Hector Maradiaga. Pastor en Miami
Debido a que lo que hacemos involucra la obra de Dios y que hay que hacerla bien hecha.
Debido a que nuestro trabajo es con personas de distintas personalidades y carácter.
Debido a que muchos de los que servimos tenemos nuestra propia familia que atender.
Debido a que estamos bajo autoridad y que tenemos que dar cuentas.
Debido a que hay momentos donde tenemos que apurarnos.
Debido a que somos de carne y hueso y nos cansamos, nos desanimamos y hasta descuidamos nuestra salud física y espiritual.
DEBEMOS APRENDER A CUIDARNOS NOSOTROS MISMOS
Al restaurar la salud de otros, curando sus heridas, atender las necesidades que implica servir al Señor, no significa que podemos descuidarnos de nosotros mismos y descuidar incluso la propia salud.
PENSAMIENTO: No se descuide él que ayuda a sus vecinos, y no caiga él que levanta a los demás.
Ministrar a las necesidades de los demás y manejar la presión que produce tal ministerio ha sido y
será siendo un factor mayor en la vida de cada servidor. Los pastores, ancianos, diáconos y demás servidores tenemos la responsabilidad de cuidarnos emocional, física y espiritualmente.
La experiencia me dice que muchos al ir mas allá desproporcionadamente y abandonando su salud y su familia, terminan “reventados” sin querer saber nada de la obra y en el peor de los casos hasta se alejan del Señor.
La creencia que el pastor debe dar el ejemplo y estar en “todas” las actividades de la iglesia, que debe estar disponible las 24 horas, causa problemas personales y crea una dependencia que a la larga es más perjudicial para él mismo y para la iglesia. La tensión que esto causa al pastor y a su familia puede traer consecuencias negativas y de mal testimonio entre la comunidad..
LO QUE ME LLEVA A TRABAJAR BAJO PRESIÓN
Una agenda apretada debido a un plan de trabajo mal diseñado
Un jefe exigente
Colaboradores desanimados
Pretender ser mejor de lo que soy. Ser demasiado perfeccionista
Problemas familiares y económicos
La soledad y el aislamiento, también, causan tensiones en el ministerio.
No estar claro de que todo o que hacemos es para el Señor
SOLUCIONES DEBERES:
Buscar más al Señor
Cuidarnos a nosotros mismos y a los que trabajan cerca de nosotros.
Comunicación adecuada con mi autoridad inmediata. Una relación mas que de trabajo
Buscar consejo y recibir críticas
No cargarnos con muchas actividades.
Planificar adecuadamente para no correr. A veces hay que correr, pero no todo el tiempo
Escribir las ideas. Mantenga siempre cerca algo en qué anotar.
Saber delegar. No dar por sentado nada
Aprovecha las mejores horas del día
Organizar vacaciones familiares y ocasionales con los mismos que hacemos la obra de Dios. Estas pueden ser a practicar algún deporte, la playa, un concierto, etc.
Aprender a delegar funciones.
NO HACERLO PUEDE:
Llevarnos a explotar y perder los estribos.
Hacernos creer que la obra sin nosotros no va funcionar
Ocasionarnos problemas con nuestra familia
Eventualmente a renunciar y “tirar la toalla”
SI PENSAMOS QUE NADA DE ESTO NOS AFECTA: Si no se resuelven o se atienden estas situaciones pueden manifestarse de diferentes maneras.
Patrones adictivos con el trabajo, la Comida, el sexo, e incluso hasta sedantes.
Conflicto en el matrimonio
Depresión y cólera
Ansiedad y miedo
Rigidez y legalismo
Respeto bajo de sí mismo
Actitud defensiva y resistencia a la crítica
Rencor y resentimiento
Altivez excesiva
Comportamiento dominante y dictatorial
Declinación de la salud física
QUÉ HACER COMO IGLESIA
Cuidarnos y cubrirnos los unos a los otros
No permitirnos sobrecargarnos con muchas responsabilidades
Organizar reuniones de convivio con los servidores y sus familias
Exigir el descanso de todos los que sirven
Velar porque participen de “La mejor parte” El culto a Dios
La edad de los servidores es importante considerar. No todos son como David, Timoteo o Samuel; Ni como Moisés o Caleb.
También la iglesia debe considerar además de la edad, su estado familiar. ¿Es casado (a)? ¿Tiene hijos? ¿Cómo está su salud física y mental? No se les puede pedir a todos por igual.
EJEMPLOS A CONSIDERAR:
EN LOS DEPORTES
Soccer: Manejar los tiempos. (Como no pueden salir y entrar SE DEBE jugar por un lado y luego por el otro), Baloncesto (entran y salen) Futbol Americano (dejar descansar a los corredores). De lo contrario se “funden” Hasta los automóviles necesitan cambio de aceite cada tres mil millas.
Los grandes equipos tienen dos equipos, por las muchas competencias.
Cuando estamos involucrados en varios ministerios tenemos que tener cuidado de no sobrepasarnos.
POR ULTIMO:
APRENDER A SERVIR AL SEÑOR CON ALEGRIA. SALMOS 100
Parece que la alegría es el eslabón perdido en la vida de los que servimos.
Darse a sí mismo para el beneficio de los demás por puro gozo es una rareza hoy en día. La alegría era una característica entre los servidores en el nuevo testamento. Veamos en las Escrituras:
“Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.” (Juan 16:24).
“Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.” (Hechos 13:52).
“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13).
“siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros” (Filipenses 1:04).
Si así es, entonces, ¿Cuál es el secreto para mantener la alegría en su liderazgo?
Pruebe estos cuatro sencillos consejos:
1. Dar más de lo que recibe. No permita que una actitud de “y qué hay para mí” invada su pensamiento. ¿Se considera una persona que agrega valor a los demás? Entonces dé más de lo que reciba.
2. Mantenga su corazón caliente. Cuando su corazón está caliente, hay muy poco espacio para el orgullo, la envidia, los celos y otros asesinos de la alegría. ¡Que el fuego del Espíritu Santo arda dentro de vosotros!
3. Enfoque mejor. Los líderes más frustrados por lo general son los que tratan muchas cosas a la vez. Si no lo ha oído antes, se lo diré ahora: Usted no puede ser todo para todas las personas. Céntrese en lo que realmente es importante y esencial y delegue todas las demás tareas. Usted disfrutará de su trabajo mucho más.
4. Regale alegría. La alegría es como un búmeran, cuando se la regala siempre viene de vuelta. Dé toda la alegría que pueda y su copa pronto se desbordará.
Elogie los logros de sus compañeros de equipo.
Sea rápido para ofrecer una sonrisa y una palabra amable.
Conviértase en una persona que hace que otros se sientan bien consigo mismos, y van a regresar el favor.
Cuando un líder no disfruta de su papel, toda la organización trabaja bajo una nube. Su bienestar emocional es fundamental para el éxito de su ministerio. Vuelva a colocar el eslabón perdido de su liderazgo y reconquiste la alegría.
CONCLUCIONES:
De ninguna manera deben considerarse completas estas recomendaciones; sin embargo,
sí son fundamentales para proporcionar efectividad consistente en la vida familiar y ministerial. Al cuidarse a sí mismo y a su familia, puede modelar la vida abundante de la cual Jesús habló en Juan 10:10: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
Espero que consideren estos consejos y no descuiden sus propias necesidades para que no limiten su habilidad para servir, dirigir, enseñar, y ministrar a los hijos de Dios.