violador de los derechos humanos. El gobierno, por su lado, tiene que mantener la calma, y no reprimir las protestas, siempre y cuando las mismas se ejecutan como se han hecho hasta ahora. Además debe avalarse los reclamos del pueblo, para buscar la forma de satisfacer sus demandas, y  poder llevar el problema actual al deseo popular, que es procesar a los culpables de desfalco en del seguro  y establecer la verdad de lo que se hizo con esos fondos millonarios. Que Dios nos de coherencia y sabiduría para no permitir que un reclamó justo se vuelva en una lucha política que divida mas a los hondureños.

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