Mario E. Fumero
Sobre la pandemia del Covid-19 se tejen muchas teorías, afirmaciones y realidades contradictorias y confusas, y es por ello por lo que tenemos que aprender a distinguir y saber la diferencia entre lo que es cierto de lo que es incierto.
No cabe duda de que este virus, como el de la gripe común, se contagia fácilmente por medio de la respiración y el aire, y también es cierto que aquellas personas que tienen un PH bajo y condiciones preexistentes, son más propensa a sufrir graves estragos, y posiblemente la muerte. También es cierto que el uso de la mascarilla y el mantener la distancia social, así como el aseo de las manos, puede evitar su difusión y contagio.
También es cierto que, desde hace años, ha habido una conspiración mundial que lucha por reducir la población mundial, y detener la natalidad para frenar una posible crisis alimentaria, ya que ven en peligro la subsistencia de nuestro planeta.
También es cierto que la prolongación de la vida en los seres humanos ha aumentado el envejecimiento, y en algunos países esto ha creado insolvencia, debido a que al disminuir los jóvenes, que son la fuerza productiva, y aumentar los ancianos y los pensionados, al alargársele la vida, se crea una crisis financiera de insolvente que llevan a los gobiernos a un déficit fiscal que pone en peligro su estabilidad futura, lo cual crea las condiciones a una quiebra financiara del Estado y su rápida solución es la muerte de las fuerzas no productivas.
También es cierto que la vacuna fabricada por varios laboratorios se laboró de forma precipitada, sin suficiente estudio, y siguiendo nuevas técnicas diferentes a todas las vacunas existente anteriormente. Todas las vacunas anteriores eran elaboradas mediante la manipulación del virus que original que causaba la enfermedad. Pero la vacuna del Covid-19 no sigue esta técnica, por lo cual cabe el riesgo de que, al diseñarse una vacuna sin seguir las reglas anteriores, y se use técnicas de la manipulación del genoma humano, a largo plazo pueda causar serios problemas en las personas inmunizadas.
También es cierto que el control de la pandemia anula muchos derechos individuales, y sin darnos cuenta, hemos caído en la dictadura del coronavirus, la cual controla nuestros derechos y libertades para evitar el contagio y la mortandad. Todo esto es evidente, y esta presente en los análisis de los expertos. También es cierto que los laboratorios médicos necesitan estimular enfermedades para poder hacer negocio, y algunos de ellos son capaces de crear enfermedades para poder vender medicamentos.
Sin embargo, son inciertas algunas otras teorías que se tejen por ahí, sobre su origen y propósito final, y quizás sea incierto que exista un cerebro detrás de esta pandemia, y más aun, que sea el fin de la humanidad, aunque hay algunos que se benefician de ella.
Hay muchas cosas que no entendemos en la forma en que se ha enfrentado este flagelo, pero no podemos negar que algunos gobiernos están usando la bioseguridad para manipular a las masas hacia una dictara de estado. También debemos considerar el hecho de que este problema sea magnificado, y a algunos viven temerosos del virus, lo cual indudablemente debilita su sistema inmunológico, y los medios nos alimentan el temor en vez de promover la educación.
Hay una verdad que ye se hace presente, y lo cual crea un peligro mayor que el virus en sí, y este es la posibilidad de que en el mundo aparezca una hambruna terrible, como consecuencia del estancamiento de la economía y la falta de producción, debido a un fenómeno peor que el virus, el cual radica en el daño producido por el cambio climático que nos sume en terribles tragedias naturales. Así que no vivamos con temor, pero si con precaución, porque vienen tiempos difíciles.