Mario E. Fumero
Cuando viene la época electoral, la gran mayoría de los candidatos se dedican a elaborar sus promesas de campaña, y claro está, mejor son sus promesas y propuestas que las críticas y los señalamientos. Sin embargo, hay algo que tenemos que razonar y analizar, porque través de los años hemos comprobado que casi todos los políticos prometen cosas que de antemano saben que no van a poder cumplir, y si somos inteligentes y usamos la lógica, descubriremos que muchas de sus ofertas son utópica e imposible de realizar.
He escuchado por los medios de comunicación las propuestas de algunos candidatos. Unas tienes tres puntos, otros diez y algunos hasta treinta puntos de ofertas políticas si llegan al poder. Unos afirman que van abolir leyes, establecer una constituyente, hasta eliminar en tres meses la corrupción existente y modificar las normas sociales. Tristemente la ignorancia de la gente los lleva a creer que todo lo prometido lo van a cumplir, pero por más buena que sean sus propuestas políticas, hay cosas que, aunque sean buenas y lógicas, no se podrán cambiar fácilmente, y mucho menos en un periodo presidencial porque el político no tiene una varita mágica para transformar la sociedad como por arte de magia, máxime cuando los poderes están divididos y funcionan democráticamente.
En el aspecto económico toda propuesta está sujeta a la deuda externa del país, y como Hondura está sumamente endeudada, la disponibilidad de tener los recursos económicos para cumplir muchas metas en salud y educación son imposible, a menos que se establezcan más impuesto, se endeude más la nación o se acabe de tajo la corrupción, pero todo esto es muy difícil. Muchas mejoras económicas que proponen los candidatos tendrán que esperar largo tiempo, porque para ejecutar ciertos proyectos se necesita un dinero qué no está en las arcas del Estado, sino en los bolsillos de los corruptos, y eliminare la corrupción endémica es una tarea casi imposible en un periodo electoral.
En cuanto a la promesa de algunos candidatos de abolir ciertas leyes, debemos de entender que eso no dependen del presidente, sino del congreso, y si los poderes están separados, por más cambio que quiera hacer un presidente, dependerá del conceso de la mayoría del congreso. Reconozco que hay leyes y convenios leoninos que se deben abolir, pero no es tarea fácil en un sistema democrático.
Respecto a lo moral quizás el poder ejecutivo puede influenciar para introducir algunos cambios de índole liberal para apoyar la agende del género, pero cualquier cambio que se haga en este campo tendrá que contar con el beneplácito de la mayoría del pueblo, y hay propuestas tan absurdas en lo moral dentro de algunos candidatos. qué si el pueblo cristiano lo piensa bien, posiblemente no emitirán su voto a favor de los que proponen principios que van contra la moral cristiana.
Es fácil prometer, pero hay que preguntarse si tienen la posibilidad de cumplir lo que prometen, porque si no lo hacen quedarán como mentirosos, sin embargo la técnica de la mentira dentro de la política es un arte muy difundido en todo el mundo, y si un candidato le hablara al pueblo la verdad de lo que puede y no puede hacer, creo que jamás sería electo, porque una de las cosas que la gente quiero son aquellos mensajes que le prometan bienestar y prosperidad para llevarlos a lo que denomino una fantasía política.
A la gente le gusta la mentira, porque nadie quiere enfrentar la cruda realidad existente a nivel mundial, ya que somos borregos dentro de un entramado político mundial.
¿Podrá algún candidato a la presidencia extirpar la corrupción de Honduras? ¿Podremos mejorar la economía sin producción y con endeudamiento? Muchas de las promesas políticas bien pudiéramos convertirse en una película a la cual le llamaríamos “misión imposible”
Unidos Contra la Apostasía 