Mario E. Fumero
Actualmente vivimos en un mundo tan tecnológico, que cada vez nos sentimos atados a las tecnologías que hoy llamamos “inteligencia artificial”. Los estudiantes encuentran con las pequeñas calculadoras científicas la facilidad de hacer todas las operaciones rápidamente y sin error. Existen calculadoras del tamaño de un reloj, lo que les facilita al universitario realizar tareas que antes requerían mucho tiempo y raciocinio.
Los televisores se vuelven cada vez más inteligentes. Los sistemas de cables están adoptando metodologías mediante la cual podemos hablar al mando para que ejecute los cambios que ordenamos. No sólo ya no tenemos que levántanos, basta que digamos lo que deseamos ver para que inmediatamente el televisor inteligente busquen lo ordenado.
¿Y qué decir de los celulares?, se han vuelto tan inteligente que ya las personas no tienen que hacer ningún esfuerzo para realizar una llamada, buscar una información o consultarle al aparato cualquier cosa que nos venga a la mente. Muchos de ellos tienen el “SIRI”, el cual dialoga con las personas, interactuando en cualquier orden o petición que le demos. ¿Y qué podemos decir de los automóviles? Pronto saldrá una generación de vehículos que no tendremos que conducirlos, solo decirle a dónde queremos ir, y nos llevara con toda seguridad. Las tabletas y los ordenadores en combinación con los celulares nos recuerdan a qué hora tenemos que levantarnos, que agenda tenemos hoy, que día vivimos, como está el tiempo y el fin, todo lo necesario para que no lleguemos tarde al trabajo, o para que no olvidemos ninguna de nuestras actividades diarias.
Cierta vez su campesino caminaba por las calles de Nueva York y quedó asustado, pensando que todo el mundo estaba loco, porque iban hablando sólo por las calles. Lo que el pobre hombre no sabía era que mediante un dispositivo puesto en el oído y con un cable, podían hablar por teléfono con las personas a través del celular, el cual lo tenían metido dentro del bolsillo.
Y cuando hablamos de salud, hay una serie de aparatos semejante a relojes, que puestos en las muñeca, controlan lo que caminamos, la escalera que subimos, las horas que dormimos, las veces que lo despertamos, y la frecuencia cardíaca. Pronto llegaremos a una clínica y en vez de ver a un médico humano, estaremos hablaremos con un robot al cual le diremos todo los síntomas y le pondremos las tarjetas con clave digital que contiene los resultados de los exámenes que nos hicimos, y el nos dará diagnóstico y el tratamiento a seguir.
En cuanto a la escritura, ya no tenemos que esforzarnos en escribir un artículo, porque le podremos dictar a nuestra tableta, celular o computadora lo que queramos, y ella podrá registrar en letras lo que decimos, sin cometer casi errores de ortografía, que la mayoría de la gente tiene en estos tiempos. No nos gusta leer, ahora compramos libros digitales, y con unos auriculares nos relatarán el libro. Ya no tenemos que hacer esfuerzos por realizar ciertos trámites bancario, llevar nuestras contabilidad, o resolver algún problema, todo esto se puede hacer en pocos minutos desde una computadora, y sin tener que realizar ningún esfuerzo físico o mental.
¿Hacia dónde nos lleva todo este adelanto científico producto de una inteligencia artificial que anula nuestra capacidad de pensar y razonar? Los estudiantes de hoy no dominan la matemática con la mente, sino con las calculadoras. No saben escribir, ni corregir la ortografía, porque las máquinas hacen el trabajo por ello. Cada vez pensamos menos porque dejamos que los equipos electrónicos piensen y actúen por nosotros. Me parece ver a un joven diciéndole a un programa de computadora en internet: ” necesito que me hagas un informe sobre Alejandro Magno” y el equipo inteligente hará todo el trabajo, sin que el estudiante tenga que investigar nada. Todo esto nos va a llevar a la incapacidad de razonar y de pensar por nosotros mismos, de forma tal, que cuando los equipos fallen, nuestras mentes quedarán bloqueadas, apareciendo un “síndrome de deficiencia intelectual” que nos causara serios problemas.
Y para concluir; ¿Qué ocurre cuando vamos a un banco o a realizar una gestión en el gobierno y el sistema informático falla? Simplemente no se puede hacer nada. De la misma manera darán nuestras mentes cuando dependamos tanto de la inteligencia artificial que reduciremos nuestra propia inteligencia a dimensiones sumamente dañinas. El peligro está la vista.
mariofumero@hotmail.com
http://www.contralaapostasia.com