Mario E. Fumero
Juan 8:34 “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado”.
Es una realidad innegable que es más fácil hacer lo malo, que lo bueno. Por naturaleza, siempre estamos inclinado al mal, y esto se debe a que traemos en nosotros una herencia pecaminosa que nos hace esclavos del pecado, y por ende, atados a Satanás, el cual incluso nos conoce, y manipula nuestros deseos carnales convirtiéndose en el príncipe de este siglo(Juan 14:30).
Se hace patente en nosotros el dominio del mal cuando el apóstol San Pablo afirmó; “qué si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí” (Romano 7:20), lo cual evidencia la vulnerabilidad nuestra de naturaleza para hacerlo malo sin querer, lo cual es mucho más difícil que la obediencia a Dios, porque para obedecer a Dios, tenemos que negarnos a nosotros mismo.
Es por ello que para ser cristiano tenemos que aceptar una lucha continua y fuerte con los deseos de la carne, porque el vivir rectamente es costoso y difícil, máxime en un mundo dominado por el mal. Esa lucha es semejante a tener que subir una cuesta, sin embargo, el descender al pecado es fácil, porque para bajar no se requiere mucho esfuerzo.
Es por ello que mucho oye la Palabra, pero no la pueden atesorar, porque al están bajo el dominio del diablo, requieren hacer un gran esfuerzo para poder liberarse de sus ataduras porque dicha Palabra cayo entre espinos y se ahogó (Mateo 13:22). Es por eso que Jesús afirma que somos esclavos del pecado, y esa esclavitud sólo se puede romper con un sometimiento total y absoluto a la soberanía de Dios, porque si el hijos os libertare, seremos verdaderamente libres (Juan 8:36).


Muy lindas me ayudan mucho estas bellas palabras que yeban concluimiento con la palabra de jeova Dios