Mario E. Fumero
Colosences 3:9 «No mintáis los unos á los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos«
A lo largo de mi ministerio he visto como evangelistas y pastores exageran los números para afirmar cosas que no son ciertas, muchas veces con el ánimo de exaltarse.
Recuerdo que en una ocasión se celebró una campaña en Jaén, España, y después el evangelista, o sus asistentes, informaron que se habían convertido 800 personas, pero en realidad, los que pasaron al frente eran los mismos cristianos en busca de sanidad, y no se encontró ningún convertido en ninguna de las iglesias de la zona.
Recientemente un informe de un movimiento llamado «UNA NACION, UN DÍA» difundió que como consecuencia de su evento en Hondura en el 2016, se había reducido la tasa de delincuencia y muerte, algo completamente falso, ya que después del evento, la violencia y el control de las maras en ciertos barrios siguió latente, y sí se ha reducido la delincuencia en los últimos meses, pero ha sido debido a la actitud del gobierno al deportar a los capos del narcotráfico, sin embargo el índice de actos delictivos sigue igual, pero con menos muerte y mas extorsión.
Informar, exagerar o decir cosas que no son ciertos, es mentira, y tal acción no cabe, ni debe ser aceptable dentro de la iglesia del Señor, porque la mentira y la exageración son pecados que producen engaño.
Algunas iglesias, para figurar como «grandes», exageran las cifras de sus miembros, y cuentan hasta los descarriados y muertos, como hacen los políticos, y algunos gobiernos en las elecciones, pero hay que ser cabales, no es cristiano el hace estas cosas, sino el que vive la realidad de Cristo, sin mentira y engaño (1 Pedro 2:1).

