Mario E. Fumero
«Sus sacerdotes (PASTORES) violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo (EL MUNDO) y limpio (SANTO); y de mis días de reposo apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos«. Ezequiel 22:2
Este es el reclamó de Dios a los líderes de Israel. la referencia entre comilla es para adaptar el texto a la realidad actual. ¿Cómo violaron la ley sus líderes? Imitando los modelos de los paganos, yendo a la idolatría. Hoy los pastores han hecho a Mammón[1] (riqueza) su dios, y con tal de engordar la iglesia, introducen en los cultos todas las costumbres del mundo, dándole un toque de cristianismo Y mercantilizando la Palabra. Solo cambian el nombre de las costumbres del mundo, pero introducen lo inmundo sutilmente, y se vuelven malos obreros que se lustran y enriquecen a costa de una ovejas que se convierten en borrego (Jeremías 5:28), las cuales teniendo la Biblia para juzgar, lo creen todo y permiten el fuego extraño en el altar de Dios.
¿Cómo combatir la contaminación espiritual en la Iglesia? Simple y llanamente, juzgando a los lideres dentro de los parámetros establecidos en la Palabra. Juzguemos sus vidas, que son los hechos, y veamos sus frutos, que es el trabajo, y observemos su sencillez, que evidencia la humildad. Hay tres simple preguntas que revelan si nuestros pastores están contaminando el santuario (la Iglesia).
1- ¿Enseñan la Palabra, sin incluir revelaciones propias y dentro del contexto bíblico?. 2- Su vida ¿es coherente con su mensaje?. 3- ¿Son accesibles al rebaño y huele a oveja?. Con estas tres respuesta sabremos si están profanando lo santo, y si actúan de acuerdo a los principios bíblicos.
[1] – Palabra aramea. Lucas 16.11, Mateo 6:24.

