Mario E. Fumero
Entre las muchas virtudes que tenemos que forjar para poder alcanzar una vida victoriosa, quizás la más importante es la paciencia. ¿Qué es la paciencia? La paciencia es una actitud o cualidad que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades, para conseguir o esperar algo difícil. Según la tradición filosófica, podría ser definida como «la constancia valerosa que se opone al mal, y a pesar de lo que sufra el ser humano, no se deja dominar por él»,. Dicha palabra etimológicamente procede del latín «pati», que significa sufrir. De hecho el participio «patiens» se introdujo al castellano como paciente (en los hospitales) que se refiere a «el que sufre». Por lo tanto, la paciencia produce sufrimiento y se alimenta de la esperanza.
Lo contrario de paciencia es «impaciencia», que indica la desesperación por tratar de lograr algo, y al no obtenerlo, me desanimo, desistiendo de ello. La paciencia es una virtud que nos lleva a la victoria en aquello que deseamos, esperamos y confiamos. La paciencia se nutra de la fe y la esperanza, dos virtudes que la fortalecen. El aprender a esperar en Dios es un principio básico para lograr que la fe obre, porque no todo lo que queremos va a ser en el momento que quiero, pues Dios requiere de sus hijos paciencia.
Si yo le preguntara quien es el personaje bíblico que le tomó mucho tiempo aprender la paciencia ¿A quien señalarían? Indudablemente a Moisés, que fue el maestro de la paciencia. En un próximo articulo hablemos el porqué y el como Dios le enseño a Moisés la paciencia, al punto que llego a tener más paciencia que el mismo Dios. CONTINUARA