EL JUZGAR A LOS DEMÁS

Mario E. Fumero

            A nadie le gusta que le juzguen públicamente, sin embargo, cuando se es un hombre o mujer público, no podemos evadir el juicio de la gente en torno a su comportamiento social, igual los lideres religiosos, que son figuras públicas. Es necesario respetar la vida privada de un personaje público, pero no debemos evitar emitir juicios evaluativos sobre sus actuaciones relacionadas con su trabajo, sea líder religioso, político o magistrado.

            El Señor Jesús se auto evaluó a sí mismo en cuanto a su conducta pública. En una ocasión llamó a sus discípulos y les hizo dos preguntas: “¿Qué piensa la gente de mí?” Y después de obtener la respuesta, les formulo la segunda pregunta: “¿Y vosotros, quienes decís que soy?” (Mateo 16:13-16). Si el divino maestro considero lo que la gente pensaba de él en su vida pública, y aun más, sé auto evaluó con sus seguidores ¿Quiénes somos nosotros para rechazar el juicio público?. Quien no quiera ser juzgado públicamente, que no busque una posición de privilegio o responsabilidad, porque el que esta arriba, debe ser evaluado en sus acciones por los que están abajo.

            Existe una verdad bíblica que no debemos obviar, y es aquella que proclama que “por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16), lo que establece el derecho de juzgar las cosas según sean los hechos. Considerando lo expuesto, no es pecado, ni tampoco una violación a la intimidad  juzgar a nuestros líderes en sus acciones públicas cuando estos ocupan puesto de eminencia. Como pastor religioso de una iglesia, cada año hacemos una encuesta (o plebiscito) en la congregación en donde se les pide a los feligreses que me evalúen la conducta de sus líderes preguntándole ¿qué piensan de nuestro trabajo y conducta? Entonces se les pone los nombres de los que formamos el gobierno local de la iglesia y un parámetro del 1 al 10 para ser evaluado. Así obtenemos la respuesta de ¿qué piensa la gente de sus pastores? Si vivimos de espalda a nuestro testimonio público, podemos caer en muchos problemas y males, sobre todo, en lo que podríamos llamar, “el abuso de autoridad”.

            Juzgar la conducta de los que gobiernan es un deber. Si ellos (los políticos) saben que el pueblo le juzga, se cuidaran de no cometer abusos o excesos, como aumentarse los sueldo de forma desmedida mientras se le niega a los simples empleados ese derecho. Se ha visto el derroche de recursos, el uso de los bienes comunes para el beneficio propio, el manejar las arcas públicas sin considerar la necesidad de la población o feligresía, y una larga lista de etcétera.

            Cuando un gobierno termina su periodo, el pueblo tiene derecho a juzgar la conducta de sus líderes y es por ello que debe haber una entrega de cuenta a un ente no gubernamental.

            En el área del poder judicial ( o los magistrados) la cosa se vuelve más delicada. Tanto los organismos internacionales, como la comisión anticorrupción, han catalogado a ésta como uno de los organismos públicos del Estado con jueces corruptos, no todos, a grado tal, que ha transcendido hechos que evidencian la corrupción dentro del organismo judicial beneficia principalmente a la hora de juzgar, a los corruptos de cuello blanco que queda absueltos.

Del Congreso abría mucho que decir, porque han cometido grandes errores, y se han dedicados algunos a buscar más lo suyo propio, y no lo que es del pueblo.

            Todos los que ostenten cargos públicos, incluso los líderes religiosos, deben  aceptar la opinión del pueblo, y preguntarse de vez en cuando: ¿Qué piensa la gente de mí?. Si hiciéramos esto, podríamos evitar muchos escándalos y reorientar nuestras actuaciones, de acuerdo a los parámetros para lo cual fuimos puestos en un lugar de eminencia. Si te juzgas a ti mismo, podrás evitar que otros te juzguen después.  Si alguno rechaza las críticas constructivas, es porque la soberbia lo ha segado. Si aprendemos de los errores de otros, podremos evitar repetirlos nosotros, aunque dicen por ahí que el único animal que mete las extremidades dos veces es el hombre, porque teniendo la historia delante, siempre se repiten los mismos errores del pasado.

mariofumero@hotmail.com

http://www.contralaapostasia.com

Acerca de unidoscontralaapostasia

Este es un espacio para compartir temas relacionados con la apostasia en la cual la Iglesia del Señor esta cayendo estrepitosamente y queremos que los interesados en unirse a este esfuerzo lo manifiesten y asi poder intercambiar por medio de esa pagina temas relación con las tendencias apostatas existentes en nuestro mundo cristiano.
Esta entrada fue publicada en Juzgar, Mario Fumero. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.