Mario E. Fumero
Mateo_7:15 «Y guardaos de los falsos profetas, que vienen á vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos rapaces«.
En el Nuevo Testamento se habla mucho del surgimiento de falsos profetas dentro de la iglesia en los últimos tiempos, algo que actualmente se ha convertido en un serio problema dentro de las iglesias evangélicas, porque hasta se dan seminarios para ser profetas, y éstos falsos profetas de hoy día, no vienen para frenar el pecado, sino para chantajear a la gente, y manipularlas con falsas profecías, cayendo en su error muchos incautos creyentes.
La Biblia enseña que debemos juzgar a los profetas, y cuando traen palabras contrarias a las proclamadas por Dios, deben ser rechazados radicalmente (Deuteronomio 13:1-5) e incluso, en el Antiguo Testamento eran sentenciados a muerte. Si en el día de hoy tuviéramos que aplicar este mandato, habría una masacre de personas, que desde los púlpitos, predican mentira, engañando al pueblo, pero gracias a Dios estamos en la dispensación de la gracia, y está, todo lo soporta.
Debemos diferenciar en el Nuevo Testamento, lo que es el ministerio de profeta, que es aquel que denuncia el pecado y proclama la sana doctrina según ocurrió en su origen en el Antiguo Testamento, y la profecía como don, que es uno de los nueve dones del Espíritu, y el cual se manifiesta en el culto como una advertencia en relación a algo relacionado al acontecer puntual de una persona o lugar (1 Corintio 12:10), pero las mismas deben de ser juzgada (1 Corintio 14:29) porque le Biblia enseña que hay que juzgar los espíritus (1 Juan 4:1).

