“No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor. Antes bien, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta. No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.» Ro.12:19-21.
Quienes son verdaderamente tus enemigos?
Porque para darles de comer o beber, no deben estar muy lejos tuyo. Capaz el enemigo es un familiar, un vecino, un compañero de trabajo, alguien dentro de tu comunidad…
Por qué es tu enemigo? Es enemigo porque piensa diferente? Seguramente te tiene celos, envidia, guarda recuerdos negativos, posee otras creencias, es un religioso. Fíjate si puedes ver que tú también habrás aportado algo para que guarde esas basuras dentro de su corazón. Una cosa es que él sea tu enemigo pero otra distinta es que tú seas enemigo de él. Piensa que Jesús también tenía enemigos y muchos y cuáles fueron sus actitudes hacia ellos?
Me sorprende cuando esta enseñanza específicamente afecta el área de nuestras conductas, de nuestras actitudes. Presta atención, dice: “dejen el castigo en las manos de Dios.” Solamente manteniendo una sólida confianza en Dios vamos a creerle cuando dice: “Mía es la venganza”. Entonces podremos vivir sin vengarnos y no practicar el ojo por ojo que es lo primero que nos brota.
Aquí hay un pequeño secreto: no le des de comer ni de beber si no tiene ni hambre ni sed. Espera en el Señor que ÉL seguramente acomodará todas las cosas, porque nuestro Padre nos ama muchísimo y prometió que siempre nos cuidará, nos protegerá. Nosotros solamente dediquémonos a confiar ciegamente en su cuidado que ésa es nuestra mejor herramienta secreta para vivir en paz para con todos. O no te lo prometió?
No es de casualidad que la oración del Padrenuestro dice: “líbranos del mal” pero ese pedido debes hacérselo a nuestro Padre que desde el cielo nos escucha e instruye, y hoy te agrega: “No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.»
La promesa es de Dios, la actitud es tuya. Que se noten tus creencias



Es un reto para un buen cristiano. Hay que pagar bien por mal y te haces un genuino cristiano. Deja la venganza para Dios, que el señor es implacable. Te invito a que nos acerquemos a Dios, por la puerta angosta. Cumplamos la ley de Dios. No manejemos el doble discurso que es común entre los que nos rodean. Saludos amigos. Gonzalo Noriega.