Mario E. Fumero
Cuando se acercan fiestas especiales, como por ejemplo las Navidades, los bancos y negocios nos tientan para seducirnos a consumir, ofreciéndonos créditos y ofertas tentadoras mediante el uso de un crédito aparentemente fácil, por medio del cual nos ofrecen reducir aparentemente las tasas de interés para llevarnos al consumismo.
Los negocios, por su parte, nos presentan ofertas con mensajes subliminales y tentadores, como por ejemplo; compre en diciembre, y no pague hasta el año que viene, el cual es en enero. Muchas veces te dicen que el interés es muy bajo, pero con letra chiquita, en la parte de abajo, te exponen que solo será bajo el interés los primeros meses, pero después, una vez enganchado, te lo aumentarán.
Nuestro mundo se ha forjado a base de engaños y mentiras, y estas se ven no solo en los políticos, sino también en las ofertas de ventas y de crédito. Nos llevan a forjar una vida ficticia, despertando la ambición para caer en el crédito y préstamos, sin medir las consecuencias que esto nos puede acarrear a largo plazo.
Una de las economías que está al borde de la quiebra debido a las tarjetas de crédito es la norteamericana. El 98% de la deuda renovable está compuesta por deudas de tarjeta de crédito. La deuda de tarjeta de crédito en USA equivale a un promedio por hogar de $6,600. Esta cifra incluye personas que no tienen tarjetas de crédito, ya que la mayoría de la población vive más allá de sus posibilidades de pago. No hay que ser especialista y economista para entender que tus gustos y tus caprichos te llevan, por un lado a una crisis, y por lo otro lado, a una quiebra que nos puede conducir al fracaso, desesperación y depresión.
La Biblia nos enseña que debemos estar contento con lo que tenemos, dice Pablo « Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Filipenses 4:12. El querer ir más allá de nuestras posibilidades nos lleva a la codicia que trae angustia. La codicia a su vez nos lleva a la desesperación y termina llevándonos a la ruina. Mi consejo en estas Navidades, o en cualquier otra celebración, es que no gaste más de lo que puede pagar, y evita por todos los medios caer en la trampa del crédito fácil.
El apóstol Pablo nos da un consejo sabio que nos puede evitar de muchos problemas, tanto económicos como emocionales, Él escribió en que no debamos a nadie nada,(Romanos 13:8). También le aconsejo a su hijo espiritual Timoteo que no cayera en la codicia ni en el amor al dinero. Cuidado, no caigas en la trampa de comprar hoy, para no dormir mañana y termines empeñando tus bienes para poder cumplir con tus acreedor.
Todo aquel que se endeuda, quiera o no aceptarlo, se vuelve esclavo de las deudas, y como precio de sus malas decisiones, tendrá que confrontar grandes conflictos, que no solamente le pueden afectar a él, sino también a toda su familia.
¿Quieres ser feliz y dormir tranquilo? Confórmate de vivir con lo que tiene, no ambiciones mas de lo que puedes, y no caiga en la trampa de endeudarte para complacer un capricho que lo puede llevar a la desesperación y angustia. Debemos aprender a usar las tarjetas de crédito con sabiduría, porque ellas nos pueden hacer esclavos, si no usamos bien la inteligencia.
mariofumero@hotmail.com


Muy buen artículo. Personalmente, no uso tarjetas de crédito, me las han ofrecido muchas veces, pero nunca las he aceptado. Si necesito algo y tengo dinero, lo compro, si no, me espero a tener el dinero. Y me ha funcionado muy bien. Bendiciones!
Muchas gracias por el articulo,DIOS los bendiga.
yo apenas aprendo tenia 5 tarjetas y ya he entregado tres ..fue muy » doloroso » tener que pagar todo el monto de una pero si me he sentido mejor cuando comprendi que es mejor no deber nada a nadie y ser libre para dar on liberalidad ….a veces el Señor nos deja llevarnos a un susto para comprender mejor su palabra pero yo siempre espero aprender por cabeza ajena y tratar de obedecer su palabra para despues no pasar penas y dejar el testimonio en veremos