Mario E.  Fumero

1 Juan 2:15  “No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él”.

Definimos que es “efecto CUMULATIVO” en el artículo anterior. Son cambios lentos e imperceptibles que alteran las verdades y el entorno. Un ejemplo sería comprar una casa y la visita ve que todo está hermoso, pero cómo vivimos dentro ella no nos damos cuenta que en 10 años las paredes perdieron su brillo, crecieron rajaduras, y muchas partes de la casa se deterioraron, pero al volver la visita nota el cambio que hubo el estructura, pues tenía presente la primera impresión.

Lo mismo ocurre cuando visitó tú familia, y veo a tu niño de dos años, y al cabo de 7 años regreso, y al ver a tu niño, no lo reconozco, porque los cambios lentos no son percibidos por el que lo vive dentro, sino por el que estando afuera regresa y los ve.

Cuando somos cristianos de hace 20 0 40 años, y contemplamos los cultos y mensajes modernos, descubrimos un deterioro tremendo, no solamente en el quehacer de la iglesia, sin no la forma en que se manipula la Biblia. Hay que diferenciar en adaptarnos a los avances tecnológicos en comparación a ser absorbidos por las modas y costumbres del mundo. Renovarnos en la metodología de evangelización usando los recursos tecnológicos es aceptable, pero absorber las influencias, costumbres y técnicas atractivas del mundo es inaceptable, porque la Biblia enseña que la amistad con el mundo, es enemistad para con Dios, y no debemos amar las cosas del mundo, refiriéndose específicamente a las costumbres carnales de la vida lujuriosa de los hijos de las tinieblas.

Para poder entender que este puesto necesitamos definir algunas terminología es y enseñanzas bíblicas, como por ejemplo: Luz y tinieblas, ancho y estrecho, reino de Dios y Reino de Satanás, santo o impío, justo o injusto, amigo de Dios o amigo del mundo, creyente o profano, inmundo o puro.