Deivis Serrano
Posiblemente siempre hemos escuchado «¡No juzgue, porque eso le pertenece a Dios!». Por otra parte, otros para que sus malas conductas no sean reprendidas, igualmente, alegan tal cosa. Y para sostener dicha defensa se toman del Evangelio de Mateo 7:1-5:
“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ! Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
En consideración a la porción bíblica citada estamos en el deber de realizarnos tres preguntas observacionales al texto. 1) ¿Qué se entiende por Juzgar desde un plano Bíblico?
1) ¿Qué se entiende por Juzgar desde un plano Bíblico?
Juzgar depende de la perspectiva de análisis desde que se aborde. Sea en lo jurídico, en lo filosófico, bíblico, entre otros. Pero sin ir a tantas explicaciones, la idea que trasmite el texto bíblico es diferenciar entre lo bueno y lo malo o separación de lo correcto y lo incorrecto.
2) ¿A quién Jesús dirige tal reprensión? Al público general, podían encontrarse judíos y gentiles (aunque más judíos) desde los más indoctos a los más doctos.
3) ¿Qué reprende Jesús? La hipocresía. Si, la hipocresía de los que se encontraba presentes en el momento de su sermón. Está hipocresía se traduce en: querer sacar la paja del ojo del hermano mientras que el otro, quien juzga, tiene una viga en su ojo. Jesús no reprende la naturaleza misma de juzgar. Es notorio bajo un análisis inductivo que el Señor no reprende el hecho en sí mismo de juzgar. Reprende el juzgar inadecuadamente: sin criterio, sin moral… Pues después dice “¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”(rojita añadida, v.5) En otras palabras “luego que te saques la viga que está en tu ojo entonces si podrás sacar la paja que está en el ojo de tu hermano” (paráfrasis). El Señor no reprende la motivación de querer sacar la paja del ojo del otro. Jesús reprende es que queramos sacar la paja del que está más próximo a nosotros, cuando nosotros tenemos un tronco en nuestra vista. Los que serán juzgados con el mismo juicio que juzgaron, serán aquellos que juzgan conductas en otros que en ellos hay.
Por otra parte, Corintios 6:1-5: : «¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia? Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos?».
También 1 Corintios 2:15 “…el que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie”.
En consecuencia a estos dos últimos bíblicos citados, se puede constatar que: Los santos han de JUZGAR (separación entre lo bueno y lo malo) al mundo y los ángeles. Estos textos bíblicos antes citados nos afirma el hecho que se puede juzgar. ¿Pero quién puede hacerlo? ¿Todos? En ninguna manera. Desde una perspectiva bíblica quienes pueden juzgar son:
- a) Los que tienen la completa autoridad y testimonio para juzgar asuntos que se desarrolle dentro del seno de la Iglesia.
- b) Quienes tienen la sabiduría de Dios.
- c) Quienes son espirituales (frutos del Espíritu). 1 Co 2:15, leer.
- d) Quienes pueden juzgar todo pero no son juzgados por lo que están juzgando. 1 Co 2:15. Desde el sentido común juzgar y condenar es lo mismo, es decir, sinónimo. Mas en el significado de las palabras (la semántica) no lo es. Mientras que juzgar es diferenciar entre lo bueno y la malo o rechazar lo malo y aprobar lo bueno, condenar es aplicar una pena. En este sentido, condenar si solo le pertenece a Dios.
Mientras que juzgar, el sano y santo ministro de Dios está en el deber de hacerlo cuando es necesario. Cierro con estas palabras: No juzgar el error es aceptarlo, aprobarlo y promoverlo.


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