Mario E. Fumero
Hechos 14:23 “Y habiéndoles constituido ancianos en cada una de las iglesias, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en el cual habían creído”.
La democracia es el principio mediante el cual un grupo de personas se gobiernan de acuerdo a las decisiones de la mayoría. En el Antiguo Testamento existía la teocracia, o sea, Dios gobernaba a través de los reyes, por medio de sus leyes, pero tristemente fracaso porque los reyes rompían las leyes y se olvidaban el mandato divino, llevando al pueblo a la corrupción, por lo cual la teocracia fue un fracaso.
A través de los años, y en el nacimiento de la iglesia, se adoptó un pluralismo de gobierno que existió en la época de Moisés. Un consejo de anciano, presidido por un líder gobernaba el pueblo. Sin embargo la historia del cristianismo muestra que este pluralismo de anciano se convirtió en una jerarquía eclesiástica, y apareció el papado, surgiendo el gobierno clerical.
Como consecuencia del abuso jerárquico en la estructura clerical, muchas iglesias optaron por he llamado sistema congregacional, el cual se fundamentaba en una democracia participativa, en donde la asamblea (IGLESIA) tiene el poder para decidir la forma de gobierno local que más le convenga.
Amparando en la democracia, nacen los demás sistema de gobiernos. No cabe duda que parece ser el mejor, pero sin embargo tiene una debilidad, cuando los que deciden quienes serán sus líderes carecen de madurez y espiritualidad, la decisión que pueden tomar les puede genera división porque pueden elegir hombres ambiciosos, y cuando esto ocurre dentro de una democracia, sea religiosa, social o política, la misma se corrompe, y las consecuencias son impredecibles, y fácilmente puede aparecer la dictadura, que vestida de democracia, maneje el destino de toda una comunidad, por lo cual, la democracia en manos de hombres corruptos, es un peligro para poder convivir en paz y en armonía.

