Mario Fumero
En el idioma castellano hay muchas palabras que, aunque se pronuncian parecidamente, tienen significados diferentes, como por ejemplo tenemos la palabra “vaso” qué significa recipiente, y “baso” que proviene de una base, y “bazo” que es un órgano del cuerpo. También está la palara “rayo” que significa relámpago, y “rallo” que significa tachar, desmenuzar, rallar. Hay otra palabra con tres connotaciones diferentes y un mismo pronunciamiento como “sabia” de conocer y saber mucho, “savia” de sustancia de un árbol, y “sabía” pasado del verbo saber. También hay dos palabras parecidas en su pronunciación, pero diferente en su escritura, como “hierba” referente a las plantas, y “hierva” referente a hervir con fuego. Otro ejemplo es la palabra “herrar” que hace referencia a una herradura y el término “errar” que indica cometer un error. De igual forma hay una gran diferencia entre el término “VOTAR”, con una “v” corta qué se refiere a elegir o seleccionar algo, y “BOTAR” con una “b” grande que se refiere a tirar al piso o desechar algo que no sirve.
Durante el proceso electoral, usamos mucho el término “votar” con “V” corta, para indicar el derecho que los ciudadanos tienen para elegir a sus gobernantes, y aunque no cabe el uso de la “B” mayúscula en el ejercicio de esta función, indirectamente cuando votamos para elegir a los mejores candidatos en elecciones públicas, también estamos “botando” con “B” grande a los que no sirven, desechando a los que por su conducta y corrupción son basura.
Esta es la oportunidad que tenemos de usar bien la “V” de votar y también la “B” de botar y desechar. Es necesario botar al suelo o a la basura a los que no sirven. Cuando vamos a ejercer el sufragio, analicemos bien quiénes son los mejores y quiénes son los peores, y es ahí cuando tenemos que aprender a usar las dos palabras que, aunque son similares en su pronunciación, son muy diferentes en su sentido etimológico y de escritura. Esta es la oportunidad de desechar a todos aquellos que ya, estando en política, no ha actuado a favor del pueblo, y si fueron, alcalde o diputados, y no han legislado o cumplido sus promesas para favorecer a una mayoría necesitada, sino que fueron servidores para proteger a una minoría que tristemente se han enriquecido a costillas de una mayoría explotada, no los votemos, sino botémoslo.
Así que cuando vamos a votar en el sentido de elegir también estamos botando en el sentido de eliminar o desechar la escoria que dentro de la política son aquello que no sirven para nada. Es ahí la oportunidad de echar a la basura a los candidatos que por sus hechos son bien conocidos, y que se han prestado para el soborno, corrupción, robo y actos indeseables dentro de los puestos públicos.
Así que ejerzamos el derecho a votar y botar. Tenemos la oportunidad de que votemos o elijemos a los mejores hombres y mujeres que tienen la nación, y botemos y desechemos a todos aquellos que en su trayectoria han dejado más sabor de boca, y por sus hechos evidencian que no buscan servir al pueblo, sino servirse del pueblo para dar rienda suelta a sus ambiciones personales.
Usemos la inteligencia y tengamos presente estas dos palabras que, aunque parecen iguales, son diametralmente opuesta como son votemos o botemos.