Mario E. Fumero
1 Corintios_15:55 «¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿dónde, oh sepulcro, tu victoria?«
La ciencia ha determinado que la materia nunca se acaba, sino que se transforma. Y la biblia nos enseña que la muerte es una etapa en que pasamos de una dimensión a otra, por lo cual el apóstol Pablo expresar a través de una pregunta: ¿dónde está oh muerte, tu aguijón? la simpleza de la mismas, dando a entender que en realidad la muerte es una ilusión, porque al fin y al cabo, cuando el hombre exterior se muere, el interior se renueva y pasa a una segunda dimensión (2 Corintios 2:16) . Es ahí donde aparece la dos opciones bíblica, el cielo o el infierno. La muerte no es el fin, sino el principio de la verdadera vida eterna. Sin embargo, dentro del cristianismo algunos han interpretado la muerte como algo funesto y terrible, es por ello que cuando un ser querido muere, la familia se viste de negro, hacen luto, y lloran, porque el amor es egoísta y a veces la fe no genera esperanza.
¿Por qué la mayoría de los cristianos le tiene miedo la muerte? Sí la Biblia nos enseña que el morir es ganancia (Filipense 1:21), ¿por qué todo el mundo le hulla la muerte? Es ahí en donde encontramos una contradicción entre la esperanza de la eternidad, y el temor a la muerte. Mientras los islámicos adora la muerte y hasta la buscan, que los cristianos le huyen a la muerte y le temen.
No debemos desear la muerte, porqué en realidad amamos la vida. ¿qué ocurriría si amarramos tanto la muerte que desprecia la moda vida? Dios ha puesto en nosotros el deseo de amar la vida terrenal a través de los seres queridos, y está en nosotros el no desear la muerte, pero hay un peligro, el tener miedo a la muerte porque, aunque confesamos creer en la resurrección, dudamos de ella y es ahí cuando nace el temor a la muerte. El otro punto de vista es que estamos tan apegado a las cosas materiales, que no queremos despojarlos de ella.
El cristiano no debe desear la muerte, pero la debe esperar con gallardía, teniendo conciencia que la misma es una transición de una dimensión material a una dimensión celestial. Hoy hablamos un cuerpo terrenal, pero con la muerte seremos revestido de un cuerpo espiritual, y ésta es la esperanza que debemos cultivar (1 Corintios 15:44).

